El Baúl de los deportes
Pau Gasol hizo llorar a América en el homenaje a las 192 víctimas del 11-M
Hace 20 años, el deporte español y mundial mostró su dolor y solidaridad tras el brutal atentado terrorista de Madrid
El Bilbao, el Coruña, el Santander, el Gijón, el Huelva, el Tarragona, la Leonesa…

El debate, vestido de rabia y tristeza, es inevitable: cuando unos terroristas acaban de asesinar a cientos de personas, ¿deben suspenderse en señal de luto las competiciones deportivas inmediatamente programadas o, por el contrario, tienen que celebrarse según estaba previsto como muestra de firmeza ... ante los bárbaros y a modo de homenaje a las víctimas?.
El jueves 11 de marzo de 2004, diez bombas colocadas por yihadistas en cuatro trenes de la red de Cercanías de Madrid —concretamente en las estaciones de Atocha, Santa Eugenia, El Pozo, y junto a la calle Téllez— mataron a 192 ciudadanos e hirieron a más de 2.000. Ese mismo día, apenas unas horas más tarde, se jugaron los partidos de ida de los octavos de final de la Copa de la UEFA (torneo antecesor de la Euroliga) de fútbol. Y el sábado 13 y el domingo 14, millones de deportistas y espectadores acudieron como cada fin de semana a los campos, y canchas de todo el mundo, donde mostraron su duelo y solidaridad con las víctimas y con España.
En Memphis, a más de 7.000 kilómetros de Madrid, un joven catalán (23 años entonces) se emocionó y contagió su sentimiento a toda la nación norteamericana. Pau Gasol, ala-pívot de los Grizzlies — equipo de baloncesto de la NBA, Liga profesional de baloncesto de Estados Unidos—, apenas pudo contener las lágrimas. Antes de jugar contra Los Angeles Clippers, los 17.649 espectadores que llenaban el pabellón de la Pirámide se pusieron en pie para unirse a los jugadores en el minuto de silencio en homenaje a las víctimas del atentado terrorista de España.
-«Nunca había saltado a una pista de baloncesto con tantas ganas de hacerlo bien. Yo estoy muy lejos, pero me siento muy cerca, como si estuviera allí mismo»
Pau Gasol
Jugador de los Memphis Grizzlies (12-3-2004)
Todas las miradas estaban puestas en Pau. Lucía un crespón negro en su camiseta y, con la cabeza agachada y visiblemente afectado, a duras penas aguantó el llanto. «Fue un minuto eterno. El homenaje de la afición de Memphis y del equipo de Gasol a las víctimas y a España. Sus compañeros se pusieron cintas negras en la cabeza y en los brazos; y zapatillas negras, en las que grabaron el nombre de Pau y su número, el 16».
En la grada, una bandera española no dejó de ondear ni un instante. En la cancha, Pau Gasol vivió el partido más emotivo desde que había aterrizado en la NBA (noviembre de 2001) y completó una de sus mejores actuaciones hasta ese momento. Ganaron los Grizzlies (98-89) y el español firmó una estadística excelsa: 24 puntos, 18 rebotes (entonces récord personal), seis asistencias y dos tapones en los 34 minutos que disputó.
Finalizado el encuentro, todavía estremecido, declaró: «Mucha gente me llamó desde España para ver si era posible que mi equipo y yo hiciéramos algo así, y la verdad es que lo deseaba de todo corazón. Nunca había saltado a una pista de baloncesto con tantas ganas de hacerlo bien. Todo lo que ha sucedido en Madrid es muy frustrante. Te sientes impotente, porque ves a mucha gente sufriendo y no puedes hacer nada para evitarlo. Desde que se produjeron los atentados, he estado permanentemente en contacto con mi familia y amigos para estar informado de todo lo sucedido. Lo más importante es que ahora todos nosotros tratemos de mantenernos unidos, sin importar la distancia que haya entre unos y otros. Yo estoy muy lejos, pero me siento muy cerca, como si estuviera allí mismo».
No habían pasado ni dos meses cuando, recién finalizada la temporada en la NBA, Gasol regresó a España. Y el 7 de mayo «rindió homenaje a las víctimas de los atentados terroristas del 11-M en la estación de Atocha, donde acudió para depositar un ramo de flores en el velatorio que se encuentra dentro del vestíbulo. Gasol coincidió en su visita con un colegio cuyos alumnos se encontraban en dicho velatorio».
Tres días de luto oficial
Siempre desde la unión y el dolor compartidos, durante las tensas jornadas vividas tras el atentado hubo distintos pareceres acerca de la decisión a adoptar en cuanto al desarrollo de las inminentes competiciones deportivas. Empezando por el fútbol. «Si la intención de los terroristas es parar la vida, debemos demostrarles que no nos van a ganar», aseguró, por ejemplo, Carlos Queiroz, entonces entrenador del Real Madrid. Mostraba así su firme deseo de jugar el encuentro de la 28ª jornada de Liga ante el Zaragoza, fijado el sábado en el estadio Santiago Bernabéu.
