Marlborough echa hoy el cierre: punto final a ocho décadas del mejor arte
Tras 78 años, se clausura una de las galerías de arte contemporáneo más importantes del mundo. Horas antes fallecía Pierre Levai, su 'alma mater'. Artistas como Antonio López, Luis Gordillo, Soledad Sevilla, Francisco Leiro y Blanca Muñoz cuentan a ABC sus experiencias
Cierra la galería Marlborough, lo que arrastra a sus filiales en Madrid y Barcelona

Ni el mejor guionista de Hollywood hubiera pensado un final así para sus historias. Apenas unas horas antes de que hoy eche el cierre una de las galerías de arte contemporáneo más destacadas del mundo, Marlborough, tras 78 años de intensa actividad, conocíamos la ... noticia de la muerte de Pierre Levai, que fue uno de los hombres fuertes de la compañía: presidió la galería en Nueva York y fue el representante en España de las galerías Marlborough: puso en marcha las de Madrid y Barcelona y apoyó a muchos de nuestros artistas. Ha sido uno de los hombres más influyentes y poderosos del mundo del arte.
Cuentan que un joven pero ambicioso Pierre Levai, que empezaba en el mundo del arte, se llevó en la cara un directo del mismísimo Francis Bacon allá por 1964 en la galería Marlborough de Londres, donde era becario. Al parecer, intentó ayudar al artista, que se hallaba perjudicado. Demasiado alcohol. Aquel día aprendió una gran lección: el mundo del arte era un ring peligroso, donde tienes que estar siempre ojo avizor si no quieres besar la lona. Levai y Bacon acabaron siendo buenos amigos. De hecho, lo eligió años después, en 1992, para inaugurar la sede de Marlborough en Madrid, pero de nuevo se cruzó el caprichoso destino y Bacon falleció seis meses antes. Lo hizo en Madrid, adonde había viajado, enfermo, para ver a su último gran amor, que vive aquí.
Nacido en Biarritz, Pierre Levai llevaba el arte en el ADN. Sus abuelos, que eran anticuarios en Austria, fueron asesinados por los nazis. Se convirtió en un negociador implacable, con un gran olfato y muchísima complicidad con los artistas. Mantenía un estrecho contacto con ellos, los apoyaba, seguía de cerca sus carreras y gestionaba los legados tras sus muertes. Siempre impecable, caballero de las Letras y las Artes de Francia y neoyorquino de adopción, era sobrino de Frank Lloyd, uno de los fundadores de Marlborough, quien decía: «Yo colecciono dinero, no arte». Nombró a Pierre presidente de Marlborough en Nueva York y puso a su hijo Gilbert al frente de la sucursal londinense.
Pero la relación de Pierre Levai con Marlborough acabó como el rosario de la aurora. En 2020, la agitación interna estuvo a punto de hundir la empresa. Su junta directiva despidió a su presidente, Max Levai (hijo de Pierre), y numerosos artistas se marcharon, quedando descartada una ampliación planificada. Levai y la galería se enfrentaron en demandas multimillonarias en un tribunal de Nueva York (denuncias de fraude, difamación...), que finalmente fueron desestimadas. Pero el final de Marlborough ya estaba escrito.

La exclusiva calle Orfila de Madrid, en pleno corazón de Chamberí, se queda huérfana de arte. La que antaño fue una de las zonas más efervescentes de la capital, perdió en 2012 a una de las galerías españolas más señeras, Soledad Lorenzo, tras 26 años. Y ahora, la vecina Marlborough echa también el cierre, después de 32 años de intensa actividad. Abrió sus puertas en 1992 con la primera exposición de Francis Bacon en España. Pero no solo es una despedida de Marlborough Madrid, sino que es un adiós de todas sus sedes: Londres, Nueva York y Barcelona, también. Corren malos tiempos para el galerismo. A finales de 2023 se despedía otra galería histórica: Juana de Aizpuru.
La noticia del cierre de Marlborough pilló a todos por sorpresa, incluidos los artistas representados por la galería. El shock por la clausura de una de las galerías de arte contemporáneo más importantes del mundo llegó, en forma de comunicado, el 4 de abril. En él se decía que «la junta directiva de la Galería Marlborough, la empresa que contribuyó a definir el panorama internacional del arte de posguerra al establecerse en dos continentes y representar a muchos de los artistas más influyentes de la era contemporánea, anuncia la culminación de los 78 años de historia de esta institución con la clausura de las galerías de Nueva York, Londres, Madrid y Barcelona».
Ni una palabra en el comunicado de los motivos del cierre, aunque detrás de ello eran 'vox populi' las disputas familiares, las diferencias de criterio sobre los planes de expansión, las demandas y las fuertes pérdidas económicas.

