Atletismo
Abel Jordán: «Puedo pasar las vallas con los ojos cerrados, literalmente»
El madrileño charla con ABC de un pasado de aprender a las malas, un presente brillante enfocado en este Europeo de Apeldoorn en el que hará doblete, 60 lisos y 60 vallas, y un futuro ambicioso para bar de 10 segundos en los 100
Cinco medallas olímpicas y tres récords mundiales: los estadounidenses llegan hasta el fondo

De lado a lado del pasillo, Abel Jordán (Madrid, 21 años) atiende a todo, foto aquí, preguntas allá, sin perder ni un segundo, a toda velocidad, como se ha hecho un nombre en el atletismo del presente y del futuro. Espigado, 1,91 de ... altura, un fideo, al menos de apariencia, responde más a un atleta de fondo que de corta distancia, pero es líder europeo del año en 60 metros lisos, y top 10 en 60 vallas. A la cita de Apeldoorn (6-9 de marzo) llega con la ambición de algo grande en ambas pruebas, pero sin el peso de la obligación.
-¿Cómo está, cómo llega al Europeo?
-Muy bien, muy bien, con muchas ganas. Es mi primer Europeo en una prueba individual, en categoría absoluta -en Roma 2024 fue al relevo- y doblo, lisos y vallas. Una mezcla explosiva que me hace querer salir a comerme el mundo.
-¿Bajar de diez segundos en los 100 (tiene un 10.18) es algo que sabe que tiene dentro?
-Creo que es un objetivo realista, pero muy muy complicado. No te diría, ah no, pues mañana puedo bajar de diez segundos, no. Yo este año, por ejemplo, no me veo bajando de diez segundos. Pero sí que a largo plazo... Maribel Pérez tiene diez años más que yo, y la ves batiendo récord tras récord de España. Me da esperanza de decir, oye, en un futuro puedo seguir mejorando. No tengo que batir todos los récords hoy, ni este año. Puedo batirlos poco a poco. Sí, es un objetivo realista, que va a requerir un montón de trabajo.
-¿Hacer las dos pruebas le ayuda o le perjudica?
-En campeonatos me merma un poco el cansancio, pero es un precio que estoy dispuesto a pagar. Creo que me beneficia mucho porque me ayuda a despejarme de una prueba y de otra, dependiendo de cuál me vaya peor. Me ayuda a seguir queriendo este deporte, y a seguir teniendo ganas de ir a entrenar y de disfrutarlo. Estar demasiado focalizado en algo te hace obsesionarte y hace que no des el cien por cien, porque psicológicamente no estás al cien por cien.
-¿Y tendrá que elegir en algún momento entre una y otra?
-El momento llegará cuando mi cuerpo me diga, 'oye mira, te estás pasando, ya es suficiente', y ahí ya, dependiendo de la situación, elegiré una u otra. Pero disfruto un montón las dos pruebas, y yo empecé en este deporte de niño porque me gustaba, lo disfrutaba, y no quiero perder esa parte del deporte. Si ahora mismo disfruto las dos, pues hago las dos. Te puedo decir que el cuatrocientos lo odio y por eso no lo hago.
-Habla de disfrutar, pero ¿le cuesta a veces levantarse para ir a entrenar?
- Sí, sí, lo lo contaba lo contaba con algunos medios después del Campeonato de España. El mes entero de enero fue un mes en el que no quería entrenar ningún día, porque no me encontraba bien conmigo mismo. No tenía las mejores sensaciones. Cambié de zapatillas, y eso hace que tenga mucha tensión en las piernas, y dije, tío, es que no veo luz al final del túnel. Mi entrenador me dijo: 'Confía en que por lo menos estás poniendo el trabajo'. Al final tus piernas, estés triste o estés feliz, el trabajo lo van a agradecer, porque tu estado emocional no depende de que tus entrenamientos sean mayores o menores, depende de lo que entrenes. Y yo iba y entrenaba, entrenaba, entrenaba. Estaba harto de ir a entrenar, pero entrenaba. Y eso ha sacado un resultado, porque cuando empezó febrero enganché una serie de buenos entrenos y dije 'Estoy en forma para comerme el mundo'. Y en el Campeonato de España creo que lo demostré: que estaba con ganas de ganar todo lo que se podía ganar.
-¿Cuánto tiempo está en el espejo para hacer exactamente el movimiento para pasar la valla o la salida?
-Son dos pruebas muy parecidas, sobre todo la primera parte, esa explosividad con la que sales. Pero el movimiento de la valla lo tienes muy mecanizado. Puedes tener un pequeño problema dándole a una, pero has pasado tantas vallas en tu vida que lo puedes hacer con los ojos cerrados, literalmente. Es tan automático, que cuando lo visualizas en casa, dices, ¿cómo es posible que yo pase una valla de un metro, me estire en el aire, luego me recoja? Lo intentas visualizar y te es imposible, pero luego vas de cara a una valla y te sale solo.
-¿Cómo le está yendo la experiencia americana?
-El primer año llegaba de romperme el isquio, y entré en rehabilitación nada más llegar. Fue muy duro, de adaptación, en el que todo es nuevo, la cultura, la comida, la dieta, los amigos, la diferencia horaria. A partir de las tres de la tarde no puedo hablar con nadie de España porque son las doce de la noche. Me encuentro solo. No fue mi mejor año. Un cambio muy grande que terminó siendo positivo. Todo lo que aprendí a base de golpes lo pude utilizar el segundo, que me fue mejor en marcas. Es una experiencia que recomiendo un montón. Allí vivo por y para el deporte, y todo gira alrededor del atletismo. Consigo manejar los estudios mucho mejor, la comida, los horarios en general, todo gira en torno al deporte, todo gira en torno al atletismo y es más factible que aquí en España.
-¿Tan necesaria es la fuerza para la velocidad?
-No soy el prototipo de velocista que ves por la tele; es parte del trabajo que me queda por hacer. Ser algo más ligero te ayuda a la velocidad porque pesas menos. Hasta hace un año y medio seguía creciendo, y todo lo que mi cuerpo hacía lo utilizaba en crecer. Ahora ya que he dejado de crecer, puedo ensancharme. En dos años he aumentado casi diez kilos. He cogido mucha masa muscular y yo creo que eso, en parte, me ha ayudado a ser tan veloz estos dos últimos años. Estoy intentando seguir el mismo camino, intentando poco a poco aumentar la masa muscular para ser más eficiente de cara a la velocidad y a las vallas, y a proyectar mejor.
-¿Le da tiempo a pensar en algo?
-En las vallas no. Bueno, te da tiempo a reaccionar a lo que está pasando. Por ejemplo, le das a una valla y dices, hala, tú, le acabo de dar a una valla, se me ha caído la cadera, levántate rápido que viene la siguiente. Pero no te da tiempo a escuchar lo que tienes alrededor, sí que a veces pues tienes pinceladas de ver a uno que te está pasando o a otro que estás dejando atrás, pero todo pasa muy rápido. En el 60 sí que te da más tiempo a sentir cómo está yendo la carrera y a ver un poco en qué posición estás. Pero igual, una vez que tú estás en el lanzado, de los treinta a los cien metros, tampoco hay mucho que puedas hacer. Es hacer lo que vienes haciendo en los entrenamientos, tu técnica, pasar las vallas como las vienes pasando, y no tienes mucha toma de decisiones que hacer. Es simplemente confiar en el entrenamiento que has hecho.
-Ha habido velocistas españoles, pero muy esporádicos. ¿Presiona esta atención que hay sobre usted?
-No te voy a decir que me enorgullece, pero sí me hace feliz. Tengo mucha gente detrás a la que hace feliz verme tener éxito. Es una motivación increíble añadida. No me pone presión. La única presión que me merezco es sobre mí mismo, y si no me quiero poner presión, pues no me la pongo. Me digo, confía en ti, has trabajado para esto.
-¿Qué hace de forma lenta?
-La vida en general. Soy muy tranquilo, me gusta tomar las cosas con calma. En la pista, corro muy rápido, pero todo lo demás voy relativamente lento. Quiero disfrutar todo, no quiero que la vida me pase volando.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete