'Niños del Covid': menos léxico y problemas para relacionarse en el aula
Pediatras y pedagogos alertan a los maestros sobre los déficits de estos menores para que intenten revertirlos
Constatan que la menor interacción social y las mascarillas dificultaron sus habilidades comunicativas
La pandemia deja pérdidas «casi irreversibles» de aprendizaje en los escolares de todo el mundo
Sigue en directo la última hora y las reacciones tras la muerte del Papa Francisco

Asomaron a la vida en un extraño mundo repleto de rostros ocultos tras una máscara. No fueron arropados por grandes encuentros familiares, apenas pisaron parques y sus contactos se limitaron durante mucho tiempo al entorno intrafamiliar, es decir, padres y hermanos. Los niños nacidos ... durante la pandemia, que ahora estrenan su segundo año de escolarización, dieron sus primeros pasos inmersos en un ambiente social restringido, marcado por las exigencias de la emergencia sanitaria, y eso, según coinciden pedagogos, sociólogos y pediatras, «les ha pasado factura».
Estudios nacionales e internacionales consultados por ABC, el más reciente adelantado la pasada semana en el diario británico 'The Guardian', constatan que estos bebés tienen más problemas a la hora de adquirir el lenguaje, cuando hablan, se expresan con menos vocabulario, y presentan más dificultades a la hora de interactuar con otros niños o con los adultos. Por ese motivo, los especialistas advierten a los maestros de que «estén preparados para abordar estas carencias en el aula». El objetivo: evitar problemas mayores y realizar una actuación precoz que revierta esos déficits.
La investigación británica, impulsada por expertos de las organizaciones sin ánimo de lucro Speech and Language UK y Education Endowment Foundation, revela que los niños nacidos en 2020 presentan más problemas de desarrollo del habla y el lenguaje, así como dificultades sociales y emocionales. Por ello, advierten a los profesionales de la Educación Infantil que van a recibirlos este curso en las aulas –en España se escolarizan a los tres años, pero en Inglaterra a los cuatro y este año tienen su primer contacto con el sistema– de las carencias de estos menores, que «ya se han observado en otros que eran muy pequeños durante la pandemia y ya están escolarizados». «No tienen el vocabulario para expresar lo que sienten. Llevan unos dos años de retraso cuando llegan», aseguran los autores en su estudio. «Lo ideal es que los bebés estén expuestos a muchas personas diferentes que les hablen y tengan una amplia gama de experiencias y eso no sucedió durante la pandemia», asegura Louisa Reeves, directora de políticas y evidencia de Speech and Language UK. «Ni siquiera veían las expresiones faciales de las personas por las mascarillas, lo que te ayuda a saber si están bromeando o enojándose», añade la investigadora. Advierte, asimismo, de que muchos de los 'bebés del Covid' no habrían pasado por los controles obligatorios a los dos años y medio, por lo que podrían haberse pasado por alto algunas señales de advertencia.
Un estudio de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), publicado el año pasado, apunta en la misma dirección. La investigación, consultada por este diario, demuestra que el desarrollo del lenguaje de los niños nacidos durante la pandemia es más lento en comparación con aquellos nacidos antes del Covid-19.
Los investigadores de la universidad madrileña examinaron datos de desarrollo tanto del vocabulario como de la morfosintaxis —la habilidad para producir frases cada vez más complejas— de 153 niños y niñas de entre 18 y 31 meses de edad. Compararon datos de dos grupos igualados en edad, en el nivel educativo de las madres y pertenecientes a escuelas infantiles similares: el grupo compuesto por niños nacidos y evaluados antes de la pandemia (82 niños) y el constituido por niños nacidos entre octubre de 2019 y diciembre de 2020 (71 niños).
«Los estímulos lingüísticos que han recibido estos niños se han visto afectados tanto por la reducción en la variedad y frecuencia de las interacciones sociales como por el uso de mascarillas, que dificultan la comprensión e impiden aprovechar la información visual a la hora de aprender el lenguaje», señala a ABC Eva Murillo, profesora del departamento de Comunicación Multimodal y Desarrollo Humano de la UAM y coautora del trabajo. Murillo resume lo que evidencia su estudio: «Hemos constatado que a los niños nacidos con la pandemia les cuesta más adquirir el lenguaje; van mucho más despacio que los que nacieron antes de la emergencia sanitaria», apunta. En este sentido, Murillo hace hincapié en la importancia de «una intervención precoz en este alumnado para revertir esos riesgos». «Se compensan y no pasada nada. No es nada irreversible, simplemente que deben tenerse en cuenta a la hora de abordarlos», aclara la investigadora.
