Cuando la tele acercó Galicia a los gallegos: 40 años de TVG
La televisión autonómica lleva cuatro décadas conectando a la población gallega con su patrimonio. Hoy, afronta nuevos retos y se lanza a explorar caminos diferentes para seguir cumpliendo con su misión
Siete de la tarde del 24 de julio de 1985. Galicia enciende el televisor y sintoniza, por primera vez, un canal que emitirá una parrilla íntegramente en gallego. «Señoras e señores, moi boas tardes. A Televisión de Galicia ten a ledicia de presentarlles ... a primeira programación da súa historia na véspera do Día de Galicia». La imagen de una presentadora –una jovencísima Dolores Bouzón– saludando en lengua autóctona antes de dar paso a una comitiva en San Marcos marca un antes y un después en cientos de miles de hogares. Es la primera salida a antena de la Televisión de Galicia (TVG), materialización de un proyecto largamente ansiado en plena eclosión de las televisiones autonómicas. Sería un medio que otorgaría visibilidad a la cultura autóctona, fortalecería el uso de la lengua y ofrecería una alternativa propia en un panorama dominado por las cadenas nacionales. Este año se cumplen cuarenta desde que dio arranque, y en este tiempo no ha dejado de cumplir su misión. Pero hoy afronta retos que la llevan a reformularse y a armarse de osadía para explorar nuevos formatos.
Un rostro que despegó con la TVG y sigue presente es el de Xosé Ramón Gayoso. Presentador de 'Luar' desde hace tres décadas, su carrera profesional lleva ligada a la historia de la tele autonómica desde sus inicios. Recuerda que aquel día de verano se plantó en San Marcos con una «enorme ilusión», entusiasmado y con los nervios que acompañaban la primera aparición en antena de un joven de 29 años. «No era consciente del momento histórico que se estaba viviendo», comparte con ABC; del nacimiento de una televisión por y para Galicia en todos sus ámbitos: cultural, musical, paisajístico, tradicional… que además se proponía retratarla como una «aldea global», accesible y con un rico patrimonio que proyectar. Comienza emitiendo 39 horas a la semana y se estrena con un equipo de cinco «presentadores de continuidad», que aparecen en los interludios entre los bloques programáticos para avanzar lo que estaba por venir: además de Bouzón y Gayoso, serían abanderados Eva Veiga, Xosé Manuel Maseda y Mon Santiso.
Aparición «oportuna»
Así transcurren los primeros meses, sumando emisiones en un ambiente «formidable». Era un trabajo «ilusionante», recuerda el coruñés, en el que «cada día conocías a alguien nuevo». En septiembre comienzan las emisiones regulares y empieza a grabarse 'Entre nós', el primer magacín de la TVG, con Gayoso a cargo. El primero de muchos para él: después presentaría 'Boa noite', 'Lúa nova' y 'O veciño do xoves', una original propuesta en la que encarnaba a un trabajador de la televisión residente en un piso por el que pasaban sus conocidos, que resultaban ser personalidades a las que entrevistaba en ambiente distendido. El formato se asienta y el interés que suscita, también: lo siguen 'Corazonada', 'Adiviña quen vén esta noite' y 'Pensando en ti', en horario de tarde. En esa época llegan también el 'Venres Show', presentado por Pemón Bouzas, y el 'Supermartes', con Xosé Manuel Piñeiro –'Superpiñeiro'–.
En aquel mismo año, 1992, se produce la aparición «oportuna» de 'Luar', porque coincide con un momento en el que el público, ya acostumbrado a ver la televisión en gallego, de verdad empieza a «abrir los oídos», a interesarse más. La gente ve que la TVG realiza programas de producción comparable a los que se emiten por la tele nacional, con la diferencia de que tanto el idioma como algunos invitados eran gallegos. Se llevan orquestas, corales, bailes tradicionales, agrupaciones folk… El primer año se pilota «con discreción», pero al renovarse una segunda temporada se incluye a Xurxo Souto, que pone al equipo en la pista de la cantante y compositora Mercedes Peón. Ella redirige la búsqueda hacia el mundo de la «música silenciada», y los invitados gallegos cobran mayor protagonismo. Suben al escenario de 'Luar' las 'pandereteiras'... Y se descorcha la botella.
«Escaparate» en 'prime time'
Desde el plató de 'Luar' comienza una labor pedagógica de manos de los propios conservadores del patrimonio. El programa recoge el testigo de los magacines que lo precedieron y se vuelve un escaparate para la cultura popular a las diez de la noche, que la presenta «de forma entretenida» ante un público «muy heterogéneo». Conforme pasan los programas, la fórmula evoluciona con su audiencia, y viceversa. Se explora lo que podía ofrecer un abanico de artistas: Carlos Xestal, un joven Farruco, Paco Mivida... nacen también entonces 'Os Tonechos'. Treinta años más tarde, el presentador siente que se afianzó una conexión «directa» y «entrañable» con su público. Pero insiste en que, más que cualquier rostro, el protagonista es el propio formato televisivo: la invención, la capacidad, para proyectar luces y sonidos en las pantallas de los hogares. «La gran estrella es la propia TVG, los demás cumplimos», dice, con nada más que «el mérito de trabajar».