El Atlético, en cambio, el mismo día de la masacre ya solicitó a la Liga de Fútbol Profesional (LFP) y a la Federación retrasar al lunes el choque que, también el sábado, tenía que disputar en San Sebastián. Basó su petición en los tres días de luto nacional decretados por el Gobierno y en el hecho de que varias víctimas eran seguidores colchoneros. La Real Sociedad aceptó, siempre con la condición de contar con el visto bueno de la LFP, la Federación y las televisiones autonómicas, que tenían previsto emitir en directo dicho partido.
Los dos organismos futbolísticos consultaron al Gobierno, quien a través del Consejo Superior de Deportes (CSD) respondió de manera tajante: «La jornada de Liga se debe jugar como estaba prevista». Pedro Tomás, presidente de la Liga, fue todavía más contundente y explicito: «No se puede dar bola a los terroristas». Lo mismo pensaban algunos jugadores, caso de Berizzo, defensa del Celta: «Parar sería dar cancha al terror».
Eso sí, la Federación recalcó la obligatoriedad de que todos los equipos guardasen un minuto de silencio y lucieran brazaletes negros. Y advirtió a los clubes para que suspendieran cualquier acto festivo, actuación musical o similar antes de los encuentros o durante el descanso.
El Athletic de Bilbao jugaba en Málaga. Al conocer las órdenes de la Federación anunció que las cumpliría voluntariamente, no por obligación ni por temor a sanción. Y es que en la entidad vizcaína sólo se lucían brazaletes negros —y se guardaban minutos de silencio en San Mamés— en caso de fallecimiento de presidentes, directivos o jugadores que pertenecieran o hubiesen pertenecido al club. Los jugadores de la Real Sociedad sí solían portar brazaletes de luto en ocasiones señaladas, pero ni en el antiguo estadio de Atocha ni en el de Anoeta había tampoco minutos de silencio. Esta postura de los dos clubes vascos chirriaba y era muy criticada e hiriente cada vez que la banda terrorista ETA cometía un atentado con víctimas mortales.
Fernández Hinojosa, árbitro madrileño del Algeciras-Alavés, no pudo aguantar la emoción y lloró desconsoladamente durante el minuto de silencio
Aquel sábado de marzo de hace 20 años, ambas entidades se unieron al luto general. Así relató el 'Mundo Deportivo' lo que se vivió en San Sebastián: «Con el corazón en Madrid, los jugadores de la Real y Atlético se sumaron a las muestras de pesar por los atentados. Además de lucir crespones negros en sus camisetas, rindieron homenaje a la bandera de la Comunidad de Madrid en los prolegómenos del encuentro. Los veintidós jugadores de ambos equipos se reunieron en el círculo central donde dos niños —con la camiseta blanquiazul y rojiblanca— portaron la enseña. La música clásica sustituyó en esta ocasión al minuto de silencio respetuoso, roto a su conclusión por los aplausos de los casi 25.000 aficionados que fueron a Anoeta».
Socios de varios clubes entre las víctimas
Las muestras de solidaridad con las víctimas se repitieron en todos los clubes: en los entrenamientos del viernes (12 de marzo) se guardó un minuto de silencio; el videomarcador del Vicente Calderón mostró el escudo del Atlético con un crespón que también colocó en la fachada del estadio; y Raúl, capitán del Real Madrid, compareció ante los periodistas para expresar en nombre de toda la plantilla el pésame y apoyo a las víctimas y sus familiares.
Obviamente, fue un fin de semana distinto. Muy especial. Paco González, actual director de 'Tiempo de Juego' en la Cadena Cope, comandaba entonces 'Carrusel Deportivo', en la Cadena Ser. Fue él y no Pepe Domingo Castaño —que lo hacía siempre con su popular «¡Hola Hola!»— quien saludó a los oyentes al comienzo del programa: «Vamos a tratar de hacer Carrusel como siempre, no como si no hubiera pasado nada; porque eso sería estúpido intentarlo y además sería inhumano. Vamos a tratar de hacer Carrusel Deportivo no como si no hubiera pasado nada, sino como si nuestro trabajo hoy fuera muy importante. ¿Importante para qué? Pues probablemente sólo sirva para distraerles un rato, si es que a usted le apetece distraerse, de tanta tensión y de tantas lágrimas y de tanta sangre».
Lo vivido aquellos días en el deporte se condensa en el titular y la crónica del Real Madrid- Zaragoza publicada en ABC: «El fútbol hizo de tripas corazón. No estaba ayer el cuerpo para fútbol. Ni lo estará mañana. Ni pasado mañana. Pero en el Santiago Bernabéu se vivió otra demostración cívica —en el campo y en las gradas— que vino a gritar a los cuatro vientos la importancia de mantener la normalidad y no paralizarse, por mucho que cueste y duela, como otra forma de luchar contra los cobardes. Y ese grito fue estruendoso, descomunal, uniforme, incontenible, como nunca se había vivido en 'La Fábrica' de fútbol —así la bautizó Alfredo di Stéfano— más esplendorosa del balompié mundial. Un grito que duró un minuto. El minuto de silencio más sentido. El minuto de silencio más sincero. El minuto de silencio más largo. Con ese nudo en la garganta y con el corazón encogido no se podía jugar. Pero se debía…»
«No ganó nadie en el campo (el resultado fue 1-1). Fue como si la victoria estuviera reservada para el emocionante homenaje de todo el Bernabéu, con el corazón y la cabeza puesta en las víctimas del bárbaro atentado de unos miserables. La primera gran ovación fue para los equipos al salir al campo portando una pancarta blanca con un crespón negro. Luego, un minuto de silencio impresionante, durante el que se oyeron varias voces contra los terroristas. Después, durante un minuto, el público en pie aplaudía y transmitía más emoción al homenaje enternecedor. En el Fondo Sur, donde se sitúan los más rebeldes, el detalle admirable de una pancarta: 'El dolor está en nuestros corazones, España nunca se rinde'…».