«Hay niños que ya tienen de base dificultades de desarrollo cognitivo y lingüístico, y otros presentan, además, problemas de índole social asociados al entorno del que proceden. Se trata de anticiparse, de llevar a cabo una intervención precoz para evitar un efecto cascada», puntualiza la experta.
El hecho de que estos niños aprendieran a hablar rodeados de gente con la boca cubierta por mascarillas es, según Murillo, uno de los factores que ha contribuido a los déficits comunicativos en estos menores. «A un niño ya le cuesta diferenciar entre las palabras 'pata' y 'vaca' por su similitud fonética, imagina si las pronuncias con la boca tapada», advierte.
El facultativo Pedro Gorrotxategi, presidente de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap), abona las tesis de Murillo e introduce un nuevo factor que explica, en parte, los problemas detectados en los menores: el abuso que se hizo de las tabletas durante los meses de encierro. «La mayoría de los padres teletrabajaba y poner a los niños frente a una pantalla era un recurso fácil», declara Gorrotxategi. Desde la AEPap han realizado un estudio en niños de edades comprendidas entre los seis meses y los seis años que constata que los problemas de aprendizaje, como los trastornos del lenguaje, han crecido tras la pandemia. «El uso de pantallas distorsiona la adquisición del lenguaje. No hay 'feed-back'. No hay interacción y la comunicación es pobre. No aprenden a hablar con la riqueza requerida», señala a ABC el facultativo.
A su juicio, el uso de mascarillas durante la pandemia ha sido también «un factor de distorsión». En este sentido, el facultativo alerta de que los casos de niños con trastornos de la comunicación como el autismo y con déficit de atención, con o sin hiperactividad, «han aumentado desde 2020».
Magda Rivero, profesora del Departamento de Cognición, Desarrollo y Psicología de la Educación de la Facultad de Psicología de la Universidad de Barcelona (UB) también cree que las restricciones de distanciamiento social y las medidas de confinamientopudieron afectar al desarrollo lingüístico y social de estos niños. «Los estudios publicados apuntan en esa dirección. Por otra parte, la percepción de logopedas, maestros, pediatras y, en general, de los profesionales que están en contacto con la infancia también va en ese mismo sentido», señala Rivero. La experta de la UB coincide con el resto de investigadores en que «las consecuencias negativas de la pandemia sobre el desarrollo infantil son más acusadas en los niños de estratos socioeconómicos desfavorecidos» y en que el uso de mascarillas ha dificultado a estos menores el aprendizaje de la lengua. «Los profesionales relacionados con la infancia debemos estar atentos a los posibles problemas de desarrollo que puedan presentar estos niños para realizar un trabajo de detección y atención temprana con ellos y con sus familias y, a la vez, tener cuidado en no caer en sesgos que puedan llevar a estigmatizar a una generación como generación con problemas», concluye.
Por su parte, el profesor Ignasi Puigdellívol, del Departamento de Didáctica y Organización Educativa de la Facultad de Educación de la UB, corrobora lo apuntado por el resto de especialistas. «Una alteración social tan importante como la producida por la pandemia influye en diferentes esferas del desarrollo. Yo no hablaría de carencias sino de retrasos o lentificación, puesto que los niños, sobre todo en las primeras edades, tienen una gran capacidad para revertir estos retrasos cuando la situación se normaliza», asegura. «Tan peligroso es ignorar que la pandemia tiene efectos en el desarrollo y aprendizaje, como precipitarse en la atribución de dichas dificultades a la pandemia. Hay que evitar, a toda costa, el efecto de profecía autocumplida», puntualiza.
Comparte con sus colegas de profesión el peso que ha tenido la falta de interacción social en estos alumnos. «En muchos casos, las interacciones con los adultos se han visto perjudicadas por el estrés parental, a menudo como consecuencia de la necesidad de compaginar el teletrabajo con la atención a los hijos. La falta de espacio o incluso el hacinamiento, en el caso de las familias en peor situación económica, tienen también un papel importante, como lo han tenido también las limitaciones del juego social o el incremento del uso de pantallas», incide Puigdellívol. «La pandemia 'pasa factura' pero caeríamos en un error si percibiéramos sus efectos lentificadores del desarrollo y aprendizaje como algo estático», advierte y hace hincapié en la importancia de la escolarización temprana. «La escuela tiene un papel importante en ayudar a superar los efectos indeseados de la pandemia», concluye.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete