TENIS
David Ferrer: «Los partidos largos están por desaparecer, no hay paciencia»
El alicantino, director del Conde de Godó, analiza la evolución del torneo que se disputa esta semana y del tenis, al que le augura nuevos cambios para ser más rápido
Alcaraz, de Montecarlo al Godó, cargado de alivio y orgullo
El coqueto Real Club de Tenis Barcelona 1899 se ha revolucionado estos días con la instalación de las gradas, la modificación de las pistas y la adaptación de sus floridos pasillos a la exigencia de un ATP 500 que recibe, hasta el próximo 20 de ... abril, a miles de aficionados que verán lo mejor del tenis masculino, con Carlos Alcaraz a la cabeza, en el Trofeo Conde de Godó. Así lo ve David Ferrer (Jávea, 43 años), encargado de que todo estuviera a punto el pasado domingo para el inicio de la competición en este recinto centenario que todavía mantiene la tradición, la exclusividad y la esencia de un torneo de club.
—¿Cómo está?
—Bien. Contento con el cartel. Siempre hay algunas sorpresas a última hora, pero en principio están los jugadores principales. Y contentos por cómo ha sido el proceso.
—¿Hacia qué dirección puede crecer este torneo, acotado físicamente?
—Hay que evolucionar y cambiar cosas para mejorar. En el tema deportivo, que es mi función, pasar de 48 a 32 jugadores va a ser beneficioso para el tenis. Hay ya pocos torneos que se celebran en club: Montecarlo, Barcelona, Roma... Pero siempre tendrán una historia en el mundo del tenis porque todos nos hemos criado en sitios como este. Y también mi labor está en que sigan viniendo los mejores jugadores. Después de Rafael Nadal que se apunte alguien como Carlos Alcaraz es importante.
—Vivió la despedida de Nadal en el banquillo, a su lado, en la Copa Davis. Es el primer año sin el balear, ¿puede influir en el público?
—Hemos tenido mucha suerte con un jugador tan especial y carismático. Yo pensaba lo mismo, que habría una sombra, un vacío, ¿quién iba a igualar a Rafa? Porque buenos jugadores y top ten vamos a tener, pero alguien que se acerque a lo que ha hecho Rafa... Pero ahora tenemos a Alcaraz, por lo que tenemos mucha suerte.
—¿Le guarda una invitación, por si acaso se arrepiente?
—Por supuesto, siempre. Pero hay que entender que todo tiene su etapa. Ha sido uno de los mejores del mundo por lo que hizo en la pista. Pero los valores que ha transmitido lo elevaron más.
—Alcaraz no es Nadal y así tiene que ser, ¿no?
—Exacto. Hará su historia como Alcaraz. Es normal que se compare, porque es un jugador especial. Con 22 años ya ha ganado cuatro Grand Slams, ha sido número 1, y tenísticamente reúne características muy distintas a todos los demás. Quien ha jugado a nivel profesional sabe que es un tenista diferente. No digo que llegue, o sí, a lo que ha conseguido Nadal, pero sí marcará una época que será la suya.
—No está Sinner en Barcelona, ¿cómo ha vivido todo el asunto y su castigo?
—Han llegado a un acuerdo para parar en estas semanas y así se ha establecido. Todo el asunto me parece un poco injusto. Sinner demostró que, si hubo contagio, no fue a posta para mejorar su rendimiento. Se podían haber hecho las cosas mejor. Aunque sé que nunca es fácil eso. Creo al cien por cien en Sinner, no fue para mejorar su rendimiento. Creo que podría haber ganado el juicio si hubiera llegado. De otros no puedo opinar. Además, es un jugador necesario para el tenis.
—¿Qué final quiere para el Godó 2025?
—La mejor final es la que haya. Por supuesto, sería tener a Carlos, pero no puedes controlarlo. Que gane Montecarlo la semana antes y que llegue bien a Barcelona; eso es lo que me gustaría.
—En su faceta de director de torneo, ¿ayuda en algo ser capitán de un equipo, o al revés?
—Ser director de un torneo ayuda a ver toda la industria del tenis. Sobre todo en cuanto a reuniones con diferentes organismos, los detalles de un recinto... Son muchas cosas. También aprendes a tener jefes. Cuando eres jugador no estás detrás y no ves todo lo que hay, y además eres tu propio jefe. Te debes a otros en algunos aspectos, pero decides tú, para bien y para mal. Este es el cargo que más me ha ayudado a crecer profesionalmente. Y estoy muy agradecido. Ser capitán es algo más natural para mí. Tengo más experiencia, también como entrenador –estuvo con Zverev–.
—¿Ser buen jugador significa ser buen entrenador?
—No. Tienes que aprender a tener la humildad para entender al jugador que llevas y a potenciar sus capacidades. Por ejemplo, Zverev es diferente a mí, así que no le podría entrenar de la misma manera en la que me entrenaron a mí. Tienes que estudiar a tu tenista y todo depende de sus características. Y no tiene por qué ir bien. Un buen entrenador también tiene que dar tranquilidad. Cuando era jugador eché de menos algo de eso, por ejemplo.
—Este año, salvo Zverev, ninguno ha ido a la gira suramericana de tierra batida. ¿Se están quedando solos?
—Es así, cada vez importan un poco menos los torneos de tierra. Están Doha y Dubái, torneos 500, en pista rápida. Hay torneos como Acapulco que pasó de tierra a rápida. No va a ser fácil que los mejores vayan a la tierra, porque va todo un poco más dirigido a preparar los grandes torneos. En tierra es otro tipo de juego. La hierba también es distinta, y apenas se juegan cuatro o cinco semanas.
—En Australia vimos que los banquillos estaban en la pista: ¿ayuda o quita inteligencia a los tenistas?
—Hay dos factores: hay jugadores más pendientes del entrenador. El jugador es el bueno, el que juega y dependes siempre un poco de ti mismo. Pero ya no eres tan independiente y no piensas tanto tú mismo. Cuando jugaba me gustaba esa independencia, porque ayuda a crecer a la persona, pero todo evoluciona. Y de cara al público, ver lo que los entrenadores transmiten lo acerca un poco más. Esos cambios están para que el espectador sea más consciente de lo que piensa un jugador.
—¿Hacia dónde va el tenis?
—Aún tiene que evolucionar más. Por ejemplo, con el 'net' (cuando la pelota roza la cinta de la red en el primer saque), que se pare el juego tanto es ridículo. O meter los puntos de oro. Que no haya tanto tiempo entre puntos. Los partidos tan largos están por desaparecer. Había heroica pero si queremos atraer a los jóvenes tanto tiempo en un juego es inviable. No hay esa paciencia. Es complicado. A mí también me pasa: si no estoy involucrado también se me hace largo. Y en cambio cuando jugaba, cuanto más largo, mejor.
—¿Cómo ve las críticas del sindicato de Djokovic (PTPA) y su amenaza de denunciar a la ATP y WTA?
—No me lo esperaba. ATP y WTA van de la mano, que es lo que deberían haber hecho desde hace tiempo; están acercando posturas, aunque en algunos puntos no estén de acuerdo. Y trabajan para mejorar el premio económico para los jugadores. Este sindicato, para mí, ha sido un poco agresivo, exagerado. Podía haber más diálogo y llegar a más cosas con paciencia y entendimiento.
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