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Hallazgos en Ucrania sitúan la llegada de los primeros humanos a Europa hace 1,4 millones de años

La datación de unas herramientas de piedra sugiere que el continente fue conquistado por oleadas de Este a Oeste

Los 12.000 años que cambiaron para siempre a los humanos 

A la izquierda, fotografía de archivo de la expedición paleolítica en Korolevo en los años 80. A la derecha, una herramienta de piedra hallada en el yacimiento Instituto de Arqueología de la Academia de Ciencias de Ucrania / Roman Garba
Judith de Jorge

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Hace 1,4 millones de años, durante el período interglaciar, el continente europeo era una tierra virgen habitada por animales gigantescos como el mamut, el hipopótamo o el gato dientes de sable. Hasta entonces, ningún grupo humano se había atrevido a hollarlo. Un equipo de la Academia Checa de Ciencias y la Universidad de Aarhus (Dinamarca) ha encontrado en el yacimiento de Korolevo, en Ucrania occidental, la evidencia más antigua de presencia humana en Europa datada con seguridad. Los hallazgos, dados a conocer este miércoles en la revista 'Nature', arrojan luz sobre cómo nuestros ancestros se dispersaron por el continente, un viaje que, según parece, tuvo una dirección: de Este a Oeste.

Los investigadores estudiaron unas herramientas de piedra de estilo Oldowan, la técnica de fabricación más sencilla que se ha encontrado desde en la Garganta de Olduvai (Tanzania, 1,8 millones de años) hasta en la sierra de Atapuerca en Burgos (Gran Dolina, 900.000 años). Los artilugios de Korolevo fueron descubiertos en los años 70 por los trabajadores de una cantera de piedra, pero datarlos resultó muy difícil. Los métodos habituales, como el radiocarbono o la luminiscencia, no son capaces de identificar materiales tan antiguos.

Rayos cósmicos

Los investigadores decidieron entonces aplicar un método innovador de datación mediante nucleidos cosmogénicos, que puede remontarse a 5 millones de años. La explosión de supernovas fuera de nuestro sistema solar lanza rayos cósmicos que acaban impactando en la Tierra. Al reaccionar con los minerales de las rocas y el suelo producen unos isótopos radiactivos que pueden medirse y permiten calcular su antigüedad. De esta forma, los investigadores llegaron a la conclusión de que las herramientas de Korolevo tienen alrededor de 1,4 millones de años. La ocupación humana más antigua de Europa.

Quiénes las fabricaron es un enigma, pero por su antigüedad los autores las atribuyen a Homo erectus, la primera especie humana que caminó completamente erguida y que apareció en África hace unos dos millones de años para después expandirse y llegar antes que nadie a Eurasia.

«Han empleado una técnica específica de datación cuando lo ideal es utilizar varias, porque cada una tiene sus rangos de error, pero el estudio es muy sólido», afirma a este periódico María Martinón, directora del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (Cenieh). A su juicio, resulta «muy interesante, porque hay pocos yacimientos en Europa de ese período y nos ayuda a afinar la historia».

¿Quiénes eran?

Los hallazgos reflejan que la dispersión humana por Europa se produjo de Este a Oeste. En su salida de África, los primeros humanos se dirigieron a Oriente Próximo, donde hay señales de ocupación de hace 2,5 millones de años. La etapa siguiente fue Dmanisi (Georgia), entre el Mar Negro y el Caspio, donde se encontraron cráneos de 1,8 millones de años. Y después, como siguiendo una línea de puntos, aparece la mandíbula de la Sima del Elefante, en Atapuerca ( nivel TE9), datada en unos 1,2 millones de años. «Y dos niveles por debajo de la mandíbula (TE7) encontramos una cara parcial presentada hace dos años. Aún no se ha datado, pero suponemos que es aún más antigua«, señala Martinón.

Precisamente, los hallazgos de la Sima del Elefante podrían ayudar a identificar a los fabricantes de Korolevo, donde no se han encontrado restos humanos fósiles. Por cronología, la cara de Atapuerca podría pertenecer a un Homo erectus, pero recuerda a Homo antecessor, posterior en el tiempo. «¿Son (los de Korolevo) los mismos que los de Atapuerca? A lo mejor sí», dice la paleoantropóloga.

La colonización de latitudes más altas de estos primeros pobladores llegados de Próximo Oriente está ligada a cambios climáticos favorables. «Los primeros humanos no estuvieron todo el tiempo residiendo en Europa, sino que llegaron en oleadas. Los grupos viajaban cuando el clima lo permitía, pero después se extinguían o se iban a refugios climáticos y llegaban otros», explica Martinón.

El estudio muestra el pasado más remoto de Europa pero también tiene implicaciones en su futuro. «Nuestro descubrimiento tiene un gran significado para el pueblo de Ucrania y el lugar que le corresponde entre nosotros en Europa. Esperamos viajar a Kiev (en primavera) para presentar nuestro trabajo en la Academia Nacional de Ciencias de Ucrania y la Universidad Nacional de Kiev», afirma en un correo electrónico John Jansen, del Instituto de Geofísica de la Academia Checa de Ciencias y coautor del estudio.

«Quizás el hallazgo más significativo de Korolevo se deba a su temprana edad, junto con su elevada latitud de 48,2 norte. Este es un hallazgo notable ya que no hay sitios de latitudes altas en esta fecha tan temprana en Europa ni en Asia Oriental. Aunque el período de ocupación del sitio ocurre en un período cálido, la ocupación en esta alta latitud significa que los primeros humanos, como Homo erectus , fueron capaces de hacer frente a una alta variabilidad estacional. La evidencia de Korolevo sugiere que los primeros homínidos eran conductualmente más flexibles en sus adaptaciones de lo que se pensaba anteriormente», afirma Michael Petraglia, Director del Centro Australiano de Investigación para la Evolución Humana en la Universidad de Griffith (Queensland, Australia), y que no ha participado en el estudio.

«En cuanto a las rutas de dispersión, la hipótesis más razonable es que un corredor más hospitalario -como el que atraviesa Asia Menor- tendría más sentido. Pero dada la nueva evidencia, con la presencia de homínidos en el extremo norte, no me sorprendería que futuros trabajos arqueológicos identificaran sitios comparables en rutas aún más al norte, como al norte del Mar Negro», añade el Investigador.

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