Ryan, y Duchovny, Michael Caine y Glenda Jackson

BCN FILM FEST

'Lo que sucede después', segunda película de Ryan como directora, está lejos de ser una obra maestra, pero muy cerca de ser una película confortable

Meg Ryan y David Duchovny en una imagen de 'Lo que sucede después' ABC

Barcelona

21/04/2024
Actualizado a las 17:06h.

La presencia de Meg Ryan en Barcelona es algo así como el lazo dorado a esta edición del BCN Film Festival, una actriz que es estrella y que durante una década larga encarnó toda la simpatía de Hollywood. El mundo la recuerda por ... la inolvidable 'Cuando Harry encontró a Sally' o por sus comedias románticas con Tom Hanks, como 'Joe contra el volcán' o 'Algo para recordar'. Pero no ha venido aquí como estrella, sino como directora (casi) debutante y con una película, 'Lo que sucede después', en la que también hace de coguionista y protagonista. En ella adapta la pieza teatral de Steven Dietz, una historia de dos personajes (una expareja) y un escenario único (la terminal de un aeropuerto): el encuentro fortuito de un hombre y una mujer, de la edad aproximada de los actores que los encarnan (Meg Ryan y David Duchovny) y que no se han visto desde hace veinticinco años, cuando eran una joven pareja con proyectos de futuro.

Como comedia amable sobre el amor y sus amargores, es una obra bien hecha, con momentos de gracia combinados con otros de calado sentimental, con unos diálogos en ocasiones afortunados y con una interpretación en busca de la química por parte de ambos, Ryan y Duchovny, que pegan en sus papeles, especialmente ella, con una graciosa cojera y un 'palo de lluvia' en las manos para atraer la buena magia. Solos los dos y solo el aeropuerto, el relato se centra en lo que son ahora, lo que eran antes y lo que podrían haber sido, con un poquito de humor, con otro de reproches y acritud, con buen estilo y buen gusto, y con una caída progresiva hacia el sentimentalismo adulto que se puede asimilar si uno no quiere tirarse el rollo de moderno. Incluso hay espacio para la 'magia romántica', esparcida aquí con gracia mediante el papel de personaje vivo que tiene el aeropuerto, con una megafonía invasiva y que conecta con los pensamientos de los personajes.

'Lo que sucede después' está lejos de ser una obra maestra, pero muy cerca de ser una película confortable, algo ingenua en sus planteamientos, positiva en sus apreciaciones sobre la juventud y la madurez, el compromiso, la banalización de la música actual y la doble cara de la vida, la A y la B.

Durante este fin de semana, el Festival ha programado otros títulos de interés, en especial 'La gran escapada', de Oliver Parker, con la cualidad impagable de tener como protagonistas a Michael Caine ('My cocaine', según su celebrada anécdota) y Glenda Jackson, la última película de esta gran actriz, que falleció el pasado 15 de junio, y en la que deja, además, una auténtica lección de gracia, personalidad, presencia y capacidad de sugerir y transmitir emociones.

Se cuenta la historia real de Bernard Jordan, veterano de la Segunda Guerra Mundial, que, con noventa años, se escabulló de su residencia de ancianos para asistir a las celebraciones del 70 aniversario del Desembarco de Normandía. Curiosamente, hace apenas un año se estrenó 'El último soldado', de Terry Loane, que cuenta esta misma historia aunque protagonizada por Pierce Brosnan, algo envejecido. Pero, en fin, Michael Caine tal vez hubiera podido ser James Bond, pero Pierce Brosnan no puede ser Michael Caine, fabuloso en el papel del viejo a la fuga para cumplir con un deber postergado; lo curioso, lo entrañable, es que Glenda Jackson, su vieja esposa en la película, se come por entero la función, con su eterno 'toque de distinción', con su creíble actitud de mujer enamorada, con su espíritu aún vivo de 'una inglesa romántica', aquella otra película de hace medio siglo que también compartió con Michael Caine. Verlos a ambos juntos es, también, todo un festival.