El Barça encara La Liga despachando al Girona

La polémica de la tarde fue una falta en la línea del área sobre Fermín, que inicialmente Pulido Quintana pitó fuera, y cuando todos sospechábamos que el VAR podía indicarle que había sido dentro, la decisión final fue señalar una falta en ataque, por pisotón, de Fermín sobre Asprilla. El VAR vio inicialmente penalti, de no ser así no habría podido intervenir, y luego la falta de Fermín. La falta existió. En el microscopio, pero existió.

Lamine Yamal, el único jugador despierto del partido, continuó su recital particular con una brillante internada, llevándose un rebote, pero sin finura en el disparo. Bien otra vez el portero visitante. El Barcelona cocía a fuego lento a un rival que cada vez se defendía más cerca de su meta, cerrando a conciencia los espacios interiores. De ahí que a los de Flick les costara encontrar profundidad, el desequilibrio que vuelve peligrosas las jugadas. Otra memorable parada de Gazzaniga, felina, providencial, evitó el gol de cabeza de Lamine Yamal a la salida de un córner. Sucesión asfixiante de ataques locales, le duraba muy poco el balón al Girona, que se conformaba con sobrevivir y lo hacía en gran medida gracias a la sensacional actuación de su portero.

El Barça lo intentaba una y otra vez pero sin contundencia para terminar sus ataques. El Girona resistía con orden y dignidad pero daba la impresión de que se le iba a hacer muy larga la tarde. Tuvo una contra a la media hora que se fue deshilachando sola, como la mecha de un petardo antes de que llegue a explotar, y es todo lo que tuvo. Muy quejoso Flick, se nota que empieza a estar nervioso ante la cercanía de las notas de fin de curso. Es normal, tras el excelente trabajo que hasta ahora ha realizado. Míchel le pedía a Asprilla algo más en ataque: una mejor colocación, más por dentro, cuando Gazzaniga jugara en largo el balón. Casi inédito Arthur, sólo once intervenciones en la primera parte, lo que significaba que el Girona no acababa de proponer nada.

Lamine Yamal lo intentaba de cualquier manera y por todas partes, Fermín chutaba desde lejos sabiendo que a Gazzaniga le cuesta ir por los suelos, Koundé marcó pero en un fuera de juego que ni él protestó. Y justo antes del descanso, de rebote, marcó quien más lo merecía: Lamine Yamal, a la salida de una falta lateral. Sería excesivo decir que marcó de falta y de hecho se le atribuyó a Krejci en propia puerta. El Girona pareció despertar un poco y tuvo dos llegadas -por decir algo- pero sin ninguna gracia.

En la segunda parte los ataques continuaron pasando todos por Lamine Yamal, que el sábado acabó el Ramadán. El Girona intentaba hacer algo más y los accidentes también juegan y en el 52 Araujo entregó un muy mal balón a Lewandowski, que lo perdió y Danjuma empató el partido. El Barça no parecía lejos, sino más bien todo lo contrario, de volver a adelantarse, y Lamine Yamal continuó creando con gran clase y estilo prodigiosos ataques que sus compañeros, por poco, no podían concretar. El Girona llegaba más que en el primer tiempo, dejando eso sí más espacio al rival para pillarle desprevenido y destrozarle. Portu entró por Asprilla y en el 61 Lewandowski, gris hasta entonces, puso las cosas en su lugar de un acrobático remate.

El Girona no se rindió y llegaba con más peligro real y poniendo en apuros a la defensa contraria, Ferran y De Jong entraron por Gavi y Fermín. Stuani y Solís lo hicieron por Tsygankov y Arthur.

No parecía descabellado el empate, ni injusto por lo acreditado, pero Lewandowski sentenció la tarde con el tercero y Ferran marcó el cuarto. La Liga, a nueve pasos, que podrían ser ocho si el Barça gana al Madrid en mayo. Lamine Yamal no tuvo el premio del gol pese a un estratosférico disparo final literalmente a la escuadra.