Simón Pedro Barceló, copresidente de Barceló: «España debe pensar si con menos turismo viviríamos mejor»
El sector bate récords y se moderniza como nunca, pero echa de menos que los políticos lideren el debate sobre la turismofobia, simplifiquen las leyes e inviertan en renovar infraestructuras

Simón Pedro Barceló Vadell (Palma de Mallorca, 1966) lleva más de 30 años en la empresa familiar que fundó su abuelo. Es copresidente, junto a su primo Simón Barceló, del grupo turístico español más importante en hoteles y viajes. Por un lado está la ... división hotelera Barceló Hotel Group (con más de 64.000 habitaciones en más de 290 hoteles en 30 países) y la división de viajes Ávoris (1.500 agencias, varios touroperadores y una compañía aérea) y un equipo compuesto por más de 38.000 personas.
—¿Es sostenible seguir encadenando récords de turistas?
— Creo que sí. España es una historia de éxito en el turismo mundial y lo tiene todo para seguir creciendo. En los destinos de sol y playa los límites son más claros, pero la España de las ciudades del interior, la España verde, la España cultural, tienen muchísimo margen de crecimiento.
— ¿Cómo debemos reaccionar ante la turismofobia?
— Pensando en que el turismo hizo que los españoles fuéramos mejores, que nos viéramos y nos vieran mejor desde el extranjero. La conclusión es clara y hay que explicarla.
— ¿Qué hay que explicar?
— Cada uno debe pensar cómo nos afecta el turismo. Muchos vivimos directamente del turismo, depende de quién haga las cuentas entre el 10% y el 15% de la de la población, pero son muchos más los que viven de forma indirecta. Y finalmente hay un porcentaje de actividad inducida que a mi juicio sitúa el impacto del turismo por encima del 30% del PIB. Creo que es una oportunidad para que en cada lugar de España se piense si viviríamos mejor con una actividad turística inferior, si conservaríamos el nivel de ingresos que tenemos, si tendríamos la oportunidad de conocer a personas de otros lugares y conectar con otras culturas y al acabar la lista deberíamos decir si realmente se justifica el ataque a la actividad turística.
— Hoy (la entrevista se celebra el 20 de marzo) es el día de la felicidad…
— Y el turismo es la industria de la felicidad.
— Recientemente ha fallecido José Luis Yzuel, presidente de Hostelería de España, al que entrevisté para esta serie. Él decía que éramos un destino atractivo porque los visitantes percibían que los españoles, en general, vivimos felizmente.
— Además de rendir homenaje a José Luis, la persona y el líder que nos ha dejado, la hostelería, los bares, los restaurantes, las cafeterías españolas juegan un papel fundamental en el atractivo de nuestro país.
— ¿Qué ocurrió tras la pandemia?
— Se han unido dos circunstancias: una, la coyuntural, consecuencia de la pandemia, de las prohibiciones, de no poder movernos, de estar encerrados y otra, estructural, que es el deseo de jóvenes y no tan jóvenes de disfrutar de experiencias, de conocer nuevos lugares, nuevas gentes. Eso ha hecho que después de la pandemia hayamos vivido un frenesí de actividad turística en el mundo que ha hecho que la recuperación haya sido rapidísima y muy intensa.
— ¿Qué hace que las grandes cadenas norteamericanas tengan modelos de crecimiento y tamaños muy superiores a los nuestros?
— Fundamentalmente porque su modelo de negocio está basado en la franquicia y en la comercialización. El modelo español nace de un modelo de negocio patrimonial que con el paso del tiempo va evolucionando y que hoy sí se dedica a gestionar hoteles para otros propietarios. Creo que esa diferencia en la vinculación con la propiedad, incluso con la gestión hotelera, es la que marca la diferencia y hace que las compañías americanas puedan crecer a unos ritmos de abanderamiento muy superiores a los de las españolas.
— ¿Y cómo ve el crecimiento de esas cadenas globales en Europa, sobre todo en el segmento de sol y playa?
— Bueno, pues es un reconocimiento de que el sol y playa es una actividad turística fundamental que durante muchísimo tiempo el mercado hotelero y los inversores institucionales no valoraban adecuadamente.
— ¿Cómo es de sostenible la fragmentación hotelera que hay en España?
— Lo ha sido durante 60 o 70 años y yo creo que sigue siendo. Tan extraordinario es un empresario hotelero que decide crecer, como hemos hecho algunos, como otro que decide ser dueño de uno o dos hoteles y que pretende dar un servicio en primera persona a sus clientes. Creo que hay oportunidad para el éxito de ambos modelos.
— ¿Y qué papel pueden jugar las marcas españolas versus las grandes marcas globales mucho más potentes?
