'Resignificaciones', de Concha Jerez y José Iges. Cuando 1+1 son tres

'Resignificaciones', título de la cita, también celebra 35 años de trayectoria artística juntos, paralela en ocasiones, y convergente en otras, como es el caso que nos ocupa. «Con frecuencia –escribe la comisaria– esa reapropiación de lo existente tiene un propósito: que la realidad nos hable de otra manera (ya sea en el orden visual, ya en el sonoro), que nos aguijonee con nuevos significados, con nuevas percepciones, incluidas las espaciales; su obra interpela a quienes la reciben, que lejos de ser meros consumidores de experiencias, se transforman en partícipes o elementos activos dentro de ella». Destacamos el despliegue amable y sereno de planteamientos políticos alejados de la crónica periodística por parte de ambos.

Por ejemplo, la instalación 'Bazar de utopías rotas' (1993-2015), que hace referencia a la Conferencia para la Seguridad y la Cooperación en Europa redactada en los setenta sobre los derechos ciudadanos. Vemos una mesa alargada cubierta por un mantel de espejos. En ellos aparecen escritas infracciones cometidas por países de la UE y denunciadas por Amnistía Internacional.

Vinculada al arte conceptual desde sus comienzos, las constantes en la obra de Concha Jerez (Premio Nacional de Artes Plásticas 2015 y el Premio Velázquez 2017), siempre han transitado por el uso de la palabra y las imágenes, a través de vídeos, 'performances' e instalaciones. La censura, la opresión y el carácter político podrían verse como sus primeras fuentes de expresión.

A José Iges, en España, le debemos el acercamiento al público de Fluxus de John Cage, de la música electroacústica, la videocreación y sus primeros representantes. Todo ello durante un periodo en la Historia del Arte, por estas tierras, en el que o te subías a los grandes cambios iniciados en el panorama internacional, o te quedabas retozando para siempre. El compromiso político se colaba en la tradición pictórica, las disciplinas eran dinamitadas, y las herramientas conceptuales ya no se irían nunca. De alguna manera, dentro del ámbito del arte, ambos dibujan una posible historia de las tecnologías en nuestro país.

Concha Jerez y José Iges llevan décadas colaborando y dialogando para crear espacios fructíferos donde, en cierto modo, el espectador podrá encontrar un hilo de esperanza en cuanto a nuevos lugares y nuevas formas de pensar lo cotidiano. Instalaciones, 'performances', vídeos, obras de radioarte... Los dos artistas fueron unos pioneros en aquellos años en los que poco o nada se creaba en torno al arte sonoro en la península.

El CGAC está ocupado por obras radiofónicas, ruidos de la ciudad en un momento del día cualquiera, sonidos encontrados, voces intercambiadas, rumores de instrumentos musicales donde la palabra tiene su morada: el arte sonoro. Arte sonoro siempre o casi siempre conectado con la capacidad visual del medio auditivo. A través de la ironía, en ocasiones, el trabajo de Jerez e Iges se caracteriza por repensar y hacernos amablemente pensar sobre objetos y situaciones que pasan desapercibidas.

Una pieza que forma parte del proyecto, 'Terre di nessuno (Juego de parchís)', consiste en una mesa con un tablero de parchís y unos auriculares donde se escuchan instrucciones imposibles que desarticulan la posibilidad del juego tal y como lo conocemos, y desorientan al jugador. Saltarse las formas es también un rasgo de identidad en los proyectos que ambos llevan a cabo.

Concha Jerez y José Iges

'Resignificaciones'. CGAC. Santiago de Compostela. C/ Valle-Inclán, 2. Comisaria: Alicia Murría. Hasta el 7 de septiembre. Cuatro estrellas.

Las obras de la presente exposición percuten en el espectador; surge una interferencia, un extrañamiento, un contexto alterado en favor de la libertad que el lenguaje ofrece: si queremos verlo, si queremos acoplarnos a sus infinitos sentidos y significados.