Los «tesoros escondidos» de Gerhard Richter, el artista que bate récords de cotización
Un museo de Düsseldorf reúne 120 obras del cotizado artista procedentes de colecciones privadas alemanas y raramente expuestas
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Phillips vendió el año pasado la monumental obra del artista alemán Gerhard Richter, titulada 'Abstraktes Bild' (Imagen abstracta), de 1987, por 34,8 millones de dólares. El artista afincado en Colonia lleva veinte años batiendo récord tras récord de cotización, lo que ha ... convertido sus obras en prácticamente inasequibles, incluso para museos e instituciones culturales. Pero no siempre fue así. De las aproximadamente 4.000 obras que han salido de su estudio, una productividad raramente superada por artistas como Picasso o Andy Warhol, unas doscientas han terminado en colecciones privadas renanas.
Fueron adquiridas hace décadas, cuando el apellido Richter estaba todavía lejos de convertirse en un sello de garantía, en un mercado local modesto en ceros pero burbujeante en el interés por los artistas locales. Raramente expuestas, alrededor de un centenar están ahora a la vista en el Kunstpalast Museum de Düsseldorf. Cuando cierre la exposición, el próximo mes de febrero, volverán a los ámbitos privados de los que han salido para este peculiar encuentro. Son los 'Tesoros Escondidos' de Gerhard Richter.
El artista alemán se ha mostrado en alguna ocasión «avergonzado» de los precios que llegan a alcanzar sus obras, por lo que cabe suponer que esta muestra le resulte especialmente agradable. Los propietarios de las obras son académicos, médicos o ingenieros anónimos que vivían en Aquisgrán, Colonia o Düsseldorf en las décadas de 1960 y 1970 y se fijaron en un estudiante y después profesor de la Academia de Arte de Düsseldorf que había huido de la RDA. Casi todos desean permanecer en el anonimato y entre las excepciones se encuentra el fotógrafo Andreas Gursky.

Richter hacía por entonces cosas como su después icónica 'Vaca' de 1964, pintada a partir de una fotografía de periódico y estos modestos coleccionistas fueron quienes hicieron posible su ascenso. En su primera exposición de Düsseldorf, en 1963, había presentado por vez primera un estilo de fotografía-pintura y, a finales de los sesenta, comenzó su fase «constructivista», antes de pasar a la pintura monocromática sobria tendente al minimalismo. A principios de los ochenta, las pinturas sobre lienzo de colores brillantes y atrevidamente delineadas se distanciaban del neoexpresionismo de moda y estaba ya clara su intención antimodernista.

La exposición recorre ese errático proceso, en el que Richter fue encontrando su voz pictórica, y termina abruptamente en la década de los años 90, cuando sus obras se adquirían ya por sumas millonarias y desde el extranjero, muy especialmente desde Asia. Muchas de las obras no han sido nunca expuestas, o lo fueron sólo una vez, hace cincuenta o sesenta años, según Felix Krämer, director del Kunstpalast. Markus Heinzelmann, de la Universidad del Ruhr de Bochum, ha descubierto y recopilado 120 'tesoros'.
Para los grandes apasionados de Richter, esta muestra ofrece la posibilidad de presenciar el proceso, de examinar de cerca obras menos magistrales y de ver incluso algunos puntos débiles, ejemplos de su etapa Neo-Informal, más toscos e indecisos.
También hay algún ejemplo aislado de su arte más reciente, como el íntimo retrato de su hijo Mortiz, realizado en 2000, con unos contornos más definidos de lo habitual y una hipnotizadora mirada penetrante. Y para los forofos de las últimas tecnologías aplicadas a los museos, el Kunst Palast ofrece una innovadora aplicación que combina la realidad aumentada con recorridos de audio y vídeo.
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