Matías Recalt: el estilo 'GenZ' de uno de los actores del momento
El ganador del Goya a Mejor Actor de Reparto por La sociedad de la nieve se ha convertido en uno de los nombres más buscados del panorama cinematográfico y su manera de vestir promete convertirle en todo un icono
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En la categoría a Mejor Actor Revelación en la pasada edición de los Premios Goya, Matías Recalt no partía como favorito. Era La Dani quien figuraba en todas las quinielas por su papel en Te estoy amando locamente tras haber sido galardonado por este mismo trabajo en Los Feroz. Sin embargo, las apuestas se equivocaron. Cuando la actriz Laura Galán abrió el sobre dorado en el que estaba escrito el nombre del ganador no fue el del malagueño de género no binario el que leyó sino el del argentino. «Quiero compartirlo con mis amigos de la montaña, sin ellos no habría sido posible», dijo un emocionado Recalt al subir al escenario al recoger el que ha sido el primer reconocimiento de su prometedora carrera. «Este Goya también es para los supervivientes de los Andes, los que volvieron y a los que no, para Roberto Canessa, un gran personaje para interpretar, y para a mi padre, que lo perdí antes de hacer esta película», añadió en su discurso de agradecimiento.
Hasta ese momento su nombre no había sonado demasiado. Desde el estreno de La sociedad de la nieve, todos los ojos habían estado centrados en su compañero Enzo Vogrincic, el encargado de dar vida al personaje de Numa en esta historia sobre la tragedia de Los Andes, pero su triunfo en los Goya lo cambió todo.
«Yo empecé a actuar porque me iba mal en el colegio y ya no hacía fútbol, que era la actividad que había en el colegio. Y dije bueno, tengo que hacer algo, algo que no sé, que me saque un poco de la rutina del colegio a mi casa. Y empecé a actuar», dijo en una entrevista en la Cadena Ser, en la que reconoció que su profesión no le llegó por vocación sino por puro deseo de probar algo diferente para por fin encontrar un sitio y un propósito.
Proyección en el cine y en la moda
Antes incluso de alzarse con el ansiado «cabezón», Matías Recalt ya había conquistado la alfombra roja de los Goya. Lo hizo desfilando por ella presumiendo de orejas agujereadas con varios pendientes, con el pelo suelto peinado con raya en medio y vestido completamente de negro con traje de Zegna y camisa sin cuello de solapas.
Y es que, igual que se apunta en su dirección al hablar de actores con gran proyección en la gran pantalla, también se le menciona cuando se habla de futuro como referente de estilo. Solo tiene 22 años por lo que tanto su carrera como su armario aún están por definir, pero desde luego el comienzo no podía haber sido mejor.

En diciembre del año pasado, para asistir al estreno en Madrid de la cinta que le ha dado la fama mundial, Recalt se puso en manos del estilista Pedro Canicoba, quien escogió para él una original blazer negra de doble manga, un pantalón marrón y una camisa blanca. Una propuesta arriesgada y muy 'genZ' que encaja a la perfección con su evidente carisma.
Lo curioso es que nada tenía que ver este concepto con el look en blanco y negro que lució en la cena de los nominados a los Goya en diciembre o con el traje entallado con camiseta estampada con el que se presentó en la velada de los Feroz.
Tampoco con el esmoquin canónico que había lucido meses atrás a su paso por el Festival de cine de Venecia, donde debutó uniformado con J.A. Bayona y sus compañeros Agustín Pardella y Enzo Vogrincic.

Eso sí, aunque para la proyección de la película tirara de clásicos para no desentonar, para la presentación matutina ante la prensa prefirió algo más desenfadado y acorde con su personalidad.
Su look formado por unos vaqueros oscuros y una camiseta blanca sobre la que se puso una camisa de crochet en color rojo fue un verdadero éxito.
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¿Con qué nos sorprenderá próximamente Matías Recalt? Está complicado acertar puesto que aún quedan muchas páginas por escribir en su aún corto curriculum, pero en lo que no parece haber dudas es en que seguirá dando mucho de qué hablar con todo lo que está por venir porque, como él mismo dijo al recoger su Goya: «Estoy flasheando».
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