VIVIMOS COMO SUIZOS
Dentro del cardado
Mario y Alaska son personas inspiradoras y un ejemplo de pensamiento positivo, sea eso lo que sea
El desgraciado
Trabajadoras
Si tuviera que elegir entre Sartre y Simone de Beauvoir o Mario Vaquerizo y Alaska, me quedo con estos. Puede parecer que es elegir entre el walkman y la tarta de queso. Si no tuviera yo criterio (que seguramente no lo tengo) y me ... fijara en las vidas y palabras de otros para actuar yo, me parecen mucho más estimulantes Mario y Alaska. Unas personas que con graves problemas de visión sobrevenidos se mueren de risa en su casa mientras tratan de enhebrar una aguja. Un modelo de vida. Y no lo de esos que perpetran libros de autoayuda y pensamiento positivo. Mario y Alaska son ejemplo de pensamiento positivo, sea eso lo que sea. Personas inspiradoras.
Me gusta mucho 'La vejez', ensayo que Simone de Beauvoir publicó en 1970 con 56 años y tras la vejez y muerte de su madre (también contó la muerte de su madre en un hospital en 'Una muerte muy dulce' en 1964). Escribió que la vejez es una suerte de secreto vergonzoso y que al irse acercando «por lo común se prefiere la vejez a la muerte», pero a distancia es otra cosa. No me parece que Simone de Beauvoir diga de la vejez cosas más interesantes que Alaska (la cantante no las escribe, se las dice a Vicky Martín Berrocal en su podcast; por ejemplo, lo de esa idea de la vejez como una infancia con conciencia). Mira, otros que citen a Adorno.
En la estupenda entrevista que ayer hizo Nacho Serrano a Mario Vaquerizo, este decía que a lo mejor a su suegra «hoy la meterían en la cárcel por dejar que su hija de 16 años se meara encima de Carmen Maura, como hizo en 'Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón'». En aquel programa que se llamaba 'Alaska y Segura', Carmen Maura y Alaska recordaron esa escena (una que a Amparo Baró le espantó cuando leyó el guión y por eso lo rechazó). Contaron que las dos estaban cortadísimas. Carmen pensaba que sería una cosa que hacían «los modernos». Alaska, que sería una cosa que hacían «los mayores». Las dos trababan de integrarse en el paleoalmodovarismo.
Suele repetir Mario que el cardado amortiguó su caída y le salvó la vida. Pero Mario tiene en la cabeza cosas más importantes que esa vistosa pelambrera. En eso se parece mucho a Dolly Parton, aunque no sea rubia. «No me ofendo por los chistes de rubia tonta porque sé que no soy tonta. Y también sé que no soy rubia», suele decir la de Tennessee, viuda reciente. Qué afortunada. Porque toda mujer tiene derecho a disfrutar de unos años tranquilos de viudedad.
Qué sabiduría hay en las palabras de Mario: «Mientras tengas buen fondo, buen rabo y seas educado, todo está bien». Sin rabo también.
Para Camus la decisión clave de la vida era la de suicidarse o no, pero se reía de la gravedad de Sartre y le decía: «La felicidad existe, importa, ¿por qué rechazarla? Aceptarla no aumenta la desgracia de los demás». La existencia de Alaska y Mario no aumenta la desgracia de nadie.
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