bala perdida
Leonor en el museo
Leonor asoma como un futuro limpio y bien ultimado, como una gracia clara que entrena la vida que viene
Tiquitaca y juzgado
Generación del tatuaje
La Princesa Leonor anda por Brasil, de blanca navegadora, pero ha reaparecido un momento aquí, porque se ha inaugurado su réplica en el Museo de Cera de Madrid. Yo ya me venía temiendo que hubieran usado, para su molde, el molde de Arantxa Sánchez Vicario, ... o algo aún peor, acreditando una vieja costumbre de este museo, que ha logrado a menudo que los protagonistas se parezcan a los que no son. Pero no, resulta que la réplica de la Princesa no te da un susto. Sin demérito de la escultora, obviamente, yo quiero ver en esta réplica la influencia benéfica de la propia Princesa, cuya lámina de esplendor soporta incluso una estatua de cera, que siempre te emparenta un poco con Diana de Gales o con Camilo Sesto, según. Leonor es una prosperidad con el moño perfecto, y esa prosperidad llega incluso al Museo de Cera, para mejorar su propia estatua y de paso avivar luminosamente la imagen, en general, de este museo, que a menudo carga fama de local algo anticuado, entre el panteón de la fama y el velorio de maniquíes. En medio de un paisaje político que tiene algo de cónclave de barbacoa, aquí y fuera de aquí, Leonor asoma como un futuro limpio y bien ultimado, como una gracia clara que está todo el rato entrenando la vida que viene, igual en lo alto de una vela atlántica que leyendo a solas en inglés, bajo aquella máxima de Juan Ramón: la perfección es sucesiva. Me gusta la Princesa porque es una chavala de la que se puede presumir, y porque resuelve en naturalidad el compromiso de su oficio. A su madre se lo dije, en un acto de ABC: «Si hacemos un casting de princesas, no encontramos a ninguna mejor». Viene haciendo Leonor una formación dura y sostenida, de sacerdocio creciente, y encima remata el éxito con una atadura de moño que deja aupada su belleza amaneciente, su juventud estival. Por las lejanías brasileñas se desempeña ahora. Vendrá y no tendremos para ella reproche. Como que incluso la sacas en el Museo de Cera y queda memorable.
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