Mutismo y nervios en un Gobierno al que Puigdemont mantiene en vilo
La Moncloa evita la exposición de sus ministros y traslada que la fecha no importa
Manifestaciones contra la amnistía en Ferraz y protestas en el resto de sedes del PSOE, en directo: última hora en Madrid y el resto de España
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Mutismo, escasa exposición pública, cautela en las palabras, nervios y, pese a todo, optimismo. Es, en síntesis, la postura de La Moncloa ante la negociación de la investidura de Pedro Sánchez, que las previsiones más optimistas situaban esta misma semana, algo que ... se antoja ya una quimera. Aunque fuentes muy destacadas del equipo negociador del presidente en funciones muestran tranquilidad e incluso se preguntan retóricamente: «¿Quién ha hablado de fechas?». Un aserto ante el que conviene tener en cuenta que en diecinueve días, el próximo 27 de este mes, expirará el plazo legal para que haya una investidura y, de no haberla entonces, las Cortes Generales quedarían automáticamente disueltas para repetir las elecciones generales el próximo 14 de enero.
Hace ya más de un mes que el Rey designó candidato a Sánchez y, de momento, el secretario general del PSOE sólo tiene seguro el sí de Sumar, con el que ha firmado otro acuerdo de coalición, el de Bildu, después de su primera reunión con los de Arnaldo Otegi, de ERC –tras el acuerdo firmado la semana pasada, que incluye el traspaso de Cercanías a Cataluña y la condonación de 15.000 millones de euros de deuda contraída por la Generalitat– y del único diputado del Bloque Nacionalista Galego (BNG).
El PNV ha recordado esta misma semana que aún no hay acuerdo para el sí de sus cinco diputados y para el de los siete de Junts per Catalunya, el gran quebradero de cabeza para los negociadores socialistas, queda aún una dura negociación sobre la amnistía para los encausados por el 'procés', empezando por Carles Puigdemont y alguno de sus más estrechos colaboradores.
«Si es que hay investidura», deslizó este martes, quien sabe si descuidadamente o con intención, la portavoz del Ejecutivo en funciones, Isabel Rodríguez. No fue un martes habitual en la sala de prensa de La Moncloa, que la también titular de Política Territorial y la de Educación y portavoz de la Ejecutiva del PSOE, Pilar Alegría, abandonaron más apresuradamente que nunca.
Por la tarde varios ministros desfilaron por el Senado para la sesión de control, entre ellos personas con un papel relevante en la negociación, como la responsable de Hacienda y número dos de la cúpula socialista, María Jesús Montero, o el titular de la Presidencia, Félix Bolaños, a los que apenas se pudo arrancar breves palabras, incluso a la carrera.
Montero contestó así a una pregunta sobre la decisión conocida este martes del Tribunal Constitucional rechazando el recurso de Madrid sobre el impuesto a las grandes fortunas, un asunto de su negociado, y cuando atisbó que le iban a preguntar por la negociación con Junts se zafó con un cordialísimo: «Ya me voy...».
Actitudes, todas, que evidencian el mutismo general decretado en el cuartel general de los socialistas, ante la convicción de que cualquier desliz, incluso dialéctico, podría afectar a las negociaciones con Puigdemont, si bien no dudan las fuentes consultadas en transmitir optimismo, incluso con cierta retranca: «Un poquito de paciencia. Estamos en un momento muy bonito. No paramos de trabajar. ¿Qué son cinco días? Los alemanes [en alusión a la negociación para la 'coalición semáforo' con liberales y verdes, que lidera el socialdemócrata Olaf Scholz] estuvieron seis meses.
Cerdán: «Me quedo»
Y mientras tanto, el secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, sigue en Bruselas. «De momento me quedo», les dijo este martes, también fugazmente, a los periodistas destacados en la capital comunitaria. El número 3 de Sánchez rompió la semana pasada el tabú de retratarse con Puigdemont, y lo hizo ante un enorme cuadro, urna incluida, del referéndum del 1-O, que el departamento de prensa trató en vano de ocultar con un forzado gran angular con el que se tomó la, hasta ahora, única imagen del expresidente catalán prófugo con dirigentes socialistas de alto nivel.
Pese a estar a muy poca distancia física, unos trescientos metros, Cerdán no ha vuelto a reunirse con él, aunque según la versión de los socialistas hay un intenso «intercambio de papeles» sobre los flecos por cerrar de la ley de amnistía. La competencia de Cerdán en el partido es la logística, y en su currículum no hay título alguno que avale una especial pericia jurídica. Quienes sí la tienen en el Gobierno, a excepción de Bolaños, callan, como este martes hizo en el Senado la propia ministra de Justicia y magistrada, Pilar Llop, y el responsable de Interior y antiguo juez de élite, Fernando Grande-Marlaska. Tampoco se ha escuchado a la titular de Defensa y magistrada, Margarita Robles.
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