«Flores y una vela encendida en un asiento del estadio Bernabéu. Es la localidad que ocupaba un abonado del Real Madrid, fallecido en el atentado. El coliseo madrileño respetó un lacerante minuto de silencio y explotó después en una extensa salva de aplausos a la que se sumaron los jugadores. Una enorme bandera española, con crespón negro, copó uno de los fondos de las gradas».
El Sevilla, que jugaba el domingo en Valladolid, viajó el sábado a Madrid en AVE para continuar desde allí en autobús hasta la ciudad castellana. Cuando el tren llegó a Atocha, José María del Nido, presidente sevillista, y Joaquín Caparrós, entrenador, depositaron un ramo de flores blancas en el improvisado altar ubicado en la estación. A su vez, los jugadores del conjunto andaluz colocaron velas rojas en memoria de las víctimas.
A 3 kilómetros de la masacre
Ese mismo sábado, apenas a 3 kilómetros de Atocha, epicentro de la matanza, la jornada futbolística subía el telón en el estadio de Vallecas donde, además, estaban citados dos equipos madrileños en la que era 28ª jornada de Segunda División: el Rayo, titular del campo, y el Leganés. Antes del pitido inicial, los 22 jugadores se fundieron en un sentido abrazo sobre el círculo central.
«No estamos todos, faltan 200», rezaba una gran pancarta. Y mientras sonaba de fondo una marcha fúnebre, los espectadores guardaron un minuto de silencio tan solemne como espeluznante. A su conclusión, un grito unánime: «¡Asesinos, asesinos!». Y en el fondo norte, otra pancarta de color negro con una sentencia: «Odio eterno a los culpables».
En el Levante-Tenerife, también de Segunda, los jugadores saltaron al terreno de juego vistiendo una camiseta negra con el lema «Basta ya». Y en esa misma categoría de plata, Ignacio Fernández Hinojosa, árbitro del Algeciras-Alavés, se derrumbó durante el minuto de silencio. El colegiado madrileño conocía a algunas de las víctimas de la matanza terrorista perpetrada en su ciudad. No pudo aguantar la emoción y lloró amargamente. Consolado por varios jugadores de ambos equipos, Fernández Hinojosa demoró el inicio del encuentro hasta que, minutos después, recuperó el ánimo y pudo silbar el comienzo del mismo.
La Liga ACB, torneo profesional de baloncesto, vivió también una sentida 27ª jornada, especialmente conmovedora en la cancha del Estudiantes: «los colegiales ofrecieron todo un recital ante un Fuenlabrada ausente, en un día muy triste. La Demencia (grupo de hinchas del club madrileño) dejó vacía la grada que ocupa y cubrió sus asientos con bolsas negras. Y es que la gran familia estudiantil estaba de luto, uno de sus socios y ex jugador en categorías inferiores, Javier Mancebo, murió en el atentado y su hijo de cuatro años está herido».
En Vitoria, los jugadores y entrenadores de Tau Cerámica y Caja San Fernando, los árbitros y los 8.000 espectadores presentes en el pabellón Fernando Buesa Arena guardaron un profundo minuto de silencio. Entre el público se desplegó una pancarta en la que se leía: «Todos estábamos en esos trenes». El Tau había previsto celebrar antes del partido una serie de actos para festejar el título de campeón de la Copa del Rey que había ganado el 29 de febrero, pero decidió suspenderlos.
El Pamesa Valencia, que se enfrentaba al Fórum Valladolid, repartió entre los aficionados 9.000 pegatinas con el lema «No al terrorismo», la misma leyenda que se podía leer en la pancarta que minutos antes de que comenzara el choque desplegaron en el parqué los jugadores de ambos equipos.
Unos versos de la última obra del poeta José Hierro y el vuelo de unas palomas blancas intentaron prolongar el sentir y el recuerdo del hockey hierba por las víctimas del 11-M en el torneo Preolímpico de este deporte que se celebraba en la capital de España. Ramón Trecet, periodista y entonces jefe de prensa del Club de Campo Villa de Madrid, recinto que acogía el campeonato, abrió el acto de clausura del mismo con un poema de Hierro titulado 'Razón': «Vivimos... llena el alma la hermosura más plena. En países de nieblas también nacen las flores. Después de la amargura y después de la pena es cuando da la vida sus más bellos colores».
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