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Josto Maffeo: «En el Sahara, en mi valle del Drâa, soy nómada, beduino y cabrero»

Josto Maffeo: «En el Sahara, en mi valle del Drâa, soy nómada, beduino y cabrero»

-Cuatro décadas llevo enamorado del Sahara... De la lealtad de aquellas maravillosas gentes, que te darían la mitad de su gota de agua si pudieran.

-¡Assalam alaykhoum! (¡La paz sea con usted!)

-Tomando el té número 27, en medio de las cabras, te das cuenta de que la gente humilde, con la sabiduría de los siglos y con la pelea diaria por la supervivencia, ha acumulado el bagaje de la auténtica cultura de la vida. Te dan bofetadas morales y te enseñan cómo han aprendido a vivir.

-¿Quién se cree Occidente, con su opulencia insultante, para juzgar a gentes que sobreviven en situaciones extremas? -En efecto, y allí, en el Sahara, en mi valle de Drâa que me ha adoptado, soy nómada con el nómada, beduino con el beduino, cabrero con el cabrero, y hasta cabrón con los cabrones.

-¿Se ve como «Josto de Arabia»?

-No, no, esas cosas no existen. Es un libro de historia, costumbres, religión, sociedad. No soy un turista, yo viajo y comprendo. Son recuerdos junto a Ángeles Blanco, que le concede al libro el aderezo de la sensibilidad femenina.

-1ª etapa: de Volubilis a las puertas del oasis de M´Hamid. ¿Un personaje?

-Nuestra mravillosa guía, Guiakas. Cruzó el desierto durante más de 50 días a los 13 años, y tiene más de 90.

-2ª: de M´Hamid a Guelmin, el gran oasis de los azalay, pistas, dunas y planicies...

-Ahí vagabundeamos entre una pequeña jaima de retales, cinco cabras, una familia con el patriarca abuelo, mujeres tejiendo, que hacen collares, hombres viajando 50 kilómetros con tres dromedarios para alimentarles de hierba... Esa es la vida. Niños cargados de bidones de plástico en busca de agua a 20 kilómetros. Los hombres del desierto son muy buenos cocineros.

- ¿Qué tipo de condumio improvisan?

-Las ensaladas, los guisos en barro -patatas, huevos, arroz...-; son los reyes del cuscús. Si muere una cabra comemos un cachito, si lo hace un dromedario, también, y ese día es fiesta.

-Carne de dromedario, dura de pelar...

-El que comemos es porque se «jubila» de muerte natural. Pero sí, es dura.

-3ª: del sur de Assa a Ifni y Essaouira.

-Estamos ya fuera del desierto. E-ssaouira enamoró a Orson Welles -«Hotel» se rodó allí-, y en los 60 Jimi Hendrix, Cat Stevens, músicos, pintores, literatos se refugiaron por los colores, la atmósfera, la belleza, el recogimiento de una ciudad amurallada. En Essaouira hay playa, mar, y comes pescado fresco con gaviotas volando.

- 4ª: Asmâa Chaabi, amistad en la arena.

-Es una especie de Koplowitz marroquí. Mujer, árabe, y elegida por el pueblo alcaldesa. Estudió en Oxford, defiende el pañuelo -ella no se lo pone- por el sentido de la libertad: «Cada uno que se ponga en la cabeza lo que le dé la gana». Polemista. Las mujeres son el futuro en el Sahara. Si te vas con los bereberes tuaregs y las tribus beduinas, compruebas que el del rostro tapado es el tuareg hombre.

-Destápese: ¿tuvo un amor juvenil con la política italo-india Sonia Gandhi?

-Sólo fui compañero de estudios.

-Usted obtuvo el premio «ComitEs» por montar hospitales de campo en el Sahara y curar a cientos de hombres, mujeres y niños. Muchos nómadas, gracias a su admirable acción, recobraron la visión.

-El mejor premio es cuando tengo problemas serios y «mi gente» -caravaneros y cabreros, tuaregs y beduinos, hombres y mujeres- me ofrecen su desprendida amistad. He querido devolver lo que me han dado. Ahí espero encontraros algún día.

- ¡Choukran! ¡Inch´Allah! (¡Gracias! ¡Si Dios quiere!)

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