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Los ataques de abejarucos merman la cosecha de miel por el cambio climático

Los apicultores de la Comunidad Valenciana piden ayudas por colmena al caer la producción un 70% por este depredador y debido a la sequía

ASAJA Alicante alerta de restricciones en el riego y cítricos más pequeños por el «trasvase cero» del Tajo al Segura durante seis meses

Apicultores trabajan con una colmena en la Comunidad Valenciana. ABC
José Luis Fernández

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El cambio climático ha propiciado la aparición de una nueva amenaza para las abejas que ya ha hecho caer la cosecha de miel en la actual campaña: los ataques de abejarucos, un ave migratoria. Hasta el punto de que una organización agraria -La Unió de Llauradors i Ramaders- ha pedido ayudas por colmena a la Administración para compensar las pérdidas.

Este depredador ha proliferado en la campaña que acaba de concluir con una merma total del 70% en la Comunidad Valenciana, una de las zonas con más apicultura de España, donde también han influido negativamente otros factores como el aumento de los costes de producción, en especial, el gasóleo, al tratarse de una actividad trashumante.

«También hay que destacar los ataques continuos de avispas, que, al no encontrar recursos en la naturaleza, atacan a las colmenas para robarles la fuente de proteínas y glúcidos necesarios para sobrevivir«, describen desde La Unió. «Y sobre todo esta campaña resaltan los ataques incesantes ante la falta de recursos naturales por la sequía de un ave migratoria como el abejaruco, que han impedido que las abejas pudiesen salir de la colmena a recolectar polen y néctar», añaden, acerca de esta nueva plaga imprevista.

Se trata de una especie protegida que causa pérdidas a la apicultura por su efecto «depredador y disuasivo». Se alimenta cazando insectos de los alrededores de su zona de nidificación, especialmente de abejas, que captura al vuelo, explican las mismas fuentes.

Por este motivo, ya han solicitado a la Conselleria de Agricultura que establezca medidas de control para controlar la población antes de que el abejaruco pongan los huevos en determinadas zonas de asentamientos apícolas para evitar la implantación de nidos o por cambio de ubicación de los mismos. Además, propone una ayuda directa a los apicultores valencianos que compense los daños ocasionados, entre 10 y 15 euros por colmena para aquellos apicultores con explotación inscrita en el REGA y registrada en la Comunidad Valenciana.

Climatología extrena

La cosecha de miel de romero se vio afectada por las intensas lluvias de primavera, por lo que muchos apicultores no pudieron realizar ningún corte de esta miel monofloral tan demandada por el consumidor. La de miel de azahar fue un poco mejor en comparación con los últimos años, pero la limitación de asentamientos en terrenos citrícolas justo en la época de floración del azahar reduce a que sean pocos apicultores los «afortunados» para sacar miel de naranjo.

En verano la situación no mejoró, ya que el calor extremo de estos meses atrás afectó a la floración del tomillo, secando las plantas, impidiendo la producción de néctar y polen, imprescindibles para la producción de miel.

Con estas condiciones fuera de lo habitual, la vegetación del campo se secó y hubo escasez de polen y néctar para recolección de las abejas. Como consecuencia de las elevadas temperaturas, las abejas no salieron a pecorear, por lo que no pudieron llenar sus reservas de alimento para preparación del otoño y posterior invernada, explican desde La Unió.

La abeja reina para de criar

«Al no haber recursos la reina para de criar y como consecuencia baja la población de abejas. Si la población de abejas es escasa se debilita el conjunto de la colmena, hay menos abejas para realizar cada una de las tareas, salen menos abejas a pecorear, por lo que cada vez entra menos alimento a la colmena, debilitándola aún más hasta que la colmena muere», detallan.

Y aparte de la inflación con el combustible necesario para transportar las colmenas y los envases, también se han visto incrementados los costes de los tratamientos obligatorios contra la varroa en una cantidad que ronda entre 1 y 3,5 euros. Del mismo modo, la sequía y en consecuencia la falta de recursos naturales hace obligatorio alimentar las colmenas con suplementos como el azúcar, pienso proteico y jarabe liquido de estimulación, todas ellas materias primas que han incrementado de forma considerable sus precios.

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