Las gafas virtuales crean discordia en el Festival de Bayreuth
La nueva producción de 'Parsifal', que contará con la dirección de Heras-Casado, incluye gafas de realidad aumentada, pero solo hay 330 para casi dos mil espectadores
Pablo Heras-Casado: «Wagner es un milagro, fascina por igual al erudito y al aficionado»

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y la excanciller Angela Merkel asistirán a la inauguración del Festival de Bayreuth y serán agraciadas con sendas gafas de realidad virtual que les permitirán disfrutar del espectáculo de realidad aumentada diseñado ... por el estadounidense Jay Scheib, renombrado profesor del Massachusetts Institute of Technology. También les han sido asignadas gafas a sus maridos y en este caso acompañantes, Haiko Echter y Joachim Sauer.
Muchos forofos de Wagner ya están adelantando que rechazarán las gafas, unos por purismo y otras porque se trata de un complemento altamente incompatible con el tocado, la peluquería y el maquillaje. Ninguna de las dos citadas prominentes políticas alemanas es muy dada a los ungüentos faciales, por lo que no se espera que declinen el privilegio, aunque puede terminar siendo esto último lo que genere su negativa.
Sólo hay 330 gafas para los alrededor de dos mil asistentes al 'Parsifal' de Heras-Casado, por lo que recibir una de ellas constituye una verdadera prebenda. Y por muy elitista que sea Bayretuh, en Alemania siguen estando tal mal vistas las regalías como las novedades en la Colina Verde, como se conoce al privilegiado cerro al norte de la ciudad donde tiene lugar el certamen.
Público más joven
La iniciativa de Scheib, de añadir elementos virtuales destinados a complementar lo que sucede en el escenario, fue tomada tan poco en serio que sólo se presupuestó una compra reducida de unidades, sobrepasada ahora por la demanda del público, expectante ante el proyecto de realidad aumentada más grande hasta ahora sobre un escenario alemán. Desde el punto de vista de Ulrike Kolter, editora jefa de la revista de teatro 'Die Deutsche Bühne', «el proyecto encaja bien con la dirección que Katharina Wagner (actual directora del festival y bisnieta del gran compositor) ha estado impulsando durante algunos años para acercar la casa al presente y al futuro y también para abrirse a un público más joven«, como las óperas infantiles o 'Wagner para principiantes', que incluye entradas más baratas para menores de treinta.
Todo apunta a una reinvención del Festival, para disgusto de muchos wagnerianos establecidos con abono desde hace generaciones. El asunto tiene consecuencias en taquilla: una semana antes del inicio del festival, todavía había entradas disponibles para cada uno de los ciclos del Anillo, pero la dirección lo interpreta como dificultades de transición al nuevo modelo y argumenta que son cada día menos los que peregrinan a Bayreuth para rendir culto a Richard Wagner desde hace décadas y quieren seguir pagando anualmente cientos de euros por una entrada.
El hecho paradójico de que Bayreuth esté tratando de sacudirse su aura de exclusividad coincide con la oportunidad para abrirse a una nueva audiencia. Katharina Wagner, quien aún no está claro si quiere o debe seguir siendo directora del festival más allá de 2025, desea un público «más joven y más femenino», para asombro de los habituales. No está muy claro qué tienen que ver exactamente con esto las gafas de realidad aumentada, o el hecho de que, por primera vez en los últimos 25 años, el director alemán Christian Thielemann no esté presente en el certamen.
Tampoco está claro que pueda otearse en el horizonte un nuevo público corriendo en masa en dirección a Bayreuth. Sí se sabe, en cambio, que la asociación de mecenas de la Sociedad de Amigos de Bayreuth ha anunciado que ya no podrá pagar tanto por el espectáculo de ópera en el futuro. El Estado Libre de Baviera podrían hacerse cargo de parte de su financiación, pero exige a cambio garantías de excelencia artística.
El ministro de Arte de Baviera, Markus Blume habla cada día con menos diplomacia: «lo diré muy claro: debe haber cambios. Incluso un festival muy conocido tiene que mantenerse al día en algunas áreas si quiere tener éxito a largo plazo... Me puedo imaginar muy bien el festival en el futuro con Katharina Wagner a la cabeza artística, pero debe haber un entendimiento común de las estructuras sostenibles en la Colina Verde«. Visto con realidad aumentada, parece evidente que los lazos que hasta ahora unían a Bayreuth con el apellido Wagner y su mito se han desgastado sensiblemente.
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