CASA DE FIERAS
Cuando el cinismo venció a la picaresca
Por mucho que el pícaro sea un tipo que camina entre el bien y el mal, nunca será tan obsceno como el cínico
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Es posible que usted, que está ahora mismo leyendo esto, sea un cínico y no lo sepa. Dice la RAE que el cínico es una persona que actúa con falsedad o desvergüenza descaradas. Si es así y usted lo sabe, será un cínico más ... de esta obra de ficción en lo que se ha convertido la vida española. Hace tiempo que el cinismo ha vencido a la picaresca. Ya no somos la sociedad que se ríe de sí misma porque todo ofende, siempre y cuando uno no sea el sujeto del predicado que ha venido a ofender. El pícaro es un cínico sin careta, sin escrúpulos quizá, pero que siempre lleva su bajeza moral muy de frente, sin pudor, con ingenio, orgulloso de su condición de tramposo y a mucha honra. Sin embargo, el cínico es un pícaro sin gracia, sin estilo, un malo que va de bueno, un bluf, alguien a quién es mejor tener lejos porque representa lo peor que somos. Decía Sabina que el hombre de hoy es el padre del mono del año 2000. Y qué razón. Entre lo políticamente correcto y la censura de la inquisición 'woke', nos hemos convertido en algo feo, absurdo, de palo y mal hecho. Un ejemplo del cinismo descarado lo manejan algunos que denuncian los crímenes cometidos hace setenta u ochenta años (absolutamente abominables), pero que sin embargo blanquean los sufridos por periodistas, políticos, guardias civiles o incluso niños, perpetrados por el terrorismo en democracia. Es un cinismo ideológico, hereditario, que demuestra que el cinismo es, en estos casos, más que una postura una forma de ser, una carencia en la que el relato se posiciona por encima de los hechos y que no conoce límites de inmundicia.
El pícaro sabe de qué pie cojea, el cínico disimula su carencia, el pícaro se curra la pirueta, el cínico es la pirueta. La ideología es la excusa del cínico, la calle la del pícaro. El cínico cancela, el pícaro es ancho en comprensión. El cínico es cobarde, el pícaro valiente. El cínico es traidor, el pícaro lo es consigo mismo. El cínico esconde la mirada, al pícaro le ves venir. Son muchas las diferencias que los separan, las mismas que encontramos entre la sociedad de ayer y la de hoy. Puede que usted sea un pícaro, pero seguro que irá de frente. Puede que usted sea un cínico, entonces, esta columna le habrá molestado. Porque un país en el que una persona no puede decir lo que piensa por miedo a ofender no es un país libre; está cojo, lleno de mediocres que no se han dado cuenta que son el primer ladrillo del muro de la indiferencia. En esta batalla el cínico ha derrotado al pícaro, porque el primero no tiene escrúpulos y el segundo no cambia de opinión. Por mucho que el pícaro sea un tipo que camina entre el bien y el mal, nunca será tan obsceno como el cínico. Fuimos un país de pícaros para ser uno de cínicos. Y así.
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