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Un libro para salvar la memoria del convento de las Capuchinas

Juan Nicolau acaba de publicar el libro de su vida: «El Cardenal de Aragón y el convento de las Capuchinas». Han sido años de trabajo, pasión y estudio del oculto e inmenso patrimonio de este convento. Un regalo para Toledo

Un libro para salvar la memoria del convento de las Capuchinas luna revenga

valle sánchez

Una mañana del 10 de junio de 2006, una ambulancia partía para Sevilla conduciendo a las últimas monjas que quedaban en el convento de la Concepción de las Capuchinas. Se ponía fin a 374 años de vida religiosa oculta en este convento». Así comienza el doctor en Historia de Arte y académico toledano, Juan Nicolau Castro, la obra a la que ha dedicado más de 20 años de su vida: «El Cardenal Aragón y el convento de las capuchinas de Toledo», un libro que viene a salvar la memoria de este convento, uno de los más bellos y más desconocidos de Toledo que tuvo su esplendor en el siglo XVII y que hace ya ocho años tuvieron que dejar las capuchinas, sus propietarias durante siglos, por la falta de vocaciones.

Juan Nicolau tuvo el privilegio de adentrarse durante años en las entrañas del convento y estudiar su riquísimo patrimonio, con infinidad de piezas de gran valor, entre ellas un soberbio paño de la Verónica de El Greco, obras de Alejandro Algardi o una Inmaculada Concepción de Claudio Coello. El libro se articula entorno a la figura del cardenal Pascual de Aragón y la historia del convento de madres capuchinas que él levantó en Toledo. A través de las cientos de cartas que el cardenal envió a las monjas y que el académico toledano ha estudiado al detalle, se traza una biografía de un personaje muy desconocido pero que ocupó cargos de vital importancia en la vida española y fue clave para que a Toledo llegarán importantes obras de arte, como una gran cantidad de piezas italianas que se quedaron en el convento.

Nicolau tuvo el privilegio de estudiar el rico patrimonio del convento con muchas piezas de valor

Juan Nicolau conversa con ABC sobre este libro, que define como el «libro de su vida», que ha visto la luz, tras años de trabajo, gracias a la editorial Cuarto Centenario, que ha publicado una cuidada edición plagada de fotografías, datos, citas e infinidad de apoyos documentales para dejar constancia del importante peso cultural del convento de las capuchinas en Toledo. Una obra que es un regalo para los toledanos que convivieron durante siglos con esta riqueza cultural y un homenaje a las capuchinas, a las que «quise con toda mi alma» y a un convento en el que la última vez que entró fue el día de la partida de la comunidad a Sevilla. «Supongo que, al estar habitado por otra comunidad (carmelitas descalzas) pueda haber habido cambios y que sus legítimas dueñas hayan reclamado alguna de sus piezas, pero en este terreno yo nada sé ni pretendo entrar». Y en este sentido no se le puede sacar ni una palabra más de lo que dice en el prólogo. Juan Nicolau, doctor en Historia de Arte que ha dedicado su vida a esta pasión, una pasión que ha contagiado a los cientos de estudiantes que han pasado por sus clases en el Instituto «El Greco» de Toledo. Un hombre excepcional para esta ciudad, de los que no abundan, al que se le iluminan los ojos hablando de retablos, reliquias, marfiles, corales, cerámicas, textiles, grabados, libros antiguos, muebles... Y que tembló al encontrar en las dependencias del convento una escultura de Alejandro Algardi, «el único escultor que hizo sombra a Bernini en su época».

Esa misma pasión es la que ha puesto en esta obra que define como «un libro de historia, donde hay mucho arte», que le ha llevado muchos años, mucho trabajo y que ha podido ser una realidad gracias a los «muchos expertos que me han ayudado para hacerlo le mejor posible, como Rosalina Aguado, Margarita Estella y Ángel Sánchez Cabezudo », Y, agradece, sobre todo, a la madre Pilar Pinés, que le introdujo en este humilde y sencillo mundo en el que tuvo el privilegio de poder acceder a esos muros y conocer a todas las monjas de su última comunidad. «Estuve con ella hasta que murió tres meses antes de la marcha de la comunidad y fuimos muy amigos durante más de veinte años en los descubrí el convento y me di cuenta de lo que representó en la historia de Toledo; de lo que más me llamó la atención son las más de 900 cartas del fundador, el cardenal Pascual, que me encontré en el Archivo y conseguí transcribirlas todas, tenían una letra terrible. En invierno pasaba un frío espantoso, pero las monjas me ponían un radiador, aunque ellas iban descalzadas... viví mucho en el convento», recuerda con nostalgia. Entre clase y clase, Juan Nicolau se escapaba a trabajar al convento, al que ha dedicado buena parte de su vida, un trabajo que ha sufrido muchísimas modificaciones en este tiempo. «La tarea ha sido ardua, en ocasiones demasiado, el texto ha sido modificado varias veces, he cortado, he cambiado porque demasiado material...»

Su cabeza no para y ahora está estudiando inmaculadas madrileñas del siglo XVII en pueblos de Toledo, Y con su compañero, Antonio José Díaz Fernández, flamante premio Extraordinario de Doctorado, trabaja en unos crucifijos relacionados con Miguel Angel.

Pero con su último libro ha quedado salvada la memoria de las capuchinas para los toledanos, un homenaje de un hombre que las quiso con toda su alma.

Un libro para salvar la memoria del convento de las Capuchinas

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