Carín León: «La música con guitarras tiene hoy un 65% más de éxito por los algoritmos»
El cantante de Hermosillo, emblema del regional mexicano, el género que aspira a relevar al reguetón, publica 'Boca Chueca' y siente que se viene un nuevo renacimiento musical con la vuelta de los instrumentos
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En el suntuoso hotel Santo Mauro, Carín León ha reservado una salita para los medios. Es uno de los puntales del regional mexicano, uno de los géneros musicales más en boga, el que los demiurgos de las tendencias nos avisan desbancará al reguetón incluso ... , con Peso Pluma como otro ariete de una estilo que mezcla el folclore de México (¡con instrumentos y todo!) con sonidos sintéticos para uso y abuso en las verbenas. Pasado y futuro, pero sobre todo presente, León sacó este año el disco 'Boca Chueca Vol 1' a sus 31,5 millones de oyentes mensuales en Spotify (Rosalía tiene 34 millones, por ejemplo). Y en octubre avista un WiZink.
'Boca chueca' es una expresión mexicana para referirse a quien está «enojado, emberrinchado», y León, que tuerce la boca, se convirtió en meme tras una entrevista con Jimmy Fallon. «Me di cuenta de que cuanto más me digan 'boca chueca' más lo voy a hacer. Ese ojo público que te fuerza para que sigas haciendo lo que a ellos más les molesta. Literalmente, es lo que buscamos, incomodar al oyente para que abra el oído y acepte estos cambios que está teniendo nuestra música». Y antes nos recuerda justo eso, las críticas que sufrió por «no hacer musicalmente lo correcto», en un sentido comercial, para conseguir abrir los ojos a ese mercado ciego y revelarle nuevas maneras: «No estoy peleado con el sistema. Sencillamente trato de usarlo a mi favor y poder seguir viviendo de la música me gusta hacer y no de la que el mercado te esté pidiendo que tienes que hacer.»
Natural de Hermosillo, el sueño más grande de León era ser programador de videojuegos. Ándale. Tristemente, se ha quedado en simple megaestrella del pop mundial. Y el regional mexicano lo descubrió gracias a unos amigos. «Me empecé a juntar con ellos en la preparatoria y fue la manera de desahogar esa válvula creativa. Empiezo a cantar y hacemos un grupo, y conozco todo el regional mexicano, el trasfondo cultural y toda la historia. Y voy hasta las entrañas». Y hasta hoy, hasta contar con dos Grammy Latinos y ser un emblema del género.
En España, hay que recordar, lo conocimos por su colaboración en 'El Madrileño', de C. Tangana, entre esa pléyade de invitados estelares como Andrés Calamaro, Toquinho o Jorge Drexler. Y, como a Pucho, también le va la marcha, pues canta: «Desde morro me gustó el desmadre, así soy, no lo niego». ¿Ve la fiesta como un lugar creativo? «Es un arma de doble filo. Si vas al infierno, te puedes quemar. Saber llevarla bien, entrar, salir... No es algo que recomiende. Pero te mentiría si dijera que las fiestas no me han dado todo el arte. Las borracheras y las decepciones son las que me han dado todo literalmente junto con la música. Siempre hay que estar conectado con aquello que dolió. Mucha de nuestra música, sobre todo la música mexicana, nace en esa borrachera, nace en la bohemia. C. Tangana y yo creo que tenemos mucho en común, somos bohemios a más no poder».
¿Con qué otros artistas españoles le gustaría colaborar? «Siempre dije con Alejandro Sanz, y gracias a Dios ya lo estamos haciendo. Viene otra colaboración con C. Tangana y otra con Manuel Carrasco. Y estamos haciendo un EP con varios nombres importantes de la música española, de juntar el flamenco con la música mexicana en un punto medio. Creo que culturalmente es un puente muy rico. La complejidad que tiene el flamenco, una civilización de casi dos mil años más avanzada que la de nosotros, esas melodías tan naturales, tan primales, muy del pueblo, una música muy digerible y que les gusta a todos. En las veces que me ha tocado estar en todas estas borracheras, con los gitanos, me da que es otra versión de nuestro regional, y el regional es otra versión del flamenco. Estos géneros de raíces tienen un idioma muy en común, con el country también».
¿Ha estado de farra con flamencos? «Sí, son buenos. Nos los llevamos a México. Tenemos tanto en común: la manera en la que recibimos a la gente, lo cálido y lo rancheros que somos, las letras, el sentido de la borrachera, de estar con los amigos, de la familia...».
En su próxima gira, León sube a 32 músicos a su escenario. ¿Cree que en esta era sintética, de IA y autotune, el público echa de menos al instrumentista de carne y hueso? «Sí. Me encanta el rap, el trap, el reguetón y la música urbana, pero recuerdo mi primer concierto, de Aerosmith, y ver una banda y a Steven Tyler, ese sentido del rockstar, también se perdió o se guardó un rato. Pero hoy ver solos de guitarra genera momentos muy 'cool' en los shows, un dinamismo... y, sobre todo, le da ese toque de humanidad. Hoy estamos viendo que la música donde hay guitarras tiene como un 60% ó 65% más de éxito por los algoritmos que tiene la inteligencia artificial. Entonces creo que todo esto de ver músicos en vivo viene muy fuerte de vuelta».
—Qué fuerte. Las guitarras se dieron por muertas, ¿verdad?
—Sí, las daban por muertas. Siento que ahora viene un renacimiento musical muy importante.
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