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El mal gusto de Pedro Sánchez

El peculiar estilismo del presidente del gobierno

Pedro Sánchez EFE
Josemi Rodríguez-Sieiro

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El problema de Sánchez es que le pierde lo superfluo, además de ser una persona carente de gusto. No parece encontrar su estilo. No se encuentra favorecido llevando corbata. Pero, ¿por qué? Primero porque tiene un camisero malísimo, si lo tiene. Sus cuellos son unos cuellos ridículos, incluso canijos, de un tamaño demasiado pequeño, exageradamente cutre, con una abertura nada favorecedora, solo mínimamente admisible para ser usados sin corbata. Sánchez no se ha dado cuenta de ello hasta que se ha visto en las fotografías y ha comprobado cómo son los diferentes y variados cuellos de camisa de los demás, pero también sabe que para lo que va a durar en el cargo, no le compensa hacerse nuevas camisas o simplemente comprarlas.

Las corbatas no son su fuerte. Son como las que usaban los empleados de mutualidades o los funcionarios de sindicatos en los tiempos de Franco, pero más estrechas, en algunos casos sus nudos de corbata dan mucha pena, no tienen ni poderío, ni categoría, pero es evidente que para eso hay que haber pisado mucha alfombra de nudo de la Real Fábrica de Tapices. Sospecho que se ha dado cuenta que esas corbatas no le favorecen nada. Son tristes, aburridas, de colores neutros, sin apenas ningún dibujo, impersonales y sin ninguna concesión al riesgo. Es posible que haya pensado que su belleza no tiene por qué ser eclipsada por un signo, que seguramente considera demasiado elitista o burgués. Los descamisados tuvieron su momento y este señor quiere que se implante esa moda aprovechando que hace calor y que es la solución para no gastar energía en aires acondicionados que además de caros, ahora se inventará que son perjudiciales para la salud.

Es posible que esa cabeza tan rara amueblada, recomiende a partir de muy poco tiempo, ir a trabajar no ya con bermudas sino con short inguinal y camiseta ombliguera.

Las chaquetas de los trajes de Sánchez son también peculiares. Tienen una originalidad que es el desbocado del cuello. Es un estilo diferente. Nunca están cuadradas y nunca sientan bien. Siempre tienen una incorrecta posición. Mi padre me diría que es una cuestión de no tener un buen sastre. Yo creo que no es problema de eso, es problema de un pésimo prêt à porter. Un día se probó una chaqueta, el vendedor le dijo que estaba muy bien, se lo creyó y, desde entonces, la misma talla, idénticas telas y hasta un traje de un azul claro, casi manto de Purísima Concepción, que invita a una meditación.

Las solapas son tan estrechas que da la impresión que el corte del traje no era de los tres metros doble ancho tradicionales, sino de muchos menos y no ha llegado la tela para hacer unas solapas decentes, ni demasiado anchas, ni tan estrechas como las suyas. Ahora imagino que le irán acortando los bajos de los pantalones para mejor combatir el calor. Todo, todo es posible.

Mi deducción es que Sánchez, al querer cambiar España y que no la reconozca nadie, ha utilizado la matraca del cambio climático para convertirse en un diseñador de moda camuflado y crear un nuevo estilo.

Y eso que el protocolo no le permite avanzar un paso por delante del Rey, porque saldría tan alto como Su Majestad. Todo se andará… Dios le guarde muchos años porque no sé qué va a hacer el día en que no tenga un Súper Puma, un Falcon,…y se le acaben las ideas para innovar.

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