'Luar' se fue confeccionando, con los años, como «el amigo que se sienta contigo en el sofá». Un sentimiento que permeó en el resto de la parrilla de la TVG y en eso puede radicar parte de la cercanía que insufla. De forma orgánica, la lengua «fue subiendo a nuestros oídos» con los años. El canal sirvió –y sirve– como medio para actualizar y revitalizar expresiones en gallego –también argots, como el de los deportes–.
En esto jugaron un importante papel los locutores y el lenguaje que empleaban para informar. Pero piedra angular fueron también las producciones de ficción; tanto las propias como las importadas, que fueron algunos de los primeros contenidos de la cadena. Más que de mera traducción, con ellas se realizaron labores de localización: las expresiones se adaptaron para que calasen y resultasen familiares, a través de un lenguaje correcto pero con marcados elementos 'de andar por casa' que aproximaban a los personajes.
Así dijo Terminator «vai rañala, raparigo»; y Jock Ewing, de Dallas, aquel «estás bébeda, Sue Ellen» del que no pocos televidentes se acuerdan. La animación tampoco estaba exenta: Vegeta, de Dragon Ball, sorprendió en una ocasión a los espectadores con un amenazante «voute esnaquizar, miñoca». «Por la vía del cariño se llega a mucho más que por la de la imposición», resume el presentador; en especial cuando se trata de asegurar que algo cale y perdure: «La vida del ser humano son sentimientos. Lo demás, como respirar, son rutinas».
Igual de importante fue la apuesta por la producción de ficciones propias, afrontando las limitaciones presupuestarias con ingenio y un fuerte sentimiento de identidad. Desde 'Os outros feirantes' (1989) hasta éxitos como 'Pratos combinados' (1995-2006) o 'Mareas vivas' (1998-2002), la televisión gallega edificó su propio imaginario a través de historias que se enraizaban con la cultura y los paisajes gallegos. En los 2000, la producción se diversificó, abordando géneros como el thriller ('Matalobos', 'Serramoura'), el drama ('A vida por diante', 'O Faro') o la comedia ('Padre Casares', 'Luci'). Hoy, el auge de las plataformas de streaming impone una competencia feroz, y la respuesta de la TVG pasa por ampliar su proyección. Así ven la luz títulos como 'O sabor das margaridas' (2018), la primera serie íntegramente en gallego en Netflix, o coproducciones con Portugal como 'Auga seca' y 'Motel Valkirias'. El contexto cambia, pero la ficción se mantiene como apuesta estratégica. Y, desde el año pasado, con la comodidad que ofrece una plataforma propia de streaming, Agalega.
Entre dos mundos
El 'savoir faire' de la TVG la ha mantenido presente en los hogares gallegos durante décadas; pero en la actualidad afronta retos como ese, endémicos al formato televisivo, que Gayoso resume en que el modelo tradicional, al menos como lo conocíamos, «desaparece». En la otra orilla está el éxito de los contenidos a la carta y las micropíldoras, vídeos breves pensados para digerirse rápido y consumirse en cantidad. En ese contexto digital nace 'Dígocho eu', en 2020, enfocado a contenidos que cuadrarían en la tele, pero se plantean para ser consumidos en las redes. Era el sucesor espiritual de 'Ben falado!', un programa que presentaba el lingüista Xesús Ferro Ruibal y con el que compartía el objetivo de divulgar el gallego, pero aquel tenía un enfoque más académico y un formato televisivo. 'Dígocho eu' vio la luz de mano del productor Carlos Fernández Amado y de la de la joven periodista Esther Estévez, que desde el principio se convirtió en el rostro visible del programa –y punta de lanza de la cadena para su incursión en la era digital–.
«Fue un boom que no se esperaba, pero del que todos nos dimos cuenta. Nadie contaba con ello, yo misma tampoco», rememora Estévez. Esa buena acogida probó que la televisión había dejado de ser el único medio por el que la TVG podía llegar su público. «Hoy la gente se entretiene viendo redes sociales», y de ahí el «tirón» que tuvo la propuesta, pondera la presentadora. En compás con otra circunstancia: las restricciones por la pandemia. De repente, «se consumían mucho más las redes sociales, fue el año de la explosión de TikTok...». 'Dígocho eu' ampliaba los horizontes de la televisión, operando como una extensión del medio que podía consumirse en cualquier momento. Lo impulsó la creciente popularidad de un formato en concreto, pero se sostuvo gracias a un interés por las curiosidades de la lengua que ya existía entre el público, herencia de aquella labor didáctica durante décadas. «Ahora es un momento muy guay para el gallego porque hay mogollón de creadores en gallego en todas las redes», piensa, y de hecho «ya no se hace raro» su empleo.
El trabajo de Estévez representa perfectamente a una generación que creció con la tele tradicional pero exploró las posibilidades de las redes desde el momento en el que surgieron. Ella se mueve con naturalidad por ambos mundos, grabando episodios de 'Dígocho eu' y copresentando 'Luar': «Creo que el futuro está ahí, en cuanto a combinar redes y tele. El camino ya está siendo ese, pero creo que tendrá que seguir siéndolo». Pese a ser dos «mundos muy diferentes», porque «las redes tienen su lenguaje, su trabajo específico, y la televisión también», plantea que ambas pueden compaginarse, aunque no sea tarea sencilla. Llevar el timón de la tele gallega es una «gran responsabilidad», agrega Gayoso, y quizás hoy más que nunca. El futuro está por guionizar.
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