La otra audiencia
'Minx': La paja en el ojo ajeno
Series
Lo rompedor hoy es hacer algo que puedan ver tres generaciones juntas, pero 'Minx' es tan divertida que se agradecen sus gamberradas para adultos

Aviso a los navegantes. Esta serie puede ofender a las damas y a los hombrecitos. Como mínimo. 'Minx' cuenta la colisión de partículas entre una feminista pionera y un editor de revistas pronográficas. Ella aspira a montar una publicación con causa, en la América a la que Gloria Steinem prestó sus gafas, y él es un sinvergüenza con talento para los negocios. No será fácil, pero el empresario sin escrúpulos la convence para que dirija su visión: combinar artículos sesudos y fotografías sexudas, nada que el espectador de este siglo no haya conocido.
La creadora de la serie, Ellen Rapoport, expresaba en Instagram lo duro de la empresa: «Es un milagro sacar adelante cualquier proyecto, mucho más durante una pandemia. (...) Si alguien me necesita, estaré recuperándome de los 18 penes que he conocido esta semana». Se refería al casting de voluntarios, necesario para llenar las páginas de la revista y los minutos, poco más de 30 por episodio, de una primera temporada que se pasa volando. Ante el éxito cosechado, HBO Max ya ha confirmado que habrá una segunda.
El desnudo frontal no es ninguna novedad en televisión y se ha convertido casi en un reclamo obligatorio entre las series que pretenden conseguir la etiqueta de transgresoras. En realidad, lo rompedor hoy es hacer algo que puedan ver tres generaciones juntas, pero al menos en 'Minx' nos hallamos ante una historia refrescante y divertida, con la profundidad mínima para que el espectador se zambulla sin partirse la crisma y con dos personajes memorables.
Ophelia Lovibond da vida a la remilgada Joyce y Jake Johnson es el desalmado Doug, defensor interesado de la libertad que más le conviene. Es difícil dictaminar quién brilla más en ese duelo entre polos de signo contrario, que generan la electricidad necesaria para iluminar la historia y una gama casi infinita de enriquecedores grises.
Desnudos de plástico
Las imágenes más explícitas, por otro lado, no son en absoluto reales, por si el dato tranquiliza a unas y otros. Los genitales mostrados son casi siempre de látex y se respeta la norma no escrita de evitar las erecciones, generales y particulares. Tampoco hay acercamientos excesivos, que sí estamos hartos de ver en toda clase de series de éxito, de las violentas como 'Juego de tronos' a románticas como 'Outlander'.

Es imposible que un enfoque tan original y atrevido despierte reacciones de todo tipo, por otro lado. Los espectadores (y espectadoras, claro) pueden elegir entre buscar motivos por los que ofenderse o disfrutar de una serie inteligente y distinta, que se ríe de todos con una voracidad admirable.
'Minx' también funciona porque sus protagonistas saben evolucionar y acercarse entre sí. Como 'Mad men', refleja una época y un lugar, los años 70 en California, sin la menor vocación documental, aunque casi todo está inspirado en hechos reales. Solo como lección básica del viejo periodismo en papel –no tan muerto, como ilustra esta página– también ofrece lecciones apasionantes.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete