Episodios locales
Cien años encadenados... a la Catedral de Sevilla
Las últimas cadenas del perímetro de la Catedral se colocaron hace ahora un siglo: los canónigos se las pidieron a la Junta del Puerto y ésta atendió la solicitud con algunas «inútiles y sin valor»

¿Desde cuándo están las cadenas de la Catedral? La pregunta tiene una respuesta más acá del vago e impreciso «desde tiempos inmemoriales» porque los últimos eslabones se colocaron hace ahora un siglo, entre febrero y marzo de 1925.
El dato se refrescó ... en febrero de 2017 cuando cuatro estudiantes belgas (tres chicos y una chica) hicieron la gamberrada de soltar las cadenas de la puerta del Perdón de sus agarres y se llevaron los 7,5 metros desprendidos. Lo que se consideró en un primer momento un flagrante atentado patrimonial se quedó en un delito de hurto leve, pues el valor de las cadenas no superaba 400 euros.
El que fuera maestro mayor de la Catedral, el arquitecto Alfonso Jiménez, recopiló entonces en sus redes sociales algunas curiosidades sobre las cadenas. Hubo tramos que se repusieron en los años 90 del pasado siglo comprando cadenas de buques en el puerto de Huelva, pero las de las gradas de Alemanes se completaron en 1925.
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El archivo de la Autoridad Portuaria de Sevilla conserva un documento fechado el 15 de enero y firmado por el presidente, José María de Ibarra, y el secretario-contador, señor Lorente, en el que la comisión permanente de la Junta de Obras del Río Guadalquivir y Puerto de Sevilla (como entonces se denominaba el gestor portuario) accedía a la petición del deán de la Catedral con fecha 12 de enero acordando «ceder al Excmo. Cabildo de su digna Presidencia las cadenas inútiles y sin valor para el servicio de estas Obras, en la cantidad suficiente a las necesidades para que se solicitan». Así consta en el libro de actas de la reunión del día 13 de enero.
No todos los eslabones son de esa época tan reciente. De hecho, el cronista Alonso de Morgado fechó en 1396 la colocación de las primeras cien columnas de las 157 actuales que rodean el perímetro de la Catedral con el que el cabildo metropolitano quería marcar su jurisdicción frente al cabildo civil. Esto fue fuente permanente de conflictos entre ambas instituciones, como acredita la denuncia de 1833 contra los alguaciles municipales por violar la inmunidad eclesiástica.
La Catedral tiene documentado un pago en 1510 al herrero Fernando Prieto de 6.048 maravedíes por trece arrobas de cadenas, algo así como 150 kilos. Pero no se cerró de una vez: en el siglo XVIII se avanzó desde San Miguel a la puerta de Campanillas aunque en el último tercio del siglo XIX, el Ayuntamiento porfiaba con el Cabildo catedralicio a cuenta de las columnas y sus cadenas. La tarea no se completó hasta hace un siglo, la misma fecha en que el Ayuntamiento plantó los naranjos de Alemanes.
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