Sin pañuelo de chulapa

Creo que no seguían las normas de las flores. O sea, mujeres casadas, dos claveles rojos; mujeres solteras, dos claveles blancos; mujeres comprometidas o con novio, un clavel rojo y uno blanco, y mujeres viudas, dos claveles rojos y uno blanco. Yolanda Díaz, que no es tan boba, ha tenido a bien no ponerse el pañuelo en su paseo por la Pradera de San Isidro, adonde ha ido con su hija y paseado con Mónica García, vestida de chulapo o Rita Maestre. Ha sido lo suficientemente lista como para no disfrazarse. Llevaba un vestido normal de tirantes y nada de pañuelo, aunque sí dos claveles rojos de señora casada, uno en la oreja y otro en la mano. Sin pañuelo. Estará la hija curada de espanto y preparada para la chusma porque cuando Yolanda Díaz atendía a los medios se montó un tumulto alrededor y ni madre ni hija cambiaron el gesto. Lo mismo se oía «Fuera, fuera» que «Presidenta, presidenta» o «Fuera de Madrid, no te queremos». Menos mal que no se había puesto el pañuelo. Lo mismo la acusaban de apropiación cultural. Pero me temo que no se lo pone porque, si no, parecería doña Rogelia.