FÓRMULA 1
El día de la vergüenza de Hamilton: detenido en Australia por conducción temeraria
El baúl de los deportes
En 2010, el piloto inglés fue multado y le requisaron el coche tras conducir por las calles de Melbourne
Cuando Fernando Alonso debutó en la F1

Tenía 25 años, ya era campeón del mundo y afrontaba su cuarta temporada en la élite deportiva como líder de su equipo y favorito al título… pero le faltaba un hervor. Pasadas las nueve de la noche del 26 de marzo de 2010, a Lewis ... Hamilton no se le ocurrió mejor forma de diversión que conducir de forma temeraria por las calles de Melbourne, ciudad que ese fin de semana acogía el Gran Premio de Australia de Fórmula 1. En otras palabras, y como tituló certeramente ABC, Hamilton hizo «el gamba».
Era viernes y el piloto inglés de McLaren abandonó el circuito de Albert Park contento tras haber sido el más rápido en los entrenamientos libres de la segunda cita del Mundial 2010 de F1. Se subió a su coche «y se encontró con una colonia de aficionados esperándole a la puerta –se lee en ABC-. Saludó y demás, pero les dejó un obsequio. Unos cuantos derrapes. Estaba haciendo el gamba, típica pose del mundo de las cuatro ruedas, el coche derrapando y dejando surcos de goma quemada sobre el asfalto».
Lo que Hamilton seguramente desconocía es que la policía local de Melbourne había montado durante todo el fin de semana un dispositivo especial, precisamente encaminado a evitar que algunos apasionados del motor y la velocidad se emocionasen más de la cuenta e hicieran locuras al volante. En aquellas fechas la sociedad australiana estaba muy sensibilizada al respecto debido a una concatenación de sucesos de seguridad vial acaecidos en varias ciudades del país. De hecho, apenas unos días antes, un joven había robado un coche y, perseguido por la policía, acabó estrellándose contra un vehículo. Como trágico resultado, fallecieron el ladrón y los tres ocupantes del otro automóvil: dos adultos y un bebé.
Una de las patrullas desplegadas en las cercanías del circuito presenció las maniobras de Hamilton y, con las luces y sirenas encendidas, salió tras él. Apenas se dio cuenta, Lewis frenó y detuvo su vehículo inmediatamente. «Por allí estaba apostado un policía local, Scott Woodford, quien consideró que el inglés provocaba un gran escándalo con su acción –relata la crónica de ABC-. Retuvo el coche y llamó a la grúa municipal, sin que Hamilton opusiera ninguna resistencia. 'Estaba preocupado por haber sido detenido, pero colaboró de forma exquisita con la policía', comentó el agente«. Más que »preocupado«, estaba realmente abochornado. Algunos transeúntes allí presentes reconocieron al campeón del mundo, le grabaron y poco después el vídeo de lo ocurrido circulaba a toda velocidad por internet hasta hacerse viral en todo el mundo.
«Al borde de las lágrimas»
Los diarios sensacionalistas ingleses fueron menos piadosos que la policía australiana. Se cebaron en la descripción de los primeros planos del vídeo en los que se ve a Lewis Hamilton muy abatido –«al borde de las lágrimas», publicó alguno de esos tabloides- e intentando taparse la cara con sus brazos. Estaba sentado en el interior de un coche policial camuflado en el que le tomaron declaración.
«Se le practicó el test de alcoholemia, que dio negativo, y se le impuso una fuerte multa (600 euros), pero no deberá comparecer ante el juez. Teniendo en cuenta que Melbourne es un centro mundial por el gran premio y que hay muchos visitantes, tanto australianos como del resto del mundo, estamos obligados a pedir que se respeten las normas de circulación«, sentenció el agente Woodford.
