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Anatomía de un asesino, el experimento de Harvard que creó a 'Unabomber'

Tras la muerte de Ted Kaczinsky surgen diversos interrogantes sobre su personalidad y los detonantes de sus acciones

Hallan muerto en su celda a Unabomber, el perturbado que aterrorizó a EE.UU. durante casi dos décadas

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Retrato robot que hicieron de 'Unabomber' fbi
Alexia Columba Jerez

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'Unabomber ha muerto', este es el titular con que despertaron millones de estadounidenses. El hombre que cautivó a unos y aterrizó a otros, por igual, era hallado sin vida en su celda a los 81 años. Para quienes no lo conocen 'Unabomber' fue un terrorista que sembró el pánico con sus cartas bombas, mutilando a 23 personas y matando a 3. Su historia dio la vuelta al mundo y el FBI tardó 18 años en atraparlo y encerrarlo en la prisión ADX Florence, donde se encuentran algunos de los terroristas más peligrosos del mundo. 

Pero antes de ser 'Unabomber', fue Ted Kaczynski, un genio matemático  con un coeficiente intelectual de 167; un estudiante brillante, además del profesor más joven de la Universidad de Berkeley. Sin embargo, si uno repasa su historial encuentra un punto de inflexión, un cambio radical, sin motivo aparente, que interrumpió para siempre un futuro prometedor.

Volvió a casa de sus padres, y poco a poco empezó a apartarse de la sociedad hasta que terminó por enclaustrarse en una cabaña, sin electricidad ni agua, en los bosques del estado de Montana. «Parecía estar sufriendo pero nunca supe el motivo», llegó a declarar uno de sus antiguos compañeros de la universidad. Sin embargo, hay expertos como Johnatan D. Moreno, un afamado filósofo e historiador estadounidense, que expone en un artículo publicado en 'Psychology Today' que un experimento en Harvard pudo ser lo que en realidad prendió la llama de este asesino que terminaría usando artefactos explosivos caseros contra lo que llamaba 'los agentes de tecnología antihumana'.

  
   
  

Quien juega con fuego se quema

Jugar con fuego siempre es peligroso, sin embargo el célebre psicólogo Henry Murray, fundador de la sociedad psicoanalítica de Boston, decidió pasar esta advertencia por alto y realizar un estudio que entrañaba humillación y tormento psicológico para provocar en los sujetos un estrés severo. Ted Kaczynski tenía por entonces 16 años, ya que se había graduado dos años antes que el resto de sus compañeros, y fue entonces cuando participó sin saberlo en este proyecto.

Cabe mencionar que Murray fue el hombre al que el Gobierno de Estados Unidos recurrió para que hiciera un perfil psicológico de Hitler antes de la Segunda Guerra Mundial. Y durante la contienda bélica trabajó para la Oficina de Servicios Estratégicos, el antecedente de la CIA por aquélla época. El propio Murray llegó a describir su experimento de Harvard como «brutal y abusivo», pero eso no evitó que usara como conejillos de Indias a sus estudiantes, para llevarlo a cabo. Y este sería uno de los tantos estudios que se harían dentro del programa de control mental de la CIA, llamado MK Ultra.

Guillermo Fouce, profesor de psicología social de la Universidad Complutense y presidente de la Fundación Psicología Sin Fronteras, nos explica que «cuando tienes como objetivo destruir a la persona, todo sujeto se convierte en un material potencialmente inflamable que se te puede ir de las manos, y los resultados de hacer eso son inciertos. Y un experimento como el de Harvard hoy sería considerado injustificable por un comité de ética».

Caldo de cultivo

Pero para entender el caldo de cultivo que estaba presente en 'Unabomber', antes de llegar a su experiencia en la Universidad de Harvard es necesario tener en cuenta algunos antecedentes. Kaczynski nació en Chicago y fue un niño introvertido que pronto mostró su gran dote para los números. Con una personalidad compleja sufrió el acoso escolar de sus compañeros de clase.

Pese a esas dificultades, consiguió acceder a la prestigiosa Universidad de Harvard y se doctoró en matemáticas, escribió una brillante tesis doctoral titulada 'Funciones en la frontera'. Otro de sus logros fue conseguir resolver un problema que se le resistía al profesorado de todo el país. Uno de sus maestros llegó a apuntar sobre él que no era suficiente con decir que era listo.

Por entonces, se cruzó el psicólogo Henry Murray, considerado un dios de Harvard, ante un imberbe 'Unabomber' que buscaba a una mente como la suya a quien contar sus ideas. Los experimentos de Murray ay por aquélla época estaban subvencionados por la CIA y buscaban desarrollar nuevas técnicas para interrogar a los prisioneros con el fin de que confesaran sus delitos. 

Fouce señala que todos los psicólogos que han hecho cosas de este tipo han sido considerados brillantes antes de hacerlo y después han generado controversias, recibido premios o recomendaciones. Y luego han intentado justificar lo que hacáin en pro de la ciencia. «Es un clásico», afirma.

Murray se ganaba la confianza de sus estudiantes y así conseguía conocer en detalle a los sujetos de su experimento, pero tras unos meses las sesiones cambiaban de escenario para pasar a una habitación donde sus alumnos permanecían atados a una silla y conectados a unos electrodos para monitorizar sus reacciones, mientras los quebraba psicológicamente. Esas experiencias se prolongarían durante tres años.

En el artículo de Psychology Today, Moreno señala que en aquéllos años un joven investigador de Harvard llamado Timothy Leary comenzaba su carrera investigadora sobre psicodélicos. Y es que el propio Murray supervisó experimentos con drogas psicoactivas. Leary se refería a él como «el mago de la evaluación de la personalidad que había monitoreado experimentos militares e interrogatorios con amital de sodio». Sin embargo, dada la poca documentación se conserva al respecto, no se especifica si el estudio con Kaczynski también incluía la suministración de narcóticos.

Fouce explica que ha habido muchos matemáticos famosos que han tenido una psicosis, y habían sido genios a tempranas edades. «Pero los psicólogos desconocen cuál puede ser el detonante. Por eso se ha especulado con que el propio experimento hubiese levantado, de alguna manera, todos los fantasmas de 'Unabomber', desde el rechazo de sus iguales en el colegio, los problemas familiares, cierto grado de aislamiento. Pero desde luego, este no es un cóctel aconsejable, es como si mezclas dinamita con fuego. Lo que sí sabemos es que determinados elementos no tratados y acumulados en un sujeto pueden generar una explosión».

Programa MK Ultra

El experimento de Harvard fue uno de los 150 subproyectos de investigación asociados a MK Ultra. The New York Times en 1974 revelaba que la CIA había estado realizando experimentos ilegales. Antes de eso, el director de la CIA, Richard Helms ya había dado orden de que se destruyera toda la documentación existente, pese a ello cuando se ordenó judicialmente que se desclasificaran estos expedientes aún quedaban algunos documentos que confirmarían que habían realizado y financiado experimentos sin el consentimiento de los pacientes.

Para ello se servían de descargas eléctricas, mensajes cíclicos grabados en cintas de cassette, drogas alucinógenas o tortura, y para todo ello contaron en plena Guerra Fría con un presupuesto de 25 millones de dólares. Harvey M. Weinstein, autor de 'Padre, hijo y la CIA', llegó a decir a la BBC que «la idea era tratar de descubrir cómo interrogar a las personas y debilitarlas, y también cómo proteger a su personal de esas técnicas». Para ello se acercaron a decenas instituciones y científicos de Estados Unidos y Canadá.

Entre otras cosas «establecieron lo que llamaban casas de seguridad, donde eran llevados numerosos hombres, y sin advertirles, les daban LSD para que los científicos de la CIA pudieran estudiarlos, detrás de un espejo bidireccional», llegó a afirmar el historiador Tom Oneill.

Pero los experimentos más destacables se llevaron a cabo en el Allan Memorial Institute en Montreal (Canadá), donde las mentes de un gran número de pacientes fueron reprogramadas. Esta institución estaba dirigida por Donald Ewen Cameron que llegó a ser presidente de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría. Era un firme defensor de que se podía reconstruir la psique por completo y plantar nuevas ideas en un sujeto.

El mismo Cameron fue el psicólogo invitado a evaluar a los acusados nazis en los Juicios de Núremberg, escenario que sirvió para redactar el Código de Núremberg para la ética de la investigación en experimentación humana. Numerosos investigadores y supervivientes de lo ocurrido en estos proyectos han descrito lo sucedido, pero poco se sabe de su alcance real.

Campaña de terror

Una idea recurrente en ´Unabomber' era una gran oposición a una sociedad tecnológica, abogaba por regresar a la vida salvaje y acabar con una sociedad industrial que, según él, permanecía alienada y esclavizada. Al final rompería con su carrera a los 26 años y se encerraría cada vez más en sus ideas hasta que empezó a enviar sus bombas en 1978.

Imagen principal - Foto principal, una recreación de una de los artefactos explosivos fabricados por 'Unabomber'; foto inferior inzquierda. la cabaña en la que se recluía de la que el FBI sacó numerosas fotos; foto inferior derecha, foto policial de Ted Kackzinsky, apodado 'Unabomber'
Imagen secundaria 1 - Foto principal, una recreación de una de los artefactos explosivos fabricados por 'Unabomber'; foto inferior inzquierda. la cabaña en la que se recluía de la que el FBI sacó numerosas fotos; foto inferior derecha, foto policial de Ted Kackzinsky, apodado 'Unabomber'
Imagen secundaria 2 - Foto principal, una recreación de una de los artefactos explosivos fabricados por 'Unabomber'; foto inferior inzquierda. la cabaña en la que se recluía de la que el FBI sacó numerosas fotos; foto inferior derecha, foto policial de Ted Kackzinsky, apodado 'Unabomber'
Foto principal, una recreación de una de los artefactos explosivos fabricados por 'Unabomber'; foto inferior inzquierda. la cabaña en la que se recluía de la que el FBI sacó numerosas fotos; foto inferior derecha, foto policial de Ted Kackzinsky, apodado 'Unabomber' FBI

Kaczynski dirigía sus envíos a prestigiosas universidades y líneas aéreas, de ahí el acrónimo 'Unabomber' que surge de sumar 'University and Airline Bomber', y sus remitentes eran científicos, tecnólogos y destacados profesores universitarios. Según el 'San Francisco Chronicle', atraía al público porque «el típico asesino serial caza mujeres, hombres jóvenes, personas vulnerables en callejones oscuros o caminos solitarios. Pero él es alguien que atacaba a los científicos. Y eso llamó la atención».

Comenzó con un profesor de ingeniería, pero un error de cálculo en su tercera carta colocada en un avión de pasajeros hizo que el artefacto no explotase. Un delito federal que provocó la entrada del FBI y el inicio de una búsqueda incansable, pero infructuosa.

Hasta que Kaczynski cometió un error, llegó a coaccionar al 'The New York Times' y 'The Washington Post' con la condición de dejar de enviar cartas bomba si publicaban su escrito, 'El Manifiesto', un texto firmado con el pseudónimo de 'Club de la libertad' donde defendía que el desarrollo tecnológico indiscriminado estaba acabando con el ser humano.

Sería su hermano pequeño David el que vería en el manifiesto un estilo de escritura que le resultaba familiar. Y advertiría al FBI de sus sospechas, posteriormente un pionero estudió linguístico que establecía que al igual que con las huellas dactilares, no hay dos escrituras iguales confirmaría las sospechas.

Lo atraparon en 1996 y lo sentenciaron a 8 cadenas perpetuas. Ayudó que en su cabaña encontraran un diario con clave oculta que el FBI descifró y que recogía las confesiones de sus crímenes y sus sentimientos al respecto. Fue en la historia del FBI, la operación en la que por entonces se usó más fondos y más agentes.

Sally Jonhson, una psiquiatra forense lo visitó en la cárcel en 1998 y a su juicio consideraba que «Kaczynski tiene dos pensamientos obsesivos muy arraigados, en uno de ellos afirma que la sociedad estadounidense es mala y él tiene el deber de rebelarse contra ella; y con el segundo Kaczynski expresa toda su ira por las injusticias familiares que tuvo que soportar; y cuando estos dos pensamientos se cruzan, forman la personalidad de «Unabomber». Su diagnóstico fue el de: Esquizofrenia paranoide.

Pero esta conclusión sería ampliamente discutida. Fouce, como doctor en psicología, también pone en entredicho este diagnóstico « una persona que de pronto empieza a desconfiar del resto de la gente, de la tecnología y a caer en una interpretación de la realidad paralela. ¿Eso es una esquizofrenia o psicosis? si tuviese una esquizofrenia no puede decirse que hubiese sido responsable de lo que hacía y hubiese sido internado en un psiquiátrico». Aun sigue debatiéndose si estaba loco o no.

La fiscalía lo calificaba de solitario y vengativo. Durante su encarcelamiento mantendría una variada correspondencia que fue archivada en la Universidad de Michigan, donde dejaba entrever sus ideas. En una de sus cartas hablaba de cómo sus allegados lo habían traicionado y dice a su remitente: «tú nunca has experimentado estar bajo una inmensa cantidad de ira frustrada y como de perverso puede ser eso».

Algunas de las cartas de Ted Kacksinsky:

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Veintisiete años después de su arresto, y según los indicios revelados por 'The New York Times' Unabomber se suicidaría y sería encontrado de madrugada en su celda el 10 de junio de 2023.

Llover sobre mojado

En cuanto a 'Unabomber' es difícil determinar la alquimia de factores que genera mentes como la suya. Algunos medios contactaron con otros estudiantes que pasaron por el mismo experimento de Harvard, y ninguno manifestó las consecuencias extremas que se dieron en Kaczinsky.

Fouce matiza lo siguiente: «Usaría la metáfora de llover sobre mojado en el caso de Unabomber. Yo puedo pasar por un diluvio emocional y salir adelante. Pero si el diluvio cae sobre un vaso que ya empieza a estar lleno, puede producirse un desencadenamiento. Aunque la conducta de 'Unabomber es más compleja para reducirla solo a lo ocurrido en Harvard, si me atrevería a decir que un experimento como ese, que implica una situación de shock, al final sí puede ser un detonante»,

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