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Las 240 horas de acampada bajo el sol para ver a Harry Styles en Villaverde

El cantante británico actuará ante miles de personas este viernes en el nuevo espacio de festivales de Mad Cool

Así es el nuevo recinto del Mad Cool: un macroespacio en el sur, ocho escenarios y quejas de los vecinos

Fans de Harry Styles acampando en torno al nuevo recinto de festivales de Villaverde Tania Sieira
Amina Ould

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Lunes, 10 de junio. 13.30 horas. El termómetro marca 37 grados y Lucía, Georgina, Carolina y Sofía tachan ya su quinto día de acampada en la puerta del nuevo recinto Mad Cool. La llegada de Harry Styles a Madrid mantiene los ánimos de estas y otras más de 250 personas que buscan asegurarse un buen sitio para ver a su artista favorito. Orden, paciencia, persistencia y amabilidad -como canta el músico británico en 'Treat people with kindness'- son los pilares de la organización que llevan a cabo las fans de Styles para «sobrevivir» a la acampada que culmina el 14 de julio con el espectáculo más esperado del año.

Georgina y Lucía -de Zaragoza y Alcalá de Henares, respectivamente- llegaron a la calle de la Laguna Dalga el pasado miércoles, 5 de julio. Tienen 17 años y serán las dos primeras personas en acceder al recinto una vez que se abran las puertas. Tendrán, dentro de su tipo de entrada, la mejor visibilidad. El resto de grupos que hay formados para pasar las jornadas restantes haciendo guardia por su sitio se organizan en turnos y se reparten los días y las noches. Sin embargo, ellas están ahí en todo momento. «Nosotras nos vamos a casa, nos duchamos, compramos hielos, agua, o lo que nos haga falta, y volvemos», indican.

«Emocionalmente es un poco complicado», explica Lucía a este periódico, pues son responsables de una tarea vital que les es asignada por la norma no escrita que existe dentro de la cultura de la acampada: quien llegue primero debe organizar la cola. La jóvenes llevan una lista y se encargan de coordinar los grupos y darle el puesto que corresponde a cada una de las personas que lleguen.

«Hay mucha gente que no está de acuerdo con las condiciones. Intentamos que sea lo más justo posible, pues entendemos que hay quien trabaja, pero también quien se está sacrificando por estar aquí», determina la madrileña. A toda esta tarea deben sumar la ola de calor extremo que azota al país esta semana. Sin embargo, para ellas lo peor son las noches. «Se duerme por rachas. Con el ruido, los coches pasando y la luz de las farolas hasta las 4 de la madrugada no se descansa y ya a las 7 de la mañana comienza a salir el sol».

Entre las jóvenes que matan el rato jugando a las cartas, haciendo pulseras, cantando o creando el conjunto basándose en el llamativo estilo de vestir Harry Styles -y que llevarán durante el concierto-, también hay menores de edad. Algunas acompañadas de sus padres. Marisa hace compañía a su hija, de tan solo 15 años. «Lo que hay que hacer por ellos no tiene precio», relata al mismo tiempo que enseña un kit esencial para estos calurosos días: «Bolsa de nevera, agua congelada, mucho hielo, bocadillos y a sobrevivir».

Imagen principal - Las primeras fans en llegar al recinto donde acamparán hasta el viernes matan el tiempo haciendo pulseras, jugando a las cartas y viendo vídeos de One Direction
Imagen secundaria 1 - Las primeras fans en llegar al recinto donde acamparán hasta el viernes matan el tiempo haciendo pulseras, jugando a las cartas y viendo vídeos de One Direction
Imagen secundaria 2 - Las primeras fans en llegar al recinto donde acamparán hasta el viernes matan el tiempo haciendo pulseras, jugando a las cartas y viendo vídeos de One Direction
Primeras fans en llegar a su hogar durante más de una semana Las primeras fans en llegar al recinto donde acamparán hasta el viernes matan el tiempo haciendo pulseras, jugando a las cartas y viendo vídeos de One Direction Tania Sieira

Sin embargo, la experiencia de las jóvenes que no han podido contar con la constante presencia de algún familiar no ha sido mala. «Nos hemos sentido muy seguras y protegidas en todo momento», recalca Lucía. De los cinco días y cuatro noches que han esperado a las puertas del recinto donde tendrá lugar el concierto, tres de ellos ha coincidido con la celebración del Mad Cool Festival, que ha reunido en Villaverde a cerca de 70.000 personas. Más allá de alguna vivencia divertida, no han pasado ningún susto: «La gente ha sido muy amable, sobre todo los de la organización del recinto. Nos han traído agua y comida».

Desde Andalucía

A pocas sombrillas, colchones y sillas de playa de distancia, María montaba su nueva habitación con el cartón que había pedido en una gasolinera cerca del recinto. Llegó este mismo lunes de Almería y, al momento, le pintaron el número 242 en la mano.

«Estamos tan solo mi amiga y yo hasta el miércoles, que es cuando llegan dos más», explica la joven de 24 años que ha pedido la semana en el trabajo para poder acampar. Aunque tienen una habitación en un hostal de la zona, tan solo lo pisarán de una en una para ducharse y prepararse las comidas -una dieta basada en pasta-, pues les han recomendado no moverse si no quieren perder su sitio. Una de las reglas establecidas es la de que siempre debe haber alguien en representación del grupo.

A diferencia de Lucía o Carolina, que ya son veteranas en hacer noches para conciertos, la andaluza se estrena, pero ya admite a este periódico, y entre risas nerviosas, que también «puede ser la última».

Música en directo

Desde el fin de la pandemia, el valor de experiencias al aire libre, entre las que se encuentran los conciertos, ha crecido exponencialmente, casi al mismo nivel que los precios de las entradas de los mismos.

El pase más barato para el espectáculo que tiene lugar este viernes-y, por tanto, el de peor visibilidad en un recinto en el que todo es pista- no baja de los 85 euros. A esto, habría que sumar, para muchos asistentes, el desplazamiento a la ciudad, así como los gastos de la estancia en un hotel, hostal o apartamento, en el que no acaban durmiendo.

Allá por donde Styles pisa, mueve masas. El pasado mayo comenzó su gira europea de estadios, y el británico no ha hecho más que llenarlos. Madrid no es la única fecha que está viviendo esta situación, a la que muchos parece insólita. Barcelona ya fue noticia cuando a más de un mes del concierto en el Estadio Olímpico Lluís Companys ya había fans organizadas en torno al recinto para hacer cola. Tampoco es 'marca España', pues Cardiff, Merlbourne o Toronto no se han quedado atrás.

La cultura de la acampada no es algo nuevo ni exclusivo del pop, ni de artistas con una gran base de fans, como muchos creen. Sin ir más lejos, el pasado lunes el WiZink Center acogió durante una noche a algunos fans de Arctic Monkeys, que buscaban tener la mejor visibilidad de la banda de Sheffield.

Esta situación ha creado controversia entre los asistentes a estos multitudinarios conciertos, que han llenado las redes sociales de reproches a estas personas que han decidido hacer de la puerta del recinto su hogar durante más de una semana.

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