Kris Humphries, ex de Kim Kardashian, solo le pagó el 20% de su anillo de compromiso y la obligó a devolvérselo en su divorcio
La influencer estuvo casada con el discreto jugador de la NBA apenas 72 días en 2011
La joya fue subastada por el propio deportista y obtuvo 749.000 dólares cuando había costado dos millones
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No hay duda de que la vida de Kim Kardashian es un filón y que siempre quedarán detalles tremendos por conocer. Su última revelación ha sido muy top: el exjugador de baloncesto Kris Humphries, con el que pasó por el altar en 2011, solo pagó el 20% de su anillo de compromiso y la obligó a devolvérselo en su divorcio, apenas 72 días después de casarse. Pero es que toda la historia de la joya es espectacular.
Así lo ha contado la propia Kim Karsahian en el último episodio de su reality al recordar aquel anillo de compromiso que él le regaló... o, mejor dicho, que ella misma se compró. Y todo a cuenta de algo normal entre la familia, como es hablar de anillos de compromiso durante el desayuno.
Mientras reflexionaba con su hermana Khloé, Kim Kardashian empezó su narración: «Me pregunto cuál será la forma de mi próximo anillo, en mi último y definitivo hurra». Y aquello dio pie a emprender un viaje al pasado para repasar cada uno de los tres anillos de compromiso que han pasado por sus dedos.
Un anillo de 18 quilates
«El primero era de 14 quilates», recordó de su matrimonio de cuatro años con Damon Thomas. Y el segundo, cuando el fornido Kris Humphries le propuso matrimonio, era una esmeralda de 18 quilates de Lorraine Schwartz. «No lo guardé. Estaba embarazada de North, seguía casada con él, y para separarme me dijo que tenía que darle el anillo de mi divorcio», explicó sobre su segundo marido.
Y fue ahí donde la cosa mejora, pues Kim se detuvo un momento para, en un golpe de inspiración, recordar que realmente fue ella quien prácticamente compró el anillo. «Él aportó una quinta parte», aclaró. La reacción de Chris Appleton, su estilista, no tuvo desperdicio y tras exclamar «¡Dios mío!» calificó la historia como «salvaje».
Lo cierto es que Kim Kardashian rara vez hace alusión a su efímero matrimonio con Humphries, uno de los sucesos más extraños de una vida ya de por sí muy extravagante. Aquella era una relación muy improbable, pues el chico era un baloncestista poco memorable que además durante toda su vida ha arrastrado una fama de tacaño y simple. «¿Para qué moverse de un sitio donde ganas mucho dinero?», dijo una vez cuando le ofrecieron fichar por un gran equipo.
En 2021, la influencer admitió que se sintió presionada a seguir adelante con su boda diez años antes con Humphries porque de inmediato comenzaba a grabar su programa 'Keeping Up with the Kardashians'. «Pensé: 'Bueno, estamos grabando esto para un programa de televisión. Si me voy, me conocerán como la novia fugitiva para siempre y seré el hazmerreír', y creo que simplemente me acobardé«, explicaba.
Y cómo la joya acabó en una casa de subastas
En retrospectiva, Kim Kardashian cree que manejó «mal» su ruptura y que le debe una disculpa a Humphries, con quien ya no tiene relación alguna. «Estaba muy nerviosa por romper con alguien, lo manejé fatal. Rompí con él de la peor manera, y no pude... simplemente no supe cómo lidiar con ello. Aprendí muchísimo de eso», añadió.
La historia del anillo todavía se reserva un gran final. Fue subastado en 2013 por 749.000 dólares a pesar de que en 2011 había costado dos millones. Fue adquirido por un comprador anónimo en Nueva York dentro de una venta de joyas organizada por la casa Christie's. Según publicó el 'New York Post' en su día, el vendedor era... ¡el mismísimo Humphries!
El catálogo de la subasta detalló entonces que «parte» de los ingresos por la venta se destinarían «a una organización benéfica», aunque jamás se supo ni cuál era ni se ofrecieron evidencias del cheque. Eso sí, se calcula que aquella boda supuso un ingreso de casi 18 millones de dólares para la pareja, lo que no está nada mal para los 72 días que duraron juntos. Humphries solicitó la anulación, y no el divorcio, porque tenía «fuertes convicciones religiosas», según rezó su petición.
A sus 40 años, el hombre publicaba a finales de año una imagen dándose un baño junto a la que escribía: «Terminando el 2024 con esta mentalidad. Y por si se lo preguntan, la mentalidad es orinar en la piscina de mi papá«.
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