— Las grandes compañías españolas que somos pequeñas comparadas con las grandes multinacionales, sobre todo norteamericanas, pero también asiáticas y alguna europea, seguimos teniendo ventajas en nuestro modelo de negocio y en nuestra capacidad de inversión. Seguiremos teniendo muchas oportunidades de crecimiento. En Barceló somos los segundos operadores en España y tenemos menos del 2% de cuota de mercado, por lo tanto podemos doblar o triplicar en nuestro mercado. Por lo tanto soy optimista. Además, el modelo de las grandes marcas que es fundamentalmente de franquicia, de momento no es un modelo deseado para nosotros.
— La inteligencia artificial –como en su día internet– anticipa escenarios disruptivos en el sector, ¿cómo se está preparando Barceló?
— Internet ha sido un gran aliado de los hoteleros. El sector hotelero español nació y se desarrolló con un modelo en el que toda la comercialización estaba subcontratada. Las agencias de viajes y turoperadores eran quienes se encargaban de la comercialización. Internet supuso una gran oportunidad para vender directamente su producto. Hoy, el 30% de nuestras ventas se produce por nuestros canales de distribución propios.
— O sea, el mito de que los españoles no sabíamos vender ha caído.
— Y seguirá cayendo porque todos tenemos en nuestro objetivo los porcentajes de distribución directa de las grandes marcas americanas que están en el 40% o en el 50% y en esa dirección vamos. La IA es ya un aliado para nosotros para que la personalización de la oferta sea todavía más atractiva para nuestro cliente.
— En el mundo del turismo hay dos grandes áreas: la distribución y los hoteles. Barceló tienen patas en ambos, pero la distribución no le termina de hacer feliz. ¿Por qué?
— (Sonríe) Soy muy feliz siendo el primer grupo turístico español en facturación. Somos la segunda compañía hotelera española y el primer grupo de agencias de viajes en España y esa actividad ya me hace muy feliz. La cuestión, como familia empresaria, es que tenemos dos actividades: una es de mucho volumen, mucho riesgo y poco margen que es la de la distribución, y nos sentimos mucho más cómodos invirtiendo en la otra que son hoteles con márgenes sobre ventas mucho mayores. Nos podemos equivocar en hoteles y casi no se nota. Como nos equivoquemos en Ávoris (su plataforma de viajes) vamos a tener un disgusto como lo hemos tenido en los años de pandemia de cientos de millones de euros que preferiríamos no tener. Pero precisamente esa área es la que está más expuesta a la disrupción de la IA. Nosotros tenemos la suerte de que podemos elegir y preferiríamos ser única y exclusivamente hoteleros, como lo fuimos ya en el año 2000 cuando vendimos todas nuestras actividades de viajes y esa sería nuestra preferencia. ¿Significa eso que no soy feliz al frente de Ávoris? En absoluto, estoy muy orgulloso de lo que estamos consiguiendo.
— ¿Cómo llevan la nueva normativa de registro de viajeros?
— Malamente porque la excusa de la seguridad no se sostiene. Me gustaría que se nos dijera cuántos atentados, no ya en España, sino en el mundo, se han producido por la actuación de personas que se hayan alojado en establecimientos turísticos. Creo que ha sido ninguno. Por lo tanto, es muy relevante que la excusa de la seguridad se contraste adecuadamente. Y, en segundo lugar, está la privacidad de las personas. Nosotros no debemos ser los inquisidores ni tenemos que ser quienes facilitemos información personal de nuestros clientes. Por lo tanto, nuestra posición es absolutamente contraria a esa normativa a la que estamos atendiendo obviamente por imperativo legal, pero que preferiríamos que no existiera. En Estados Unidos no existe y su obsesión por la seguridad es probablemente mayor que la podamos tener los europeos.
— ¿El problema de la falta de vivienda está relacionado con el turismo?
— La vivienda que se ha dedicado a uso turístico de forma ilegal está íntimamente ligada al problema de la vivienda. El urbanismo lo inventamos hace muchos años por muy buenas razones. A nadie se le ocurriría hoy meter una actividad industrial en una zona residencial o al lado de zonas educativas. Bueno, pues si metemos actividad turística en zona residencial, el problema está garantizado porque estamos quitando de la oferta residencial unas viviendas que deberían estar dedicadas a ello.
— ¿Los partidos políticos entienden los problemas de su sector?
— No suficientemente. Las autoridades están haciendo dejación de la defensa del sector turístico y eso motiva, obviamente, a los turismofóbicos. Recientemente asistí a un foro de ABC donde la actividad turística estuvo ausente del discurso del presidente de Andalucía siendo la primera actividad económica y la primera generadora de empleo de su región. Por lo tanto, no es solo un problema que en algunas comunidades autónomas se haya impuesto una ecotasa por gobiernos de izquierda, es que el gobierno del PP en Baleares la está intentando incrementar. Creo que hay un problema de comprensión de la realidad y de la oportunidad. Cada oportunidad que se pierde de defender la bondad del turismo y de preguntar al conjunto de la sociedad si este es o no el camino que queremos seguir, pues es una nueva baza que ofrecemos a aquellos que tienen una visión negativa de esta actividad.
— Tras una breve experiencia política (fue senador por Mallorca en 1989), ha hecho toda su carrera en la empresa familiar. ¿Cómo ha sido la experiencia de relevar a la segunda generación?
— Desgraciadamente mi abuelo murió muy joven, con lo cual mi tío y mi padre se encontraron, muy jóvenes también, no solo con el drama familiar de perder al padre, sino de tener que sacar adelante una pequeña empresa de transportes en Mallorca a finales de los años 50. Tuvieron la visión, como muchos otros mallorquines, de que el turismo iba a cambiar la isla. Se apuntaron al turismo y desarrollaron una gran actividad empresarial. Supongo que en sus cabezas quedó ese drama de la pérdida temprana del padre, pero mi padre con 65 años y después mi tío con 70 años, renunciaron a la presidencia del grupo y desde el año 2000 somos copresidentes uno de mis primos y yo. Ellos alentaron que había que dar paso a la siguiente generación. Lo creamos o no, han pasado ya 25 años de aquello y ahora nos toca a nosotros hacer lo mismo. Hace unos años incorporamos en nuestros estatutos unos límites de edad para ser consejero delegado, para ser presidente y para ser consejero en Barceló Corporación, que es nuestra sociedad matriz.
— Su primo, que es copresidente está por cumplir 65 años.
— Mi primo cumple 65 años en noviembre y por lo tanto en enero deberá dejar de ser consejero delegado del grupo, pero puede seguir otros cinco años como presidente.
— Y han optado por una empresa con una sucesión familiar...
—Decidimos no prohibir el acceso de los familiares ni a los órganos de gobierno, ni al trabajo en la compañía. En distintos momentos hemos tenido más o menos familiares trabajando en la compañía. No lo hemos prohibido de cara al futuro. La cuarta generación será la que decida como se organizar de cara al futuro.
— ¿Qué debemos hacer para cuidar y hacer más eficaz el ecosistema turístico?
— Lo que recomendamos es hacer bien la ordenación, las infraestructuras y la promoción. Y debería hacerse en este orden. Primero la ordenación y el planeamiento de tal manera que todo el mundo sepa cuáles son las condiciones de juego. En segundo lugar hay que invertir mucho en infraestructura y finalmente, cuando hay producto, hay que poner la promoción. Porque si uno pone promoción antes de producto pues no va a vender nada, o cuando uno intenta poner producto antes que ordenación, pues el producto seguramente no va a ser atractivo. Eso es lo que debemos seguir haciendo en España. Mejorar nuestro ordenamiento jurídico, lo que seguramente pase por la simplificación. No tiene ningún sentido que para abrir una agencia de viajes la normativa de Albacete sea distinta que la de Valencia. De hecho, es absolutamente contrario al discurso imperante de promoción de la pequeña y mediana empresa. Quien tiene problemas para seguir el ordenamiento jurídico en España son los pequeños y medianos empresarios, no los grandes. En segundo lugar, hay que seguir invirtiendo en infraestructuras. Llevamos 15 o 20 años sin ampliar una carretera. Por lo tanto, cuando hay un atasco en Palma en febrero no es por los turistas, es por los mallorquines que vivimos allí que hemos crecido y que no tenemos las infraestructuras adecuadas. Y finalmente la promoción de España debe cambiar y debe ir a esos destinos más lejanos para los que somos desconocidos. No tiene mucho sentido para mí que tengamos en Europa todavía oficinas de promoción turística.
— ¿Le preocupa la geopolítica? ¿El frenazo de la globalización?
— Me preocupa el mundo, Europa y España. El mundo ha progresado muchísimo en los últimos 50 años y lo que debemos hacer es esforzarnos para que lo siga haciendo, adaptándonos a la nueva realidad.
— Pero la paz en el mundo es importante porque la guerra produce refugiados, no turistas.
— Efectivamente. De hecho, tenemos un compromiso con Ucrania. Cuando estalló la guerra, como muchos ucranianos tuvieron que salir de su país, tuvieron que acomodarse en hoteles en Polonia, en Italia, y aquí en España. En muchos tuvimos a ucranianos viviendo con nosotros. Todos los ingresos que obtuvimos esos meses, que fueron varios millones de euros, está reservado para invertir en Ucrania apenas sea posible.
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