Hamilton conducía un vistoso Mercedes gris, marca alemana que en 2010 motorizaba a la escudería McLaren. Era el modelo C63, un sedán deportivo de 450 CV de potencia cuyo precio entonces rondaba los 68.000 euros. El coche, retenido, se lo llevó una grúa al depósito de la policía, donde permaneció confiscado hasta el domingo. Lewis no tuvo que comparecer ante el juez y, acompañado por dos miembros del equipo, regresó a su hotel esa misma noche.
«Lo que hice fue una estupidez y quiero pedir disculpas por ello»
Viendo la enorme repercusión de lo sucedido, McLaren se apresuró a emitir un breve comunicado en el cual Lewis Hamilton se excusaba públicamente: «Esta noche, conduje de un modo excesivamente exuberante y, como consecuencia de ello, fui parado por la policía. Lo que hice fue una estupidez, y quiero pedir disculpas por ello».
Tan veloz arrepentimiento no convenció a todos. Hamilton recibió duras críticas y algunos llegaron incluso a pedir a la Federación Internacional de Automovilismo (FIA) que sancionara con alguna carrera de suspensión a un piloto cuya actitud contravenía las campañas de seguridad vial realizadas periódicamente por la propia FIA.
Y es que, al hilo del suceso de Melbourne, muchos medios de comunicación acudieron a la hemeroteca para recordar un incidente protagonizado también por Hamilton dos años y medio antes, el domingo 16 de diciembre de 2007. El inglés conducía «por la autopista A-26, norte de Francia, cuna de catedrales góticas y del champán. Pero, como es su costumbre en los circuitos, iba muy rápido. Concretamente, a 196 kilómetros por hora, según precisó el radar. El (entonces) subcampeón mundial pilotaba un Mercedes CLK matriculado en Alemania en dirección Calais-Reims, cuando fue obligado a parar a la altura de Chery les Pouilly«.
«Este vehículo es el que se utiliza, en diferentes versiones, como coche de seguridad en las carreras de Fórmula 1. Los gendarmes formalizaron la denuncia y el inglés tuvo que pagar en el acto 600 euros… Como el resto de los mortales que se han excedido con el acelerador en Francia, Hamilton perdió al instante su carné de conducir. Durante un mes permanecerá en las dependencias de los juzgados de Laon, donde el piloto tendrá que prestar declaración el próximo mes de enero. La Policía acompañó al inglés al hotel donde se hospedaba, aunque ya sin los puntos del carnet. Resulta que Hamilton manejaba el volante, pero el coche no estaba matriculado a su nombre. Otra incomodidad en una mala tarde para el ex compañero de Alonso... Un portavoz de la policía comentó que el británico había asegurado que 'se había relajado en exceso', en una autopista muy frecuentada por los extranjeros«.
Cuatro meses después, el citado Tribunal de Laon le impuso otros 578 euros de multa. La sanción pudo haber sido mayor, pero se la redujeron por su ofrecimiento para hacer trabajos sociales. Su abogado declaró entonces que Hamilton estaba dolido porque «para él es como una falta en un Gran Premio porque es consciente de su responsabilidad ante los jóvenes».
Este antecedente fue utilizado para afearle aún más la gamberrada de Melbourne. Y parece que tanta presión le afectó sobre la pista. Aquel sábado (27 de marzo de 2010) cayó eliminado en la segunda ronda (Q2) de la clasificación, lo que le situó en el puesto undécimo de la parrilla. Hamilton negó cualquier relación entre el incidente del viernes y su discreta actuación, pero su jefe de equipo, Martin Whitmarsh, sí reconoció que Lewis «estaba un poco distraído después de lo que pasó. A veces tienes un buen día y a veces un día menos bueno».
El domingo, el ganador del GP de Australia fue Jenson Button, compañero de Hamilton en McLaren. Lewis acabó sexto. Fernando Alonso, entonces en Ferrari, terminó cuarto y siguió como líder del Mundial. Finalmente, Sebastian Vettel (Red Bull) se proclamó campeón del mundo en 2010 por delante de Alonso, subcampeón, mientras que Hamilton acabó en cuarta posición de la clasificación.
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