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Una marea roja y naranja

La selección no estará sola en Sudáfrica. Más de cinco mil españoles acudirán hoy al partido

EFE

EDUARDO S. MOLANO

Al menos 5.000 aficionados españoles acudirán esta noche a Johannesburgo para disfrutar de una histórica final, que nadie parece querer perderse. Unos seguidores que, en la jornada previa al encuentro, se concentraron en las cercanías del hotel Da Vinci —en el centro financiero de Sandton—, donde se encuentra alojada la selección española.

Sin embargo, y como la desgracia histórica parece no querer abandonar al combinado español hasta última hora, al menos un millar de seguidores que tenían previsto acudir a la cita, se quedaron compuestos y sin entrada. Los motivos, los de siempre: la picaresca patria.

Ayer, la empresa Globalia —que vendió más de 1.000 paquetes para el partido— confirmó que se ha visto obligada a cancelar dos de los tres vuelos que tenía previsto que volasen rumbo a Johannesburgo con aficionados españoles, debido a que no quedan ya entradas para la final.

Mil españoles sin viaje

La compañía señaló que la FIFA había prometido en los últimos días un número ilimitado de boletos, pero finalmente comunicó que ya no quedaba ninguna.

Unas papeletas que, paradójicamente todavía era posible encontrar en los aledaños del estadio Soccer City, por precios entre los 350 a 790 euros.

En Barajas se vivieron ayer muchos lamentos y enfados de numerosos compatriotas, ante la imposibilidad de acudir a un partido inolvidable.

Pero si la mayor parte de los aficionados españoles se han quedado sin entrada, los seguidores del bando rival —Holanda—, lo cierto es que cuentan ya con el apoyo moral de la población local, gracias al evidente pasado histórico común.

Según los organizadores, al menos 20.000 neerlandeses habrían viajado en las últimas horas desde los Países Bajos, en una peregrinación al que se unirán buena parte de los ex colonos que todavía residen en África del Sur.

Por ello, ayer, no era extraño vislumbrar por la ciudad centenares de «oranjes», que recorrían las calles en procesión futbolística.

Muchos de ellos, dedicaron la previa a pasear por los centros turísticos de Johannesburgo como el «Lion Park», mientras que los más rezagados buscaban una entrada de reventa a última hora en las laderas del estadio donde se disputará la final.

Aunque los aficionados españoles y holandeses que no cuenten con el premio de la entrada tendrán que contentarse con disfrutar del partido en las dos pantallas gigantes —con capacidad para 60.000 personas— que la organización ha habilitado en los barrios de Sandton y Soweto.

Todo sea por ver el triunfo de la «Roja».

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