Así era el presunto plan para asesinar a Zelenski: un atentado en el territorio polaco que sirve de entrada a Ucrania
El ciudadano Pawel K. ha sido detenido por su supuesta revelación de información delicada a la Inteligencia rusa
Detienen a un hombre sospechoso de espiar para Rusia y ayudar en el complot para asesinar a Zelenski
España prevé este año un aumento de la actividad de espías rusos itinerantes

La Fiscalía de Polonia ha presentado cargos este viernes contra un ciudadano polaco sospechoso de haber ofrecido asistencia a la Inteligencia rusa para llevar a cabo un ataque contra el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski. Según la Fiscalía, entre las tareas de Pawel ... K. se encontraba la recopilación de información sobre el aeropuerto de Rzeszów. El aeropuerto de Rzeszów-Jasionka, en el sudeste de Polonia y a unos 90 kilómetros de la frontera con Ucrania, suele ser usado por Zelenski como escala cuando viaja fuera de su país, así como por dirigentes extranjeros que van a Ucrania y para trasladar ayuda internacional, tanto militar como humanitaria.
Dado que el espacio aéreo sobre Ucrania está cerrado debido a los ataques aéreos, los políticos y diplomáticos viajan hacia y desde Kiev en trenes nocturnos. El punto de llegada de los trenes es la ciudad fronteriza polaca de Przemysl. Desde allí hay unos 70 kilómetros hasta el aeropuerto de Rzeszow. Los fiscales sospechan que era en ese trayecto en el que estaba planeado el atentado.
Tras su detención, efectuada el pasado miércoles, Pawel K. ha sido formalmente acusado de recopilar información que facilitase el atentado y transmitirla a la Inteligencia militar de Rusia. Según los investigadores polacos, los contactos con la Inteligencia del Kremlin se producían a través de rusos directamente implicados en la guerra en Ucrania.
La Agencia de Seguridad Interna está llevando a cabo una investigación conjunta de polacos con ucranianos y las pruebas también pudieron conseguirse fuera del territorio de Polonia. Las autoridades del país fueron informadas de las actividades del sospechoso por la Fiscalía de Ucrania, que transmitió «elementos de prueba esenciales», según el comunicado de la detención. A petición de la Fiscalía, el tribunal decidió aplicar una medida de arresto temporal. De ser declarado culpable, en el correspondiente juicio, podría enfrentar hasta ocho años de prisión.
Reacción airada
El Ministerio de Exteriores polaco ha convocado al embajador ruso para pedir explicaciones, al igual que hizo el jueves el Ministerio de Exteriores alemán tras la detención de dos ruso-germanos que planeaban un ataque contra las bases americanas en Alemania. En este caso, la respuesta a las acusaciones de espionaje y sabotaje por parte del embajador ruso en Berlín, Serguéi J. Nechayev, ha sido de enojo. «Consideramos la gestión antes mencionada como una provocación flagrante destinada a alimentar aún más la espionomanía que ya es rampante en Alemania», se ha limitado a decir la embajada rusa en X respecto a las detenciones. «No se han presentado pruebas que demuestren los planes declarados por los detenidos y sus posibles conexiones con representantes de estructuras rusas», ha añadido. El mensaje terminaba con una amenaza: «Hemos dejado claro que cualquier acción hostil hacia Rusia tendrá consecuencias».
La Justicia alemana, sin embargo, considera probada la conexión. Según las investigaciones del fiscal general federal, los dos agentes sospechosos habrían planeado operaciones concretas de sabotaje en Alemania por encargo directo del servicio secreto ruso contra instalaciones militares, fábricas de armas y emplazamientos industriales. «Nunca podremos aceptar que tales actividades de espionaje tengan lugar en Alemania», ha declarado el canciller Olaf Scholz.
El Ministerio de Exteriores polaco ha convocado al embajador ruso para pedir explicaciones
No se espera una respuesta muy diferente por parte de la diplomacia rusa en Polonia. Lo cierto es que una gran parte de los envíos de armas occidentales a Ucrania pasan por este país. Rusia intenta detener esos transportes y confía en ayudantes dispuestos, aunque sin experiencia previa, a los que recluta incluso a través de Telegram. El servicio de Inteligencia militar ruso (GRU) ha intentado sin éxito establecer una red de espionaje 'amateur' con ese objetivo entre los refugiados ucranianos que proceden de las regiones orientales, donde los vínculos con Rusia son mayores.
Hasta doce ciudadanos ucranianos, un ruso y tres bielorrusos, se encuentran actualmente bajo custodia de las autoridades polacas por la sospecha de espionaje tras haber caído en esta red, que les ofrecía unos 4.500 euros por la primera actividad de enganche, que suele ser distribuir las pegatinas de las tropas en Polonia, antes de implicarse en tareas más comprometidas.
Motivación económica
Rusia se dirige a candidatos cuyas edades y orígenes tienen menos probabilidades de atraer la atención de los servicios de seguridad: la mayoría de los detenidos tienen veintitantos años -el más joven tiene 16-, y han recibido encargos como la exploración de puertos, la instalación de cámaras en las líneas ferroviarias y el descarrilamiento de transportes de armas, así como ataques incendiarios y asesinatos.
El pago se realiza en criptomonedas o mediante transferencia desde cuentas bancarias imposibles de rastrear. La principal motivación para convertirse en agente de Rusia, según las autoridades polacas, es el dinero, más que la ideología.
Rusia se dirige a candidatos cuyas edades y orígenes tienen menos probabilidades de atraer la atención de los servicios de seguridad
La red quedó por primera vez expuesta después de que un transeúnte descubriera una cámara instalada cerca de una ruta de tren y alertara a la Policía. Los datos almacenados en la cámara y la evaluación de las torres de telefonía móvil de la zona pusieron a los investigadores sobre la pista. También el grupo Wagner ha intentado en el pasado reclutar combatientes en Polonia, repartiendo octavillas con enlaces a «sitios web de reclutamiento». Dos agentes detenidos el pasado mes de agosto tenían en su poder más de 3.000 panfletos que habían recibido desde Moscú y se les había prometido «hasta 500.000 rublos» (unos 4.500 euros) por repartirlos.
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