Este sábado echarán el cierre las sedes de Nueva York (con la muestra 'Martin Eder: DETOX') y Madrid (con dos exposiciones: 'Entre dos horizontes', de Soledad Sevilla, y 'En respuesta a la gravedad', un diálogo entre Juan Navarro Baldeweg y Rita Ponce de León). Ya lo hicieron las de Londres (el 18 de mayo con exposiciones de Shizuko Yoshikawa, Nancy Haynes y Bridget Riley) y Barcelona (el 25 de mayo con una muestra de Juan José Aquerreta).
Marlborough, que cuenta con 52 trabajadores en sus cuatro sedes, deja de presentar exposiciones y de representar a artistas y legados en el mercado primario del arte, como ha venido haciendo en las últimas ocho décadas. Su impresionante inventario, formado por unas 15.000 obras y un valor estimado de unos 250 millones de dólares, se pondrá a la venta. Parte de los beneficios obtenidos con la liquidación del inventario se donará a instituciones culturales sin ánimo de lucro cuyo fin sea apoyar a artistas contemporáneos. La firma también venderá sus emblemáticos locales en Estados Unidos, Reino Unido y España. La galería de Madrid, uno de los mejores espacios expositivos de la capital, fue diseñada por el arquitecto norteamericano Richard Gluckman.

El pasado día 19 algunos de los artistas de Marborough acudieron a un cóctel en la galería de Madrid. Cuentan que fue un emotivo acto, en el que pudieron despedirse de sus 18 trabajadores y de la que ha sido su casa durante tantos años. Hablamos con algunos de ellos. «Lo siento muchísimo por la galería y por mí», dice Antonio López al otro lado del teléfono. Recuerda que su primera galería fue Juan Mordó y que en 1970 entró en Marlborough gracias a Juan Genovés, que estaba deseando tener a un colega español en la galería: «Él entró en 1965 y en 1969 me dijo que querían hablar conmigo». Cita a nombres como Bacon, Freud o Henry Moore para mostrar la importancia de la galería: «Maeght y Marlborough eran las grandes. Siempre me dejaron trabajar muy a gusto, a mi manera. Yo soy un pintor atípico. Pero empezó a decaer hace un tiempo».
De Pierre Levai –la conversación tuvo lugar días antes de su muerte– comenta que «ha sido un buen amigo, teníamos una gran afinidad. Un día vino a mi estudio. Hablaba bien español. Le gustaban mis obras. Lo estuve pensando un año. Sentía dejar a Juana, me parecía mal». Sobre qué pasará ahora, dice que «de momento, no pienso en ello. Soy muy mayor. Estoy ordenando mi trabajo. Si llega otra galería, pues bien. Pero no ha surgido nada. No hay ningún problema. Quiero trabajar tranquilo este verano».
Luis Gordillo, que en agosto cumplirá 90 años («me he propuesto cumplir los cien», advierte), entró en Marlborough hace tres décadas. «Nos ha sorprendido mucho su cierre y nos ha impresionado a nivel afectivo. Siempre han sido muy generosos y cariñosos. Nos sentíamos queridos y valorados. Era un negocio, pero también un hogar. He estado muy contento trabajando en Marlborough. Me ha afectado, sinceramente. Quizás no han vendido mi obra todo lo que yo hubiera querido, pero mi obra no es fácil de vender». Cree que no hay un espacio mejor donde exponer que en su sede en Madrid: «Era todo un honor». Recuerda a Levai como «un hombre muy activo, un hombre de poder, de mando». Al día siguiente de saber la noticia, ya tenía Gordillo varias ofertas. Seguirá con carlier | gebauer y anuncia que va a trabajar con Prats + Nogueras Blanchard.

