Atletismo
Josué Canales cierra el Mundial con otro bronce en el 800
Mundial en Pista Cubierta
El catalán da la cara en una carrera rapidísima y consigue la tercera medalla para España
Fátima Diame se consagra y repite bronce mundial en longitud

Fue quinto en Apeldoorn, en el Europeo. Con 23 años y en su primera gran final. No era un mal puesto, pero a él se le quedó el cuerpo regular. Se 'pegó' demasiado con el holandés Ryan Clarke por ganar posiciones y acabó desfondado. Un palo.
Pero Josué Canales aprende rápido. Su invierno, tan mágico desde el inicio con ese récord nacional en Luxemburgo (1:44.65) merecía un buen final. Lo tuvo en Nankín, donde el español de origen hondureño se subió al tercer escalón del podio en el 800. Era la última oportunidad de medalla para España., que finaliza con tres bronces, uno más que hace un año en Glasgow. Repiten Peleteiro y Diame y se suma Canales.
Al atleta afincado en Cataluña le tocó una final rapidísima, lanzada desde el inicio por el gran favorito, el estadounidense Josh Hoey. El primer 200 se pasó en 24.60, con Canalés, bien aprendida la lección, agazapado en la quinta plaza y sin querer meter los codos a nadie. Hoey siguió en cabeza hasta el final, acompañado en su esprint infinito por su compatriota Brandon Miller, que arriesgó al querer pasar a la cabeza a falta de dos vueltas.
A partir de ahí, táctica, táctica y táctica. «Ha salido a la perfección. Tal y como lo tenía grabado en la cabeza». Tal y como le decía su entrenador, el exmaratoniano Carles Castillejo. Canales tuvo paciencia y empezó su remontada a falta de 300 metros. Primero se deshizo del ugandés Tom Dradriga, y ya en la última vuelta se lanzó a por la medalla. Miller pagó su osadía desfondándose en la recta final, mientras que Canales no solo resistió el ataque final del campeón europeo, el neerlandés Samuel Chapple, sino que estuvo cerca de dar caza al belga Elliot Crestan, que se llevó la plata por detrás del intratable Hoey.
«Soy tercero del mundo, joder. ¡Vamos!», grita Canales en la zona mixta. Con rabia. No puede ni quiere decir mucho más porque ya siente la pájara. «Tenía que dejar atrás las emociones. Luchar contra mis pensamientos intrusivos. No quería que me afectase el síndrome del impostor de pensar que no me merecía estar aquí».
Al bronce mundial le brotan de repente las lágrimas, le cuesta seguir. «En la última vuelta he visto que iban a 1:16 y que alguien tenía que petar. Me he ido a por la plata, dándolo todo. Ha petado uno y no he llegado a la plata, pero soy bronce mundial. Sentía que merecía esta medalla., supongo que como todos los que entrenan duro. Quiero quedarme, seguir dando alegrías al atletismo español. Lo voy a seguir haciendo. Esta medalla es para mi abuela. La amo con todo mi corazón».
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