CLAVES DE LATINOAMÉRICA
El revés de los votantes complica aún más a Lasso la segunda mitad de mandato en Ecuador
La derrota en la consulta popular y la victoria opositora en las principales alcaldías y prefecturas deja al presidente ecuatoriano sin el impulso que esperaba
La derrota del presidente de Ecuador, el conservador Guillermo Lasso, en la jornada electoral del pasado domingo complica aún más la segunda mitad de un mandato que ya se venía sosteniendo con dificultades. Sin fortaleza política para impulsar candidatos propios para las principales ... alcaldías y prefecturas en las elecciones subnacionales de este domingo –en Quito y Guayaquil y en sus respectivas provincias de Pichincha y Guayas acabó imponiéndose el partido del expresidente Rafael Correa–, Lasso optó por intentar ganar poder a través de una consulta popular de ocho preguntas. En todas ellas venció el «no».
El revolcón en las urnas de Lasso es notable. No solo ve cómo el mayor partido de oposición, Revolución Ciudadana, se erige en contrapoder al controlar las principales ciudades y prefecturas, sino que además el socio natural del Movimiento CREO de Lasso, el también conservador Partido Social Cristiano (PSC), va a pasar a acciones marcadamente beligerantes. EL PSC, a la derecha de CREO, aunó fuerzas con Lasso para que este llegara a la presidencia en mayor de 2021, pero pronto rompió con él, dejando cojo al presidente. Al perder ahora sus bastiones de Guayaquil y Guayas, el PSC pasará previsiblemente a una oposición más dura.
Lasso, que ya tuvo que lidiar con la recuperación post-Covid, ha afrontado protestas por las dificultades económicas, agravadas por la inflación mundial, y un general malestar por el incremento de la inseguridad derivada de un narcotráfico que sobrepasa las fronteras colombianas y está ya atravesando todo el país. En ese contexto de debilidad política y complicación en la gestión gubernamental, Lasso cifraba su relanzamiento en la consulta popular del domingo.
Planteada inicialmente por Lasso como medio para disponer de mayor margen en la lucha contra la incrementada violencia, en realidad solo una de las ocho preguntas hacía referencia a la seguridad: en ella planteaba la posibilidad de extraditar a ecuatorianos vinculados al crimen organizado. En ese asunto ganó el «no» con el 51,4% de los votos. En el resto de las preguntas el rechazó se movió entre esa cifra y el 59% con el que los ecuatorianos se pronunciaron contra la revisión del funcionamiento del Consejo de Participación Ciudadana, un ente creado durante la presidencia del «bolivariano» Rafael Correa, quien mantiene su exilio en Bélgica para evitar afrontar causas judiciales emprendidas tras su marcha.
El que Lasso no viera aprobada ninguna de las cuestiones supone un claro golpe político. Ni siquiera prosperó la iniciativa de reducir el número de asientos de la Asamblea Nacional, a pesar de que eso suele ser bien acogido por la opinión popular debido al general desprestigio de la política.
A partir de aquí, el Gobierno de Lasso va a verse más acosado. En la Asamblea Nacional elegida en 2021, CREO solo tiene 13 de los 137 asientos, frente a los 16 del PSC, los 24 del movimiento indigenista y los 47 de Revolución Ciudadana. La mayor debilidad política en la que queda Lasso convierte los dos años que restan hasta las elecciones presidenciales y legislativas de febrero de 2025 en un largo periodo de posicionamiento electoral de cada formación política. Es posible que la oposición pueda promover algún tipo de procedimiento para derribar a Lasso; recientes denuncias de corrupción en el entorno presidencial han buscado posibles flancos, aunque sin afectar de momento directamente al presidente. En cualquier caso, parece difícil que el mandatario vaya a tener serias opciones de reelección.
El exbanquero Lasso llegó a la presidencia por su perfil de gestor, capaz de mejorar una economía endeudada por el elevado gasto de Correa y no suficientemente recompuesta por el sucesor de este, Lenín Moreno. Pero la coyuntura económica mundial no le ha ayudado, ni tampoco las perspectivas regionales de una rápida integración en la Alianza del Pacífico, mediante un acuerdo libre comercio previo con México que no acaba de salir adelante. El pulso con los indigenistas del movimiento Pachakutik y de CONAIE, ya enfrentados a los anteriores presidentes, ha enrarecido el clima social.
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