Una pediatra: «Es posible percibir en el niño los síntomas de un mal divorcio en la consulta»
Una doctora de Atención Primaria señala casos de «tristeza, depresiones, síntomas psicosomáticos inespecíficos, pequeños que retroceden en sus logros y vuelven a usar pañales o que otra vez duermen peor»

La sociedad cada vez tiene más parejas separadas, divorciadas y reconstruidas, y muchos procesos son conflictivos. La situación de la pandemia ha puesto de manifiesto los problemas de estas cuando hay disparidad de criterios en temas de salud . Y no solo están los derivados ... de la vacuna del coronavirus, ni mucho menos. «Los desacuerdos entre las exparejas que vemos en Atención Primaria no son muy trascendentes -explica la pediatra Carmen Martínez González- pero un proceso no amistoso, donde hay mala disposición entre ambos, repercute en la dinámica familiar y del día a día de los niños. Es decir, tiene consecuencias, en pequeños o grandes síntomas ».
Es verdad, reconoce esta doctora, que ejerce en el centro de salud Villablanca de Madrid, «que cada vez nos encontramos con más parejas o personas divorciadas que hasta que no te dicen que llevan separados varios años no se nota nada. Pero tampoco es raro que de vez en cuando aparezca un progenitor a comentar los síntomas que tiene el niño como posible causa del proceso conflictivo de separación de sus padres». Se refiere Martínez González a casos de « tristeza, depresiones, síntomas psicosomáticos inespecíficos, niños pequeños que retroceden en sus logros usan pañales o que otra vez duermen peor , adolescentes que cuyo rendimiento académico empeora, o que presentan problemas de carácter que no tenían antes… Los niños son más psicosomáticos y si no se les explica bien lo que está ocurriendo para que puedan asimilarlo o ven un conflicto permanentemente eso puede cristalizar en determinados síntomas».
Los desacuerdos importantes, señala esta doctora, «se ven más en los hospitales, cuando se trata de decisiones por enfermedades graves o urgentes, o cuando el niño por ejemplo necesita tratamiento en psicología o psiquiatría. Lo ideal, en cualquier caso, sería no judicializar». Si la enfermedad no es grave, desde el trabajo de consulta, prosigue Martínez González, «podemos invitar al padre o a la madre a venir a vernos para intentar persuadir de una decisión mediante el diálogo. También se les sugiere que acudan a un proceso de mediación, que es una alternativa que existe para los casos donde los pediatras no logramos que haya un acuerdo en lo que respecta a decisiones donde no es necesario que acudan a la justicia».
En cualquier caso, a esta pediatra le parece « importantísimo estar atento al contexto en el que vive el niño . Porque si en ese contexto hay un divorcio o contexto malo, puede darse el caso de maltrato. Debemos ser conscientes de que los pediatras estamos para cuidar de la salud mental, no solo física de los niños».
Lo que sí se ve en consulta
En las cosas del día a día, reconoce esta doctora, «no nos encontramos grandes desacuerdos, lo que sí nos encontramos son repercusiones psicológicas del día a día en su ámbito cotidiano de los emnores, que son importantisimas. Los niños muchas veces viven verdaderos infiernos, viven las peleas y los gritos de los padres , estos los usan de espías, para que les cuenten quién va a su casa de la expareja... Un niño nunca debe ser quien lleve confidencias de una casa a la otra. Eso hacae que tengan una sobrecarga afectiva enorme, que les puede hacer acabar con síntomas psicosomáticos o incluso una depresión o un trastorno de comportamiento».
Una mala convivencia familiar, prosigue Martínez González, «influye mucho en la salud de los menores: el que los padres no se quieran entre ellos no quiere decir que tengan que cuidar el ámbito afectivo de los niños y eso hay muchas veces que no se sabe hacer. Pero es importantísimo separar las discusiones de pareja del momento en el que están los niños en medio».
Lo que sí ven a menudo los pediatras en la consulta, concluye esta doctora, «es que no se respetan las rutinas o los horarios. Esto puede ser más relevante cuando son un poco más pequeños, pero hay que saberse horas de sueño, los alimentos que toman… Hay veces que como los padres no se hablan, el niño está en un ámbito un poco caótico, lo no quiere decir que no le quieran, solo que el otro progenitor no sabe los hábitos de su hijo porque la otra persona no se los ha contado, que es con quien más convive. Cuando son pequeños se desajustan mucho más y repercute más en su manera de estar a gusto y de ser », advierte.
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