El Vaticano blinda Casa Santa Marta para proteger al Papa: dobla la seguridad, restringe visitas y mascarilla obligatoria
Todavía no se ha definido la modalidad de gobierno aunque Parolin ha explicado que se reunirá con él «cuando sea necesario» y que «sólo se le enviarán los asuntos más importantes»
El Papa abre una nueva fase en el pontificado con su regreso al Vaticano

Hay dos peligros que en esta convalecencia inquietan a los médicos del Papa Francisco. El primero, que un virus dé al traste con todos los progresos que ha hecho el Pontífice en el Gemelli. El segundo, las prisas de Bergoglio por retomar los encuentros ... con personas. Por eso, además de recetarle «reposo absoluto» han puesto en marcha una operación para verificar que ponga en práctica una «convalecencia protegida».
Aunque está débil, después de dos semanas en situación clínica estable, con la neumonía bajo control y ante la insistencia del Papa de regresar a casa, los doctores comprendieron que el aislamiento en el hospital podría desmoralizarlo y empeorar aún más la situación. Por eso, aceptaron darle de alta con la condición de que no modifique el régimen que ha estado siguiendo en el Gemelli. Significa que además de continuar la terapia farmacológica y la fisioterapia en su propia casa, deberá evitar encontrarse con otras personas.
Para conseguirlo, ha sido blindada la zona que ocupa Francisco en Casa Santa Marta, el segundo piso de la residencia vaticana. Durante varias semanas no tiene previsto salir de allí ni siquiera para las comidas. En esa planta están su habitación, la 201, las de sus tres secretarios y algunas salas de reuniones. El Papa ocupa una especie de suite de tres espacios que mide 90 metros cuadrados. Tiene un recibidor con una mesa y varios sillones que hace las funciones de sala de estar, con una puerta a cada lado; la izquierda conduce a su despacho y la derecha, a su dormitorio.
Cuando regresó este domingo a su casa, pudo ver algunos ligeros cambios. En su dormitorio hay ahora una cama articulada, que usará también para hacer la fisioterapia y para incorporarse si tuviera que permanecer más tiempo acostado. No ha sido necesario hacer reformas, pues no se necesita maquinaria especial para la oxigenoterapia, pero aprovechando su hospitalización, han hecho reformas en el baño y pintado las paredes.
Tendrá siempre cerca a un enfermero, en general Massimiliano Strappetti, quien lo ha acompañado durante toda la hospitalización, y está siempre alerta el Servicio médico de urgencias del Vaticano por si hubiera sustos.
Hasta que recupere un poco de fuerzas, dedicará mucho tiempo a la rehabilitación respiratoria, para que los pulmones se recuperen tras el trauma de la neumonía bilateral; a la rehabilitación motora, pues ha estado quieto demasiado tiempo y le ha afectado a la movilidad; y a sesiones con un logopeda para recuperar la capacidad de articular palabras.
Agenda suspendida
Sergio Alfieri, el doctor que ha dirigido el equipo de 48 personas, entre médicos y sanitarios, que han intervenido en el Gemelli para la recuperación del Papa, solicita la «ayuda de todos» para evitarle «visitas y reuniones» y acelerar la recuperación. Es un modo de requerir que no haya «visitas sorpresa» al Papa, como la del político argentino Juan Grabois, que se acercó al Policlínico Gemelli para intentar verle y a quien los gendarmes tuvieron que impedir el paso.
Se sabe que Casa Santa Marta, la residencia del Papa, es un coladero, y por eso la Gendarmería ha redoblado el número de agentes que vigilarán el acceso a las habitaciones del Papa. Habitualmente había dos, y a partir de ahora se ha decidido que haya cuatro para evitar sustos e impedir intrusiones aunque sean amistosas.
Igual que hizo en el Gemelli, Francisco mantendrá algún encuentro esporádico de gobierno, por ejemplo con el secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin, o con el número tres de la Santa Sede, Edgar Peña Parra. Pero esos pocos que entrarán en contacto con él ya saben que deberán llevar mascarilla, como ulterior medida de precaución.
«Me reuniré con él cuando se haya asentado un poco», explicó este lunes el cardenal Pietro Parolin. «Los médicos han dicho que durante un tiempo debe estar tranquilo e imagino que el traslado ayer desde el Gemelli pasando por Santa María la Mayor le habrá cansado», añadió con prudencia.
Parolin aseguró que aunque aún es pronto para definir la modalidad de gobierno que seguirá el Papa, dijo que «cuando sea necesario reunirse con él, uno podrá hacerlo o le enviará los expedientes para que pueda verlos y tomar una decisión. Sólo se le enviarán los asuntos más importantes que requieran una decisión suya, para no fatigarle demasiado. Luego, a medida que se vaya recuperando, volveremos al ritmo normal».
En la práctica, está cancelada toda su agenda de audiencias generales y ceremonias. Los médicos le han prohibido explícitamente los encuentros con muchas personas, sobre todo con niños, para no perder fuerzas y para evitar el peligro de infecciones. Pero eso no significa que dentro de unas semanas no retome poco a poco algunas reuniones especiales sin salir de Casa Santa Marta. Por ejemplo, el próximo 8 de abril tiene programada una visita de los reyes de Inglaterra Carlos y Camila, que vienen al Vaticano a ganar el Jubileo. Hasta ese día, es poco probable que aparezca de nuevo en público o que rompa esa «convalecencia protegida».
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete