La historia real de Nicholas Winton, el héroe que siempre escondió que había salvado a 669 niños del nazismo
Este viernes se estrena una película basada en el 'Schindler británico', que tejió una compleja red de contactos para sacar niños de Praga en tren
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Nicholas Winton escondió sus peripecias hasta que superó las ocho décadas de vida. Y no por falsa modestia o porque no tuviera posibilidades de explicar que había salvado a 669 chiquillos de la muerte, sino porque 'Nicky' –como le llamaban sus amigos, que vaya ... si tuvo– estaba convencido de que podría haber conseguido que más y más niños escaparan de las garras del Tercer Reich en Checoslovaquia. Por eso su historia permaneció oculta durante décadas, hasta que un programa de la BBC le reunió en 1988 con un grupo de aquellos chavales, por entonces ancianos de barba y pelo encanecido.
Los avatares de la vida sacaron a la luz su pasado. Y ahora, otras tantas décadas después, el cine ha querido pagar la deuda que siempre había tenido con el bueno de Nicky. Este viernes 22 de marzo, las salas españolas acogen el estreno de 'One life', un largometraje a caballo entre lo dramático y lo bélico que analiza las venturas, desventuras y heroicidades de este treinteañero agente de bolsa de Londres. Un tipo de buena cuna que, en lugar de esconderse tras su riqueza, tejió una compleja red de colaboradores en Praga para salvar, vía tren, a los jóvenes más desamparados en los momentos previos a la Segunda Guerra Mundial.
Schindler inglés
La historia de Nicky ya pisó las páginas de nuestro diario en noviembre del 2023, y de la mano del escritor Fabiano Massimi y la novela histórica 'Los niños de Winton' (Alfaguara). «Era un trabajador, un agente de bolsa de Londres y, en definitiva, un hombre de 30 años que tenía unos ingresos interesantes y vivía bastante bien», afirma el investigador. En sus palabras, nuestro protagonista iba a ir a esquiar a Davos en 1938 con un amigo, pero le comunicaron que en Praga había un problema humanitario y acudió allí sin dudarlo. «Es algo misterioso porque nunca se había preocupado de estos temas antes y no tenía razones reales para involucrarse en ellos. No conocía a nadie en el país, no sabía quiénes eran estos niños... Tuvo una revelación», sostiene.
A sus 29 años, nuestro protagonista diseñó un intrincado método para enviar a decenas de niños desde Praga hasta Londres. Y lo hizo a través de línea ferroviaria, el sistema más práctico. Lo que más sorprende es que las dificultades no las pusieron los alemanes, sino los británicos. «Ningún país de Europa estaba dispuesto a acoger niños porque era algo muy difícil. Todos los estados habían cerrado sus fronteras. Era un poco como pasa ahora: los inmigrantes, si eran útiles, desde el punto de vista económico, eran bien recibidos. Si no, los políticos se negaban porque los interpretaban como un lastre. Solo el Reino Unido emitía una serie de visados con cuentagotas a mujeres y niños, y eran muy pocos», afirma Massimi.

Así que Winton, además de conseguir o falsificar los documentos necesarios para la extraditación, tenía que convencer a los ingleses de que recibieran a los niños. Su principal argumento para ello fue que no pesaran en las cuentas públicas; de esa forma, el gobierno se mostraba mucho más receptivo. «Adolf Hitler estaba encantado con que salieran de Checoslovaquia, pero los británicos querían que llegaran con 50 libras para garantizar que no pesaran en las cuentas. Era difícil. Las familias que les acogían no recibían ayudas del Estado, y los mantenían a su cargo», sostiene el autor italiano. Nicky, sin embargo, luchó contra unos y otros para conseguir su objetivo.
Triste fin
¿Cómo era su método? Según Massimi, lo cierto es que no había. La Gestapo estaba contenta si los niños se marchaban, y más todavía si era otro gobierno el que pagaba su manutención. «Algo que no se dice es que los nazis, al menos en aquella región y antes de la Solución Final, no querían eliminar a los judíos. Buscaban desplazarlos a otra zona. Su objetivo era enviarlos a Madagascar en barco; 12 millones de hebreos. Abandonaron la idea porque no tenían el control del Canal de Suez. Si los judíos se iban de forma espontánea, no les ponían un obstáculo real», completa. La ayuda le llegó de parte de un equipo al que denominó los 'Ángeles de Praga'.
Durante los meses en los que actuó, Nicky salvó la vida a 669 niños a través de varios convoyes. «Llevó ocho trenes a Inglaterra, pero esperaba hacer llegar muchos más. El noveno tren estaba listo para salir con 250 niños el 1 de septiembre de 1939, pero ese día estalló la guerra y no viajó. Esos chicos desaparecieron», añade Massimi. Ese fue el último misterio que rodeó su vida, y el que más le traumatizó. La posible muerte de aquellos chicos fue para él una losa que nunca superó. Quizá por ello le costó tanto hablar de sus aventuras.
En todo caso, que los medios pusieran su historia bajo los focos en 1988 le revitalizó. «Aquellos chicos, ya adultos, le adoraban. El vídeo que me hizo descubrir la historia nos enseña toda la emoción de Winton. Le habían invitado a un estudio de televisión y no sabía para qué. El público entero eran sus niños, que se habían convertido en abuelos. Por el otro lado, los chicos tampoco conocían la identidad de quién les había salvado, y no pudieron contener la emoción», completa el experto. Nicky vivió durante 106 años, y, en el cuarto de siglo siguiente, se ha relacionado mucho con aquellos pequeños a los que salvó. Obtuvo decenas de premios, fue reconocido por el gobierno británico... Y ahora, tendrá al fin su hueco en la gran pantalla.
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