Comenzó el juicio contra las «punkies» que pidieron a la Virgen que echara a Putin del poder
Las tres integrantes del grupo punk «Pussy Riot» improvisaron un concierto en el altar de la principal catedral de Rusia
Esta mañana ha comenzado en el juzgado del distrito moscovita de Jamóvniki el juicio contra las tres integrantes del grupo punk « Pussy Riot », María Aliójina, Nadezhda Tolokónnikova y Ekaterina Samutsévich , de 24, 22 y 29 años respectivamente. La Fiscalía las acusa de «vandalismo», según el artículo 213 del Código Penal ruso. De momento tendrán que cumplir seis meses más de prisión tal y como dictaminó ayer el tribunal encargado del caso.
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El sumario alcanza los ocho tomos y precisa que conspiraron «con el objetivo de cometer un acto de vandalismo movidas por el odio religioso y la animosidad contra un grupo social». Sin son reconocidas culpables de haber instigado efectivamente el odio religioso, podrían enfrentarse a uno pena de hasta siete años de prisión.
En el exterior del juzgado ya se han practicaron algunas detenciones
En el exterior del juzgado ya se han practicado detenciones entre quienes han acudido en apoyo de las acusadas y no se ha permitido el acceso de prensa a la sala del juicio. El tribunal deberá decidir hoy si el proceso continuará o no a puerta cerrada y el calendario de las próximas audiencias.
Las tres jóvenes fueron las únicas que la Policía pudo identificar entre las participantes en el irreverente concierto improvisado el pasado 21 de febrero en el altar de la Catedral de Cristo Salvador de Moscú , el templo más importante del país. Interpretaron una canción con un rezo implorando a la Virgen María que salve a Rusia de liderazgo del presidente Vladímir Putin . «¡Virgen María echa a Putin!», decía el estribillo. Iban provistas de máscaras y ropa no demasiado decorosa.
Las inculpadas sostienen que su intención no fue profanar la catedral ni infligir blasfemia alguna sino protestar por el apoyo dado por el Patriarca ruso, Kiril, a Putin durante la campaña electoral de las presidenciales y por su rechazo a que los creyentes tomaran parte en la ola de manifestaciones contra el régimen.
La organización Amnistía Internacional ha declarado a Aliójina, Tolokónnikova y Samutsévich «prisioneras de conciencia» y ha exigido repetidamente su puesta en libertad. Llevan encerradas desde marzo . También han demandado su liberación los partidos opositores, las organizaciones de derechos humanos y un gran número de artistas e intelectuales.
El país está dividido entre quienes defienden su salida inmediata de la cárcel, pese a que admiten que su comportamiento fue reprobable, y los que consideran que la mejor forma de evitar que se repitan acciones similares es con un buen escarmiento. El Patriarca cree que el «ultraje» cometido por «Pussy Riot» forma parte de la peor campaña anticlerical habida desde la caída del comunismo.
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