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YouTube y Universal se alían para «proteger» a los artistas frente a la Inteligencia Artificial

El sello y la plataforma han publicado una lista de 'principios' de uso de esta tecnología que peca de excesiva ambigüedad

Inteligencia Artificial en la música: la revolución que lo cambiará todo... ¿para bien o para mal?

Nacho Serrano

El desenfreno creativo que ha desatado la Inteligencia Artificial en el mundo de la música ha provocado una gran suspicacia entre los creadores, los músicos, después de que docenas de canciones sintetizadas con este tecnología hayan acaparado titulares y, lo peor de todo, cuota de reproducciones en las plataformas de streaming. Los más llamativos son los que imitan la voz de cantantes famosos o la melodía y el ritmo de hits mundialmente conocidos, pero las consecuencias de su proliferación van mucho más allá y empiezan a generar movimientos en la industria discográfica.

El más importante hasta la fecha, o al menos así lo parece a priori, es la alianza anunciada esta semana por YouTube y Universal Music para «proteger» a los artistas, promover una regulación clara y transparente en este campo, y por último crear una 'incubadora' de ideas donde los artistas, compositores y productores más innovadores de la actualidad ayudarán a dar forma al enfoque de la IA generativa aplicada a la música de YouTube.

La plataforma de vídeos y la compañía discográfica han publicado una lista llamada 'Principios para la IA en la música' con tres puntos fundamentales, que a primera vista resultan demasiado ambiguos y de escasa trascendencia práctica. «La IA ya está aquí y la adoptaremos de manera responsable junto con nuestros socios de la industria musical», arranca el primer punto. «La IA generativa está abriendo la puerta a nuevas y ambiciosas formas de creatividad. Hemos decidido sumarla a nuestro largo historial de colaboración y adoptar de forma responsable una IA que avanza con rapidez. Nuestro objetivo es asociarnos para potenciar la creatividad de una forma que contribuya a nuestro objetivo compartido de una innovación responsable».

El segundo principio tampoco presenta nada especialmente novedoso ni concreto: «La IA marca el comienzo de una nueva era de expresión creativa, pero debe incluir protecciones adecuadas y abrir oportunidades para los socios musicales que decidan adoptarla. Continuaremos con nuestro sólido historial de protección del trabajo creativo de los artistas en YouTube. A lo largo de los años hemos realizado grandes inversiones en sistemas que ayudan a establecer un equilibrio entre los intereses de los titulares de los derechos de autor y los de la comunidad creativa de YouTube».

En el tercer punto, el documento anuncia la ampliación del sistema de seguridad de YouTube «para hacer frente a los retos de la IA», sin precisar mecanismos ni ejemplos, aludiendo a la promesa de que ya se están implementando. «Llevamos años invirtiendo en estas políticas y en equipos de confianza y seguridad cuya misión consiste en proteger a toda la comunidad de YouTube. Del mismo modo, estamos aplicando estas medidas de seguridad a los contenidos generados por IA». Asimismo, se reconoce que «los sistemas de IA generativa pueden amplificar problemas ya existentes, como el uso indebido de marcas y derechos de autor, la desinformación o el correo no deseado, entre otros», pero se asegura que «la IA también puede utilizarse para identificar este tipo de contenidos».

«No se entiende muy bien qué pretender hacer, es un documento abstracto y ambiguo. Parece más un programa electoral donde todo son buenas intenciones, sin explicar bien en qué consiste el proyecto», opina el abogado especializado en música Manuel López (del bufete Sympathy for the Lawyer), quien señala que más que la lista de principios en sí, lo que llama la atención es «que sea una sola compañía la que esté tomando posiciones en este tema, posiblemente para coger liderazgo en la definición de por dónde tiene que ir la regulación», con su consiguiente ventaja en futuras cuotas de poder en la toma de decisiones. En cuanto a la incubadora, López intuye que será «una especie de think-tank, una idea que me parece bien para contar con la opinión de los creadores», pero señala que «al ser de una sola compañía, quizá acabe primando la visión de sus propias problemáticas y preocupaciones particulares».

Una de las cuestiones más inquietantes de la IA aplicada a la creación musical es el control de los usos indebidos, ya que como señala López, crear una canción que imite a un artista en concreto «al estilo deep-fake» puede «perjudicar el desarrollo» de su carrera si su voz 'clonada' se utiliza en contenidos que no son de su agrado, «y ahora mismo no hay herramientas legales para luchar contra eso, por muy abusivo o flagrante que sea». Pero el asunto más espinoso es el de la correcta retribución de los creadores. Y no sólo en el caso de que se utilice su voz o sus composiciones para construir artificialmente nuevos hits, sino en el reparto de la tarta de los beneficios por parte de las plataformas de streaming.

«No hay que olvidar que los diez euros que pague un usuario premium no van a los artistas que escucha, sino que van al total de la recaudación de la plataforma, que luego reparte por cuotas de reproducción», explica el abogado. En ese contexto, «la proliferación de canciones creadas con IA puede diluir el mercado, y si para los músicos ya es difícil monetizar sus obras, con esto se les complica aún más. Como resultado, puede que cada vez escuchemos menos música creada por humanos».

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