La vivienda es el nuevo ascensor social: «Quien no tiene casa, tiene un estatus social más bajo»
Un premiado estudio de la Universidad balear sobre la quinta ola de gentrificación en Palma alerta de que las clases sociales se están desdibujando y es más rentable tener activos inmobiliarios que trabajar
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Ser propietario de una vivienda fue un sueño de la clase media hasta hoy. Hoy tener una casa se ha convertido en un ascensor social. La gentrificación de la ciudad y los precios por las nubes no nos deja entrar más ... allá del felpudo de la puerta. ¿La consecuencia? Quien tiene una vivienda tiene un techo… y ahora también un mejor estatus.
«En la actualidad, si no tienes una propiedad inmobiliaria tu situación en la estructura social baja de peldaño», sentencia la investigadora y profesora de la Universidad de las Islas Baleares (UIB) Sònia Vives Miró, que alerta de que «los profesionales de clase media-alta se están 'desclasando'» después de que el fenómeno de la financiarización de la vivienda haya reconfigurando la estructura social de los barrios y de las ciudades.
«En la cúspide de la pirámide estarían los inversores, luego los rentistas, más abajo los propietarios, después los hipotecados, y en lo más bajo quedarían los inquilinos y los 'sin techo'». Así de crudo: cuantas más propiedades tienes, más arriba estás.
La investigadora principal Sònia Vives forma parte del equipo de I+D+i de Sostenibilidad y Territorio de la Universidad de las Islas Baleares junto con, entre otros, Onofre Rullan, Antoni Artigues y Víctor Navarro Zurriaga. Los cuatro investigadores han analizado los procesos de desposesión de vivienda en la ciudad de Palma desde 2003 hasta 2020, en el contexto de la llamada quinta ola de la gentrificación o gentrificación financiarizada. Un trabajo que ha sido premiado con el Luz Marina García Herrera como mejor artículo publicado entre los años 2022 y 2023 en la revista científica Scripta Nova.
Tras el análisis, los expertos no traen buenas noticias; apuntan que tener estudios superiores y un sueldo 'bien' de clase media ya no es determinante para conseguir un buen nivel de vida. «Porque la riqueza ya no la genera el rango del trabajo ni tu posición en él, sino que depende de tus propiedades y de las inversiones que hagas», resume con crudeza la geógrafa de la UIB.
«Trabajando antes podías tener un nivel de vida que ahora no puedes tener si no tienes una propiedad inmobiliaria. Un profesor que gana 1.800 al mes no puede vivir solo de alquiler, por ejemplo, o comprar una casa. Los profesionales de clase media-alta de antes, ahora se están desclasando si no van acompañadas de una herencia o una hipoteca. Esto es lo que se ha reconfigurado: nuestro estrato social se mide en propiedades y ya no tanto por el rendimiento de trabajo».
Que hoy en día sea más rentable tener una casa para alquilar que trabajar va ligado a la gentrificación -la transformación en un espacio urbano del tipo de población- y los efectos que está provocando en las clases sociales. Un fenómeno actualmente «globalizado» que empezó en los años 70 en una primera ola muy puntual en los barrios del Soho y Brooklyn, en Nueva York, y más tarde se extendió a todos los EEUU en todos los centros históricos en una segunda ola, recuerda Vives Miró.

Fue la tercera oleada la que expandió el fenómeno de la gentrificación de forma global dentro de un proceso de reconversión de ciudades neoliberales que en Palma se empezó a notar en los años 90. «Al principio afectó al corazón de la ciudad, concretamente al barrio de Sa Gerreria cuando por primera vez entraron los capitales privados», detalla la investigadora de la UIB. Después se esparció por todo el centro histórico de la capital balear llegando a los ensanches.
La cuarta ola de gentrificación se produjo con la expansión de las finanzas por los créditos baratos y la titulización hipotecaria, que permitió la creación de la sociedad de propietarios. Y hoy Palma está inmersa en la quinta ola de gentrificación, como en el resto de las ciudades del Norte Global. Esta investigación de la UIB convierte la capital balear en un ejemplo clave para entender el impacto global del capitalismo financiarizado en las ciudades.

«La riqueza no se crea como antes, por tu sueldo y rango de posición en tu profesión, que era lo que definía tu nivel de ingresos y tu escala social. Ahora depende de tu relación con los activos inmobiliarios, las propiedades o las inversiones que tengas»
Sònia Vives Miró
Investigadora de la UIB
«Esta quinta oleada se produjo después de la crisis de 2008 cuando se intentó recuperar el dinamismo del sector inmobiliario y se promulgaron las socimis - sociedades que cotizan en Bolsa y no pagan impuestos-, que se expandieron afectando ya a las clases sociales altas-medias de toda la isla. Los capitales transnacionales, junto con la irrupción del alquiler turístico, intervinieron en los barrios», alerta Vives Miró, dando lugar a este tipo de gentrificación.
La investigación de la universidad balear constata que a lo largo de estos años los fondos de inversión internacionales han ido sustituyendo a los bancos y cajas como promotores principales de los procesos de desposesión de vivienda. Un fenómeno de transformación urbana que ha generado cambios profundos en la distribución espacial y social de los desalojos y en las ejecuciones hipotecarias.
Los desahucios de inquilinos empezaron a afectar a las personas empobrecidas. Más tarde alcanzaron a la clase media también. «Y aquí se expande el conflicto de la vivienda y de cómo en este momento la riqueza no se crea tanto como antes, por tu salario y tu rango de posición en tu profesión, que era lo que definía tu nivel de ingresos y tu escala social. Ahora la riqueza no depende tanto de tu trabajo sino de tu relación con los activos inmobiliarios, las propiedades o las inversiones que tengas».
«Comprar casas por trozos»
Y aunque lo de 'vivir de rentas' se ha dicho toda la vida, admite la investigadora, ahora no es una «práctica puntual» sino que ya es una «forma de vida generalizada» que está al alcance, principalmente, de las personas que heredan. «Porque una persona sin herencia, por muy trabajadora que sea, no puede adquirir una vivienda porque con un sueldo de clase media no te da».
¿Y si no podemos comprarnos una casa entera? Pues ya es posible invertir en un 'trozo'. «La tokenización es la máxima expresión actual de las estrategias de financiarización de la vivienda: una casa la convierten en tokens y tú en el sofá de tu casa inviertes 400 euros en una casa de Honolulú». En España aún no está regulado, «pero es lo que nos viene», vaticina Vives Miró.
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