taconeando
Siempre nos quedará Abu Dabi
Los 'cruzados' de la causa viven una revolución rebelde y antimonárquica
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Ha querido el destino caprichoso que coincidan en el tiempo, como una sincronicidad junguiana, la jura de la Constitución de Leonor y una legislatura entre quienes no respetan su letra y espíritu. Contrastaba este cachondeo de investidura con la mañana madrileña de rojos otoñales ... y color gentío, la pulcritud del acto litúrgico. Hay que entender la importancia de la simbología y la liturgia en estos tiempos convulsos. Presenciar el apretón de manos, como un sacramento, entre la Princesa Leonor y Herrero de Miñón, mientras nuestra democracia cautiva se negocia con Puigdemont en casas y clubes de París, Perpiñán y Bruselas.
Hay tiranuelos provincianos en sus republiquetas y su exilio dorado y hay sueños de gloria y jefatura de Estado política para aquellos que dicen representar la democracia. Ya solo nos queda la peluca de Carrillo, el bastón del Emérito, un collar de la Orden de Carlos III, las medias de rejilla de Adriana Lastra y la chatarra golpista. Hemos visto a una Princesa que habrá de representar un país en tiempos convulsos pero tiene corazón, dulzura y otras armas femeninas. Y la democracia, cuando tiene un fondo femenino y sentido es más eficaz. De Felipe González nos ha quedado un Karl Lagerfeld que recuerda en sus declaraciones a Rafael de Paula. «Por quién me tomas», suelta indignado cuando le preguntan si está a favor de la amnistía, y lo dice como una redención personal contra tanta mierda. Hasta aquí hemos llegado, y ahora le mandan un caballo a Franco y vuelve el Día de los Difuntos a darle la mano a su heredero Pedro Sánchez.
Pero hay siempre en esta España goyesca una princesa, una infanta o una reina joven y demócrata de nacimiento que nos enseña con el solo vivir como se ejerce la gracia y la ejemplaridad. Los 'cruzados' de la causa, ya sin Felipe González, viven una revolución rebelde y antimonárquica, pero la serpiente borbónica de la Historia sigue su camino y es una fuerza, ya digo, femenina y sentimental. Duran las democracias sentimentales. Perecen las democracias demagógicas. «No subestimes las consecuencias del amor», dice un personaje de Sorrentino. Pero las corrientes telúricas del sanchismo han leído 'El príncipe', donde Maquiavelo escribe que es mejor ser temido que amado. En fin, aquí hay hasta quien piensa que se puede hacer historia con un camisón de flores y medias tupidas de rejilla.
Leonor habrá de conservar lo que nos quede de esta pobre España. Como ustedes ven, esta nueva legislatura va mayormente de remover los consensos democráticos, así que todo va a ser muy goyesco. Los cruzados de la causa van promiseando una España federal, y los de Sánchez funcionan ya como hombres objeto u hombres florero de la Republiqueta, mientras la derecha bromea con el chiste de mudarse a Portugal. Otros esta semana se han hecho monárquicos hasta la médula, o metafísicamente monárquicos, como Dalí, y quizás esto nos salve de la decadencia. Y para los aventureros, siempre nos quedará Abu Dabi.
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