El Congo pone precio a la cabeza de los guerrilleros del M-23: cinco millones de dólares

El citado comunicado anuncia que se ofrece una recompensa de cinco millones de dólares «a quien ayude a detener a los condenados Corneille Nangaa, Bertrand Bisimwa y Sultani Makenga».

Además, se concederá una bonificación de cuatro millones de dólares por cualquier información que conduzca a la detención de Perrot Luwara e Irenge Baelenge, entre otras personas buscadas.

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«Quienes faciliten información fidedigna se beneficiarán de una garantía efectiva del pago de la recompensa, así como de la plena protección de su identidad y datos personales», concluye el comunicado.

La toma de Goma (capital de Kivu del Norte, en RDC) y Bukavu (capital de Kivu del Sur) por parte del M-23 sigue causando estragos en la población civil. En ambas ciudades «reina una calma tensa», según cuenta a ABC un miembro de la misión de Naciones Unidas en Congo (MONUSCO).

Se calcula ya que el número total de fallecidos desde el pasado mes de enero es de unas 8.500 personas, muchas de ellas civiles, según fuentes del gobierno congoleño.

Mientras prosigue su carrera por hacerse con el este del Congo, el M-23 está sembrando el pánico. Son ya varios los vídeos difundidos por redes sociales donde se puede observar cómo familias enteras huyen con sus hijos pequeños o jóvenes para que no sean reclutados forzosamente e incluso ajusticiados por el M-23.

Se calcula que son ya más de 700.000 las personas desplazadas por este conflicto a campos de refugiados en la frontera con países como Uganda, Ruanda y Burundi, principalmente.

La inseguridad ha provocado un éxodo masivo: miles de congoleños siguen huyendo hacia Burundi y Tanzania, mientras que otros se dirigen hacia Kalemie, la capital de la provincia de Tanganyika, rica en recursos minerales esenciales (casiterita, oro, coltán, esmeraldas, plata y cobre).

Una de estas refugiadas, madre de familia con 3 hijos, cuenta desde el campo de refugiados de Bujumbura (Burundi) -donde malviven más de 40.000 congoleños- que están viviendo «un auténtico calvario, ya que a la falta de higiene, electricidad, agua y alimentos hay que sumar la corrupción que existe en estos campamentos. Para conseguir cualquier cosa tienes que pagar a los policías». La violencia sexual es otro de los graves peligros a los que están sometidas mujeres y niñas.

En su huida de Bukavu, miembros de las fuerzas armadas congoleñas (FARDC) y los guerrilleros Wazalendo -que se enfrentan al M-23- han abandonado cientos de armas que han acabado en manos de niños, adolescentes y ex presidiarios que están sembrando el pánico en muchos barrios de la ciudad.

El M-23 controla actualmente las capitales de las dos provincias fronterizas con Ruanda y ricas en minerales como el oro y coltán, del que posee el 80 % de las reservas mundiales. Se trata de un mineral clave para la fabricación de teléfonos inteligentes, tabletas o baterías para coches eléctricos.

Ahora mismo, los analistas internacionales temen una escalada del conflicto a nivel regional si el M-23 sigue anexionando territorio congoleño en el este del país. Después de conquistar Minova y Bukavu, el M-23 ha dirigido sus tropas hacia Uvira, segunda ciudad de Kivu del Sur.

Por el momento, las potencias occidentales que apoyan a Ruanda -entre las que se encuentran Estados Unidos y Reino Unido- no han conseguido reconducir el conflicto tras un fallido intento de alto el fuego el mes pasado.