Soledad Sevilla, que acaba de ser elegida académica de Bellas Artes, cierra la sede de Madrid con la muestra 'Entre dos horizontes'. Se siente triste y conmocionada. Se enteró de la noticia por la prensa. Lleva unos diez años trabajando con Marlborough, desde que cerró la vecina galería Soledad Lorenzo y conoció a Pierre Levai. Ha hecho con ellos tres exposiciones. «Su cierre es muy mala noticia. Es malo para el arte, para Madrid, para la cultura, para los artistas. Es duro y difícil para nosotros quedarnos fuera. Tengo la sensación de que se cierra un ciclo». Sobre su experiencia en la galería, dice que ha sido «muy positiva. El espacio es fantástico y, para mí, el espacio es importantísimo, porque a partir de él diseño y decido. Y el equipo de la galería es magnífico. Me resulta muy difícil pensar en el futuro. De momento estoy centrada en una retrospectiva en el Reina Sofía, que se inaugurará en septiembre y que supone un gran esfuerzo. Ya veré luego».
Gracias a una beca Fulbright, Francisco Leiro fue a Nueva York. Conocían en Marlborough su trabajo y desde 1989, con apenas 32 años, está en la galería: «Toda una vida. La experiencia ha sido muy positiva. Gracias a Marlborough me quedé a vivir en Nueva York. No puedo estar más que agradecido a Pierre Levai por ello». ¿El cierre fue una sorpresa para usted? «En realidad, no. Intuía que no funcionaba, se veía venir. Pero no sabía cuánto tiempo quedaba ni el motivo exacto del cierre. Durante el Covid, Pierre Levai estuvo hospitalizado y hubo una renovación. A punto estuvieron de vender la marca. Se fueron artistas importantes». Siente mucho no haber podido ir a despedirse del equipo de Madrid, que »es maravilloso«. Sobre cuál será su futuro, comentaba unos días antes del cierre que, de momento, «no pasa nada por mi cabeza. Aún sigo en Marlborough».

En enero de 2025, Blanca Muñoz habría cumplido 22 años en Marlborough, aunque ya antes la incluían en sus exposiciones de verano. «La noticia del cierre fue cuanto menos sorprendente, un shock. Ha sido un privilegio trabajar con esta galería. Siempre he tenido libertad total y ha resultado muy fácil. Nunca hubo problemas. Pierre Levai siempre hacía un hueco para estar con los artistas». Coincide con sus colegas en que no hay mejor espacio en Madrid para exposiciones, especialmente para la escultura en gran formato, como es su caso. Aunque aún no sabe qué pasará en el futuro, confía en que «pase algo. Soy muy afortunada de vivir de esto. La escultura no es fácil».
Marlborough Madrid representaba los legados de dos importantes artistas: Lucio Muñoz y Martín Chirino. Rodrigo Muñoz Avia (hijo de Lucio Muñoz) explica que en 1991 su padre firmó un contrato con Marlborough: «A mi padre le dio paz, muchísima tranquilidad, pues pudo dejar de negociar, lo que le suponía quebraderos de cabeza. Sufrió mucho por los impagos». El contrato se renovó en exclusiva en 1998, tras su muerte. Todas las ventas de Lucio Muñoz se canalizaban a través de Marlborough, era la única que gestionaba su legado en el mercado primario. Tras la muestra inaugural de Bacon en 1992, la segunda exposición en la galería de Madrid fue de Lucio Muñoz. «Solo pudo hacer dos en vida en la sala de Orfila. Mi padre dejó mucha obra, su legado es muy amplio. Sabía que había problemas, pero la sede de Madrid era muy solvente, funcionaba bien, estábamos contentos. Cuenta con un gran equipo humano y había una relación muy fluida». Ahora, dice, toca «cerrar una etapa y asumir un cambio de aires, reciclándonos. Pero preferimos que sea otra galería la que gestione el legado de mi padre en vez de buscar otras fórmulas».
El caso de Martín Chirino es distinto. Jesús Castaño, director de la fundación del artista, comenta que desde 1994 Marlborough no lo representaba en exclusiva. Ahora, el 'estate' Chirino, en manos de su hija, tendrá que decidir qué hacer. «Estamos pensándolo, pero no hay nada decidido», apunta Castaño.

Marlborough fue fundada en Londres en 1946 por Frank Lloyd, un inmigrante judío que había huido de su Austria natal en 1938, y Harry Fischer, un comerciante austríaco de libros raros expatriado. Ambos se conocieron en el ejército. A ellos se unió David Somerset, futuro duque de Beaufort. En 1963 comenzó la internacionalización de Marlborough. A la sede londinense en el exclusivo barrio de Mayfair, se sumó una galería en Nueva York, en Chelsea. En la década de los 70, tenía espacios en Roma, Zúrich, Toronto, Montreal y Tokio, que fueron cerrando. También la de Mónaco, inaugurada en 2000. En 1992 abría sus puertas la galería de Madrid y en 2006 la de Barcelona.
La nómina de artistas que han pasado por Marlborough en estas ocho décadas es impresionante: Francis Bacon, Henry Moore, Lucian Freud, Frank Auerbach, Barbara Hepworth, Paula Rego, Adolph Gottlieb, Philip Guston, Robert Motherwell, David Smith, Clyfford Still, Richard Avedon, Rufino Tamayo, Fernando Botero, Claudio Bravo, Antonio López, Juan Genovés, Manolo Valdés... Además, ha representando legados como los de Franz Kline, Jackson Pollock y Ad Reinhardt.
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