Villaseca de la Sagra: Damián Castaño torea, convence y triunfa
El salmantino sale a hombros, Molina pasea una oreja y Robleño se entrega a la causa
Villaseca se supera a sí misma y este año dará siete novilladas

Como si de una redención se tratase, Damián Castaño abrazó las mieles del triunfo en Villaseca de la Sagra. Esta vez se desprendió del infortunio de lo ocurrido la pasada temporada y volvió, por los mismos fueros, al coso sagreño para aferrarse a un triunfo de esos que, al comienzo de la temporada, marcan la diferencia. En una ocasión tan señalada en Villaseca como su tradicional corrida en favor de la Fundación Oncohematología del Hospital Niño Jesús de Madrid, la afición volvió a darse cita en tarde fría al reclamo de un cartelazo y un elenco ganadero de categoría.
Damián Castaño encandiló a los tendidos villasecanos, al igual que lo hizo el pasado año. Bajo ese aura de torero antiguo y lidiador, Castaño hizo frente a la pujanza del segundo de Alcurrucén, al que toreó con más pureza y verdad por el pitón izquierdo. Aguantó el salmantino durante toda la faena los tragantones y dejó una estocada fulminante, siendo su esfuerzo recompensado con una oreja.
Lo verdaderamente interesante llegó frente al quinto de la tarde, de Pallarés. 'Filibustero', que dejó en varas una carta de presentación más que interesante, y Castaño se fundieron en una obra al margen de los guiones habituales para cuajar lo más grandioso de la tarde. Con la montera calada, Damián comenzó su faena sin probaturas, dispuesto y toreando por derecho con el encaje de su sello personal. La estocada fue fundamental para que Damián, con el triunfo amarrado, pudiera resarcirse y reivindicar un toreo único en su especie.
El joven José Fernando Molina, anunciado como Molina, no desaprovechó la oportunidad brindada, haciendo valer en sus dos toros la condición de triunfador de la pasada Feria de Albacete y de su gran 2024. Comprometido estuvo con el tercero de Ana Romero, sobresaliendo por su sedosa mano izquierda. Con el sexto, de la ganadería toledana de El Montecillo, fue otro estilo. Garra, corazón y valor, combinación innegable para pasear una oreja de buen sabor.
Cerraba la terna Fernando Robleño, en el año de su despedida de los ruedos. El madrileño firmó una tarde de gran compromiso con dos faenas muy diferentes pero de mismo fin: la dichosa espada. Si ágil y torero anduvo con el primero de Alcurrucén, con el cuarto, de Rehuelga, fue más de pellizco y sabor en destellos al natural, pero el acero sepultó la más que digna tarde de Robleño.
Plaza de Toros de Villaseca de la Sagra, Toledo. Toros de Alcurrucén (1º y 2º), Ana Romero, Rehuelga, Pallarés y El Montecillo, bien presentados en su conjunto y de juego variado, destacando al quinto de Pallarés, de nombre 'Filibustero', premiado con la vuelta al ruedo.
Fernando Robleño (de azul marino y oro): ovación y ovación.
Damián Castaño (de Chenel y oro ): oreja y oreja.
Molina (de azul pavo y oro ): ovación y oreja.
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