La falta de docentes lastra el plan de 'catalanización' de la Generalitat
Académicos advierten al Govern de que «la situación no se repara con campañas efectistas» sino que se necesitarán años
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La Generalitat avanza sin tregua en su objetivo de 'catalanizar' la enseñanza, la cultura y el ocio ajena a un problema real que hipoteca sus planes: la falta de profesores de catalán. El déficit de licenciados en Filología Catalana es un problema endémico en ... la comunidad. Pese a que la cifra de matriculados en estos estudios nunca ha sido elevada, las alarmas saltaron en el curso 2017-18. En aquel momento, en el conjunto de universidades públicas había únicamente 173 alumnos matriculados –sin contabilizar los estudiantes de la Universidad Oberta de Cataluña (UOC), la única a distancia catalana–.
«El porvenir de la lengua puede estar amenazado por falta de docentes que la enseñen», alertaron desde la Generalitat. En el ámbito académico las voces fueron en el mismo sentido.
«Una vocación muy grande»
«No son estudios populares y quien los cursa tiene una vocación muy grande. Igual no hemos sabido explicar, ni en la universidad ni en Secundaria, el atractivo de la lengua y la literatura», arguyeron algunos profesores ante la escasez de matriculaciones.
En estos últimos años la situación ha mejorado ligeramente en algunas facultades, aunque la cifra de alumnos que optan por esta titulación sigue siendo muy baja, incluso menor que la registrada en el fatídico curso, según ha podido comprobar este diario. Esta falta de vocaciones de la que llevan años advirtiendo los académicos cobra ahora más fuerza que nunca teniendo en cuenta la intensa ofensiva lanzada por el Govern para extender el uso del catalán en la educación obligatoria y en la universidad, así como en los espacios de ocio de los jóvenes a través del conocido como Pacto Nacional por la Lengua.
Según los datos facilitados a ABC por las universidades, en el curso 2021-22 se matricularon en estos estudios 150 alumnos, 23 menos que en el curso 2017-18, el que disparó las alarmas. Aunque la Generalitat refiere con porcentajes globales y en respuesta a este diario una cierta recuperación de alumnado en los últimos años, las cifras proporcionados por las universidades demuestran que la situación de los estudios sigue siendo crítica. «No se ha producido la mejora esperada pese a la advertencia de los expertos», precisan fuentes universitarias.
De acuerdo a los datos de la Secretaría General de Universidades correspondientes al curso 2020-21, «la cobertura de plazas en las universidades presenciales y en la UOC es del 71 por ciento», frente al 64 y 59 por ciento registrado en los dos cursos anteriores, respectivamente. Desde este organismo recuerdan, no obstante, que «algunas de estas titulaciones van vinculadas a otras lenguas como el castellano, el inglés o el occitano».
«Hace seis años se registró una fuerte caída de la demanda. Avisamos a la administración, pero no dio la respuesta esperada»
María Pilar Perea
Jefa de estudios de Filología Catalana en la UB,
En la otra gran universidad de Barcelona, la Autónoma (UAB), se ha pasado de los 71 matriculados en el curso 2014-15 a los 39 de este curso o los 26 del curso 2019-20, según datos de la propia universidad, que antes ofrecía 50 plazas y las rebajó a 40 en el curso 2020-21.
En la Universidad Rovira i Virgili de Tarragona (URV) la falta de estudiantes es más acuciante. En los últimos cuatro años la oferta para estos estudios se limitaba a 40 plazas de las que solamente en el curso 2019-20 se llegó a llenar la mitad. En el actual curso se han cubierto únicamente 16. La situación de los estudios en la Universidad de Lérida (UdL) no mejora la media. En el curso 2021-22 se han cubierto ocho de las 20 vacantes. Únicamente en el curso 2019-20, se matricularon 16 alumnos, siendo la mejor marca desde el periodo 2014-15.
Descenso notable
En declaraciones a este diario, la vicerrectora de Ordenación Académica y Calidad de la UdL, Paquita Santiveri, reconoce que «durante los últimos cursos se ha constatado un descenso notable en el número de estudiantes que acceden a los estudios de Filología. Las preferencias para estudiar Filología Hispánica o Filología Catalana se mantienen desde hace unos años por debajo de la oferta de plazas», indica.
Por su parte, en la Universidad de Gerona (UdG) el grado también atraviesa horas bajas. Este curso se han matriculado 16 alumnos frente a las 40 plazas convocadas, una de las peores marcas en estos estudios. El delicado estado de salud de los estudios preocupa desde hace años a los filólogos.
María Pilar Perea, jefa de estudios de Filología Catalana en la UB, lamenta que la Generalitat haya hecho caso omiso durante años de las advertencias de expertos y lingüistas sobre la futura carencia de profesionales que se dediquen a impartir esta carrera. «Hace seis años se registró una fuerte caída de la demanda de este grado como primera opción y expresamos a la administración nuestra preocupación. Se advirtió a la Generalitat de la problemática y de que empeoraría con las futuras jubilaciones y prejubilaciones de profesores. Sin embargo, no se obtuvo la respuesta esperada«, asegura. Perea pide un mayor reconocimiento de estos estudios y de los profesionales que los imparten y alerta de un posible menor dominio de la especialidad por el impacto de 'grados generalistas' de Humanidades que »ofrecen mucha cosa y no profundizan en el dominio de la lengua catalana«, dice a ABC.
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Es consciente de que, pese al ligero repunte en la demanda de estos estudios en algunas facultades como la suya, en general «la situación no ha mejorado», por lo que hace un llamamiento a la administración para que más allá de campañas institucionales y consignas políticas ponga remedio a la situación. «Los políticos están muy lejos de la realidad, no se acaba todo haciendo campañas. Incentivar estos estudios es una cuestión de años», sentencia.
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