Moncloa sí ve posibilidad de acuerdo con Feijóo en la respuesta a Trump
El ministro Cuerpo y el responsable económico del PP, Juan Bravo, mantienen su primer contacto
Albares presiona al PP por los aranceles: «Tienen que decidir si quieren estar con la democracia española o con la extrema derecha»
La respuesta a la histórica subida de aranceles anunciada por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, es 'casus belli' en Moncloa. En su largo discurso de este jueves en el Salón Barceló del complejo presidencial, rodeado de personas de los sectores más afectados ... y por miembros de su Ejecutivo como la vicepresidenta segunda Yolanda Díaz o los titulares de Economía y Agricultura, Carlos Cuerpo y Luis Planas, Sánchez habló a las claras de «una guerra comercial» que «sólo una persona quiere». Allí anunció tanto las primeras medidas de choque como la ronda con los grupos parlamentarios que liderará Cuerpo próximamente para compartir y negociar las medidas, si bien no todas necesitan de aval parlamentario, dado que muchas de ellas implican a un organismo con amplio margen de maniobra como el Instituto de Crédito Oficial, el ICO, con el suficiente músculo financiero para impulsar muchas de las iniciativas anunciadas. Cuerpo, ademas, explicará el plan ante el Congreso.
De cara a esa ronda con los partidos políticos, el Gobierno cree que las cosas con la principal fuerza de la oposición, el Partido Popular (PP), han empezado con buen pie. A diferencia de en otras ocasiones, y en medio de una mala relación entre Sánchez y Alberto Núñez Feijóo que el reciente encuentro entre ambos con motivo del aumento del gasto en defensa no mejoró en absoluto, el primer mensaje en redes sociales del líder de los populares la noche del miércoles, justo después del discurso de Trump en Washington, sentó bien en el equipo gubernamental. «El mensaje de anoche fue muy sensato», aseguró este jueves un importante miembro de la sala de máquinas monclovita, quien subraya que si sobre la amenaza arancelaria hay un discurso común «lo lógico es que nos pongamos de acuerdo en las Cortes». Feijóo pidió una «estrategia de país única y coordinada».
Tan pronto como jueves por la tarde se produjo el primer contacto entre Cuerpo y el responsable de Economía del PP, Juan Bravo, para analizar la respuesta española. El que fuera consejero de Hacienda de la Junta de Andalucía antes de su desembarco en Génova es una figura valorada en Moncloa como interlocutor desde hace tiempo, y con él se han llevado a cabo negociaciones sobre medidas económicas este mismo año. El Consejo de Ministros del martes dará luz verde a los primeros avales del ICO y al decreto necesario para vehicular los hasta 2.000 millones de euros en seguros de crédito y coberturas de riesgo a la exportación con financiación CESCE, uno de los instrumentos anunciados por Sánchez para ayudar a las empresas españolas afectadas a burlar los aranceles abriendo nuevos mercados internacionales.
En el equipo de Sánchez, aunque muy renovado desde entonces, sobrevuela el fantasma de la crisis de la pandemia de hace un lustro, a la que no en vano el propio presidente aludió en su discurso como una de las principales crisis que ha tenido que afrontar en sus siete años en el poder, junto a la crisis inflacionaria derivada de la guerra en Ucrania, que también mencionó.
Lo cierto es que por primera vez en los últimos meses Sánchez afronta una crisis que, aunque seria y de envergadura, y que amenaza los intereses españoles, como lamentan tanto los sectores afectados como los distintos actores políticos, incluido Vox, el principal correligionario local de Trump, le permite marcar un norte claro a su acción de gobierno. Y en esta ocasión sin los peajes que desde el comienzo de la legislatura en agosto de 2023 viene teniendo que pagar, fundamentalmente en forma de cesiones a Carles Puigdemont a cambio de los votos de Junts per Catalunya en el Congreso de los Diputados.
Para esta batalla no son precisos los Presupuestos, cuya no presentación es un tabú que el Ejecutivo rompió hace tiempo. Y tampoco es algo que soliviante a Sumar y a los aliados parlamentarios de la izquierda, como sí sucede con el aumento en el gasto militar comprometido ante la OTAN y ante los socios europeos.
«Decisiones muy difíciles»
Sánchez está convencido de que en este tipo de situaciones de adversidad es donde su equipo mejor puede rendir, y así lo dejó de manifiesto en su discurso de este jueves. «A lo largo de estos siete años he tenido que enfrentarme a decisiones muy difíciles, ante crisis absolutamente inimaginables», recordó, blasonando a continuación de haberlo hecho «con espíritu de equipo» y con «vocación de diálogo, acordando y no imponiendo». Aunque tampoco en esta materia, como en el aumento del gasto en defensa, habrá diálogo con Vox, excluido de nuevo expresamente de la ronda de contactos. Aunque en esta ocasión, según explican las fuentes gubernamentales consultadas, «con más razón que nunca», dado, argumentan, el apoyo político de Santiago Abascal a Trump.
Como no escapa a nadie, el acto de este jueves en Moncloa no fue fruto de la improvisación, aunque sí lo pudieran ser algunas de sus medidas. Así lo evidencia que comenzase con la emisión del vídeo de una campaña institucional contra los aranceles, con el lema, que luego Sánchez remarcó en su discurso, de que «nuestros principios no se venden, pero nuestros productos y servicios sí». Fuentes gubernamentales señalan que se llevaba en alerta desde hace un mes, y que en las dos últimas semanas se ha diseñado con más detalle, siempre esperando a conocer los términos concretos del anuncio de Trump el miércoles por la noche (hora española) en la Casa Blanca.
Desde el primer momento se tuvo claro que la interlocución con los sectores más afectados, así como con los agentes sociales, a los que Sánchez reunió en Moncloa incluso antes del discurso de Trump, serían dos elementos clave de una guerra comercial que no es única de nuestro país. Un contienda que no ha hecho sino comenzar.
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