BUENOS DÍAS, VIETNAM
Alcaraz: un hombre solo
Carlos Alcaraz tiene la determinación de un español, que es una mezcla de mil sangres mediterráneas

El español es un hombre solo: contra el mundo y sobre todo contra sí mismo. Es igual, le pongas en Flandes o en Wimbledon. La única diferencia es que entonces llevaban espada y pica, y hoy, los caballeros todavía se baten con un sable encordado ... sobre césped o tierra batida. El español es un tipo que hizo la reconquista solo, al que se le fueron sumando otros españoles que hacían la reconquista solos, cada uno por su lado y hoy, bien lo vería cualquiera con ojos en la cara, tampoco ha cambiado tanto. Por eso en España lo que más hay son retratos, lo excepcional, lo raro, es cuando Velázquez en vez de pintar a Cristo crucificado sobre todas las cosas, a la 'Vieja friendo huevos', a Felipe IV o al Papa Inocencio X, va y pinta 'Las Lanzas'. Y se rinde Breda y nos rendimos los españoles porque nunca nada nos unió tanto como Velázquez. Como mucho Iniesta en Sudáfrica, un cabezazo de Ramos en el 93 y Rafa Nadal cada vez que pisaba Francia. Porque no sé si París vale una misa, pero Roland Garros, sí.
España se sostiene sobre la fuerza y la voluntad de un español solo, tal vez herencia de las columnas de Hércules, que era un Rafa Nadal mitológico al que se encomiendan todos los tenistas de hoy. Pero sobre todo porque el español no sabe ser de otra manera. Todo se sostiene sobre los siglos y sus cojones. Por eso, Carlos Alcaraz tiene hechuras de soldado de los Tercios Viejos. No es que Santiago Abascal quisiese liderar un partido político como Vox, es que quisiera haber sido Alcaraz. Y mandas al murciano al único país que se nos dio mal a los españoles desde Carlos V, el único sitio en el que se nos ponía el sol, y se lleva a un francés por delante como si esto fuese un chiste del folklore popular en dos sets.
Carlos Alcaraz tiene la determinación de un español, que es una mezcla de mil sangres mediterráneas con las que se regaron todas las playas de Grecia a Cádiz -vía Murcia-, siempre solo desde Covadonga a Lepanto, pasando por Villalar. Y es que no hay nadie que haya entendido mejor España que Goya: En Francisco de Goya y Lucientes está todo lo que somos, desde 'La Pradera de San Isidro' al 'Duelo a garrotazos', que es un partido de tenis jugado por españoles; con la salvedad de que entre españoles no ganamos nunca, porque esa es la maldición de Caín. Pero cuando nos vamos fuera ganamos siempre, ahora -si Alcaraz quiere- incluso Wilmbledon.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete