Así unió España su historia al Sáhara en tiempos de los Reyes Católicos: de fortaleza a colonia republicana
Tras la salida de las tropas españolas del Sáhara, la población civil saharaui fue perseguida y bombardeada con fósforo y napalm por las fuerzas marroquíes

El Gobierno anunció el pasado viernes que apoya que la ex colonia española del Sáhara Occidental se convierta en una región autónoma dentro de Marruecos, como defiende Rabat. «España considera que la iniciativa de autonomía es la base más seria, realista y creíble ... para la resolución de este diferendo», afirmó el ministro de Asuntos Exteriores en lo que es un giro histórico respecto a un territorio unido a España desde hace siglos.
Ya desde el siglo XV, los españoles mostraron interés por asentarse en el litoral del Sáhara. Su primer establecimiento sobre esta parte del litoral sahariano data de 1476, cuando Diego García de Herrera , Señor de Lanzarote, hizo edificar un fuerte que bautizó como Santa Cruz de la Mar Pequeña y que fue destruido más tarde por el sultán El Wartassi . La presencia castellana suscitó reclamaciones por parte de los portugueses, los cuales también habían realizado incursiones en la zona, por lo que se llegó a un acuerdo a través del Tratado de Cintra (1509) en el que se fijaban los límites de ambas naciones.
Los sucesivos sultanes de Marruecos reconocieron en diversas ocasiones que su poder no iba más allá del sur del río Nun, pero la realidad es que España no gozaba de una presencia real en la zona. Durante la incursión victoriosa de Leopoldo O'Donnell en 1860, que le permitió apoderarse de Tetuán y situó al sultán marroquí en una posición de completa sumisión, se firmó un tratado de paz que en su artículo octavo abría las puertas al control español del interior del Sáhara Occidental.
Sin embargo, tampoco la política de O'Donnell tuvo continuidad y hasta 1884 España no esgrimió internacionalmente sus derechos Como señala un informe del Ministerio de Defensa titulado ‘El conflicto del Sáhara Occidental’, ese año «los objetivos del gobierno de Cánovas del Castillo se centraron en el dominio de dos territorios concretos: la orilla sur del estrecho de Gibraltar y la costa africana opuesta a las Islas Canarias».

En octubre, concretamente, tuvo lugar el envío de una expedición militar dirigida por Emilio Bonelli , un alférez aragonés políglota, que buscaba adelantarse a las sociedades británicas que pretendían el dominio del territorio con el fin de explotar su riqueza pesquera. De esta manera, España pudo presentarse en la conferencia de Berlín que debía comenzar al mes siguiente, con pruebas irrefutables de que había ocupado efectivamente la región comprendida entre el cabo Blanco al sur y el cabo Bojador.
«Posteriormente, dos expediciones más, la de Álvarez Pérez, del Draa al cabo Bojador y la de Cervera-Rizzo-Quiroga, al Adrar Temar, lograron firmar tratados con los indígenas colocando bajo la protección española los territorios situados al norte y al este de dichos cabos. A partir de 1886 todos estos territorios quedaron incorporados a la Capitanía General de Canarias», explican en dicho informe el teniente coronel de Artillería Ignacio Fuente Cobo y el catedrático en Derecho Internacional Público Fernando M. Mariño Menéndez.
Ya entonces se conocía la riqueza pesquera de sus aguas, pero aún faltaba medio siglo para que se conociera la calidad de sus recursos naturales. En 1949, el geólogo español Manuel Alia Medina descubriría gigantescos yacimientos de fosfatos en la región de Bucraa. Fosfatos, hierro, petróleo y gas condenaron a aquel desierto en el intenso objeto de deseo de españoles, franceses, británicos y marroquíes. Años después, el Banco Mundial llegaría a calificar el territorio saharaui como el más rico de todo el Magreb y uno de los más valorados de África, debido a sus reservas minerales y lo abundante de su banco pesquero.
Un siglo XX convulso
A principios del siglo XX, España y Francia establecieron los límites definitivos de sus respectivas colonias en África, quedando acordadas las actuales fronteras del Sáhara Occidental . Tras el desastre de Annual, se produjeron una serie de acercamientos entre las autoridades españolas y los habitantes autóctonos del Sáhara Occidental para establecer una ocupación real de la zona. En 1934, el control militar saltó de la zona costera al interior, la más desértica, de modo que todo el territorio quedó bajo la administración española, en concreto bajo la Capitanía de Canarias . En el año que estalló la Guerra Civil en España, el Sáhara Occidental ya estaba firmemente controlada por las autoridades republicanas.
En 1960, una resolución de la ONU incluyó al pueblo Saharaui entre los pueblos colonizados con derecho a la autodeterminación y a la independencia
Los líderes de las tribus saharauis firmaron así un sometimiento amistoso que dio lugar al territorio conocido cómo « Sáhara Español », que incluía el Ifni. Este territorio pasaría en 1957 a formar parte de la provincia del protectorado español y se elevó, ese mismo año, como uno de los motivos de disputa entre España y el Estado de Marruecos, recién liberado del protectorado francés.
Tanto aquel conflicto denominado la Guerra de Ifni como en otros encontronazos diplomáticos, ya sin balas de por medio, forzaron a la dictadura franquista a ir cediendo terreno. En 1960, una resolución de la ONU incluyó al pueblo Saharaui entre los pueblos colonizados con derecho a la autodeterminación y a la independencia. Ante los planes marroquíes de anexionarse todo el Sáhara español y el crecimiento de movimientos nacionalistas de liberación cada vez más violentos, Franco accedió a buscar una salida de España del escenario y a organizar un referéndum para cumplir con las peticiones de Naciones Unidas . Los importantes intereses mineros de las empresas españolas ralentizaron la retirada...
Incidentes como el Levantamiento de Zemla, ocurrido el 17 de junio de 1970, obligaron a España a aplicar la fuerza contra el movimiento independentista y recordaron a Franco que se movía por arenas movedizas. Con el dictador agonizante, el Rey Hassan II presionó a España y a la comunidad internacional con la llamada «Marcha Verde», que fue auspiciada desde las sombras por EE.UU.

Esta invasión de 350.000 marroquíes, escudada por el Ejército, sorprendió a España en un momento de transición , sin capacidad de responder a una maniobra que pretendía hacerse pasar por una iniciativa popular, pero que estaba respaldada por la inteligencia estadounidense.
Tras la salida de las tropas españolas del Sáhara , la población civil saharaui fue perseguida y bombardeada con fósforo y napalm por las fuerzas marroquíes. Miles de saharauis huyeron llevando en sus bolsillos documentos nacionales de identidad con sello español.El conflicto entre Marruecos y el Frente Polisario se ha reavivado estas semanas tras permanecer tres décadas anestesiado por el acuerdo firmado por Naciones Unidas. La tensión sacude de nuevo el tablero regional, donde la mediación diplomática de España brilla por su ausencia.
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