Violencia machista
La mujer asesinada en Benalmádena denunció a finales de enero a su pareja por malos tratos
Lina y su asesino se vieron hace un par de semanas en el juzgado por un episodio violento y ella salió sin medidas de protección
El Gobierno confirma como violencia machista el asesinato de Benalmádena
El detenido mató a su pareja de una forma brutal y luego prendió fuego a la casa

El sábado por la noche Lina estuvo con sus amigas en la Taberna de Sinfo, en la Plaza de las Tres Culturas de Benalmádena Pueblo. «Estuvo hasta las diez de la noche aquí, luego se marchó. Siempre andaba por aquí. No quería estar en casa», ... recuerda la camarera, que asiste desde la pérgola al minuto de silencio por el asesinato de esta mujer. Ella es la primera víctima de violencia machista en Andalucía en este 2025. Su exmarido, del que estaba pendiente de formalizar el divorcio, la mató delante de, al menos, uno de sus hijos de una forma brutal. Luego quemó la casa.
Fue el pequeño de once años quien pidió ayuda y quien narró a las vecinas lo que había ocurrido. Una de ellas rompe a llorar sentada en la plaza antes del minuto de silencio. «No puedo decir nada. Llevo desde las cuatro de la mañana que empezó todo. No puedo hablar», dice antes de quebrarse de dolor arropada por un grupo de mujeres.
Sobre las 5.25 horas de este domingo hubo tres llamadas a Emergencias 112 por un incendio en una vivienda. Algunas fuentes explican que una de esas llamadas la hizo el propio exmarido de Lina. La pareja llevaba unos meses en trámites de separación, no exentos de problemas. «En la calle era muy agradable, pero luego era muy violento», asegura una de las vecinas a ABC.
Al lugar de los hechos se desplazaron varias dotaciones de los bomberos, la Policía Local y la Nacional. Primero se sofocó el incendio entre el nerviosismo de los hijos de Lina, que fueron rescatados allí mismo. Sin embargo, faltaba la madre. Se había quedado dentro. Al apagarse las llamas, los bomberos lograron entrar. Allí encontraron el cadáver de Lina. Era evidente que no había muerto por el incendio, ni tampoco de causas naturales. Había signos muy evidentes de violencia.
El hijo de once años ya había dicho a alguna vecina, al huir, lo que había pasado. Avisaron a la Policía Nacional y allí detuvieron al presunto asesino. Un subsahariano de 42 años que llevaba unos 13 años con esta mujer, con la que tenía tres hijos de once, nueve y seis años, que ahora se han quedado sin madre. Como su hermano mayor edad, que también ha visto, como aquel hombre que enamoró a Lina y que nunca le trató como un padre la ha matado. El alcalde de Benalmádena, José Antonio Lara, aseguró en la concentración que el Ayuntamiento se hará cargo de ayudar a estos niños.
Horas después del ataque machista la vivienda seguía oliendo a humo, en el suelo había mascarillas y las puertas estaban precintadas. «La casa ha quedado apuntalada. La madre de Lina, que vive encima, se ha tenido que marchar. Los techos están todos desprendidos», apunta otra vecina, que la recuerda como «muy trabajadora, cariñosa y alegre». La madre de Lina no puede vivir en su casa. «Se la han llevado los hermanos. Cuando pasó todo tuvieron que ponerle un calmante», una vecina de las casas aledañas.
El niño contó a las mujeres que lo rescataron y se acercaron a socorrerlo de madrugada como fue todo. Así, les narró como su padre, primero, le dio una paliza con un puño americano a Lina, que con eso la apuñaló o le genero cortes o punzadas, y que luego la ahorcó. Será la autopsia al cadáver la que diga cuál es el motivo del óbito de esta mujer. La Policía Nacional, que lleva la investigación está a la espera de los informe forenses.
El menor después contó a sus vecinas que su padre prendió fuego, que lo hizo poniendo debajo del cuerpo unos colchones y cartones. «Al propio hijo de once años le dio un golpe y ha resultado lesionado», afirma esta vecina.
Lina estaba separada de su asesino, pero el hombre podía seguir yendo a casa. La mujer estaba a la espera de recibir los documentos que formalizan el divorcio entre ambos. Ella se había cansado de la agresividad del detenido y lo denunció en varias ocasiones.

La fallecida estuvo registrada en el sistema de protección de víctimas de violencia de género (Viogén), puesto que había denunciado a su entonces marido por malos tratos. El caso estaba ya «inactivo». Sin embargo, recientemente, tuvo otro episodio. «Me lo contó en el parque hace un par de días. Le quitó el móvil a Lina y le levantó la mano. No le pegó, pero ella cogió el móvil de su hijo y llamó a la Policía. Lo denunció por segunda vez», apunta esta amiga de la asesinada.
La misma mujer narró como hace un par de semanas estuvieron en el juzgado declarando por ese nuevo episodio. «Lina pidió una orden de alejamiento, pero no le fue concedida. Además, la juez le dijo que no cambiara el bombín de la puerta para que el asesino no entrara, porque podría tener problemas legales. No podía negarle el acceso a la vivienda», añade esta amiga, que lamenta que esa decisión haya acabado con su amiga asesinada brutalmente de madrugada. «El juicio por esto se lo pusieron para el año que viene, pero ya...», añade.
«¿Ahora qué?», se pregunta otra vecina de la calle Álamos. Allí la recuerdan la noche anterior «alegre» y otra señora rompe a llorar. Otras dos dicen que sí conocían al asesino. «¿Cómo no? Ha estado viviendo aquí mismo muchos años. Todos los que ha estado con ella. Ahora ya no lo veíamos porque se estaban separando, pero de vista los conocemos todos», añaden.
Y entre ellas narran las cosas extrañas de la expareja de Lina, las que nos les inspiraba confianza, pese a que se presentaba como una persona amable. «Lo he visto muchas veces dormir en el coche. No sé por qué, pero no es normal», afirma otra de las vecinas concentradas en la plaza para el minuto de silencio. Allí una revela otra episodio violento, pero esta vez no fue con Lina. «Hace unos años tiró a su suegra por la escaleras», añade.
El domingo toda Benalmádena recordaba a su vecina asesinada. La concentración en la Plaza de las Tres Culturas fue espontánea. No estuvo convocada por ninguna administración. «Era muy trabajadora», afirman sobre ella. Lina trabajaba cuidando a personas mayores, limpiando y acompañando a los niños en los 'caminos escolares'. Era una de las mujeres que recogía a los niños en los puntos de encuentro para llevarlos cada mañana al colegio. Una de esa niñas sostenía una pancarta en su memoria tras su asesinato: «No a la violencia. Lina».
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