Pérez de Vargas: «No he hecho mi mejor papel, podría haber parado más»

–¿Cómo han digerido la derrota del viernes ante Portugal y el consiguiente adiós al Mundial?

–Fue una noche complicada, pero yo, por ejemplo, tengo el recuerdo de este año en los Juegos de París. El día después de aquella semifinal fue bastante más duro. Ante Portugal ya sabíamos que si no ganábamos estábamos fuera. Sabíamos también antes de venir que el cuadro era bastante exigente, incluso para meterte en los cuartos de final. Y somos conscientes de que no hemos tenido la consistencia necesaria para llegar más lejos.

–¿Hablaron algo entre ustedes?

–Solemos juntarnos después de los partidos y charlamos tranquilamente, tanto cuando se pierde como cuando se gana muchas veces. Incluso en el mismo vestuario después de terminar cada partido se ponen cosas en común.

–Y el seleccionador, ¿qué les dijo?

–Que no estamos en cuartos de final por nosotros mismos. Creo que Jordi Ribera estará de acuerdo en que a día de hoy no estamos al nivel de consistencia que necesita una competición como esta. Hemos hecho cosas bien y hay otras que no han salido tan bien, que hay que mejorar, pero este es un proceso que tiene intención de ser un proceso más a largo plazo.

–¿Es el final de la época dorada de la selección?

–Hace siete u ocho años se dijo lo mismo de este grupo. Hace tres o cuatro después de los Juegos de Tokio, igual. Eso a nosotros no nos toca ni vamos a ser quienes lo digamos. Han sido los periodistas. Creo que al final esta selección se ha ido adaptando a los nuevos tiempos y a los nuevos jugadores que han entrado. Es cierto que el equipo se ha rejuvenecido mucho. Eso comporta diferentes aspectos como la falta de experiencia o que sea la primera gran competición para muchos. No sirve de excusa, los que están aquí es porque tienen nivel independientemente de si tienen 19 o 35 años, pero hay que ser conscientes de que es un grupo nuevo y que tiene que empezar a experimentar tanto derrotas como victorias juntos. Tiene que crecer con partidos y con muchos momentos fuera de la pista. Son cosas que también nos faltan.

–¿Cómo se lo han tomado los más jóvenes?

–Algunos peor que otros, como todo el mundo. Creo que al final no son tan conscientes de lo que dejan de experimentar al no llegar a partidos como los de cuartos de final. Muchas veces las derrotas te enseñan más que las victorias, seguro que esa primera experiencia con la selección les va a ayudar.

–En el apartado individual, ¿cómo califica su campeonato?

–Considero que he estado correcto, pero no he hecho mi mejor papel. Ante Portugal, sobre todo en la segunda parte, se puso un poco complicado para todos. Para la portería también. Podría haber sacado algún balón más, pero tuvimos que arriesgar con defensa abierta.

–Una de las escenas del torneo es su noble gesto con Wanne, al que libró de la expulsión tras contarle al árbitro lo que había ocurrido de verdad (el balón lanzado por el sueco en un penalti no le dio directamente en la cara al portero, acción que se sanciona con tarjeta roja). Usted lo explica como algo natural y, además, lógico sabiendo que hay numerosas cámaras grabando. ¿Qué piensa entonces cuándo ve fingir en otros deportes, principalmente a los futbolistas?

–A mí no me gusta. Por eso no lo hago. Creo que hay soluciones para evitar pérdidas de tiempo y tanta pillería. Nuestro deporte, generalmente es bastante noble, y no me gusta ver esas acciones en otros deportes. Y menos en aquellos que tienen una trascendencia importante para nuestra sociedad.

–Además de nobleza, en el balonmano destaca, por comparación con otras disciplinas, el nivel de autocrítica pública.

–La manera de mejorar empieza por asumir los errores. Por analizar lo que ha salido bien y lo que ha salido mal. Y no lo vamos a esconder. No ha sido el Mundial que queríamos. Sabíamos que estábamos en la parte más complicada del cuadro y que cualquiera de los equipos, excepto Chile quizás, se podría haber clasificado. No por decir las cosas como las piensas se está faltando al respeto a nadie. Al revés, es ser honesto con el grupo.

–También es anormalmente común en balonmano anunciar con antelación que dejas un club para fichar por otro. Usted lo hizo, contó que se irá al Kiel alemán en junio, le quitaron el brazalete de capitán del Barcelona y, sin montar escándalo, sigue cumpliendo como siempre.

–En balonmano el mercado se mueve con varios años de anterioridad porque se intenta no pagar cláusulas y así no tener que negociar salidas forzadas. Yo voy a defender la camiseta del Barça hasta el final de mi contrato. Porque es mi trabajo y porque siempre voy a querer ganar. Cuando me incorpore al Kiel intentaré ganar todos los partidos posibles, todos los títulos, sin faltar el respeto a nadie. Yo creo que cualquier deportista, cualquier profesional siempre quiere ganar. Creo que por ahí tiene que haber muy pocas dudas.

-¿Cómo se afronta un partido como el de Brasil, sin nada en juego?

-No te juegas los puntos ni la clasificación, pero te juegas el orgullo deportivo. Y en la selección nadie tiene el puesto asegurado, todos tenemos que demostrar cada día que queremos estar aquí. El partido tiene que ser un acicate para acabar bien, con buenas sensaciones, compitiendo y ganando. Tenemos una clasificación para el Europeo bastante exigente dentro de un mes y medio, y estos partidos tienen que servir también para que la gente demuestre que quiere estar en la selección.