Los bares de Bami denuncian la inseguridad: «Cada día que abrimos perdemos 100 euros»
Los trabajadores de los negocios junto al Virgen del Rocío avisan del deterioro de la convivencia en el barrio, el aumento del vandalismo y los impagos
El Ayuntamiento de Sevilla aparca la erradicación de los 'gorrillas'

La situación para los negocios de la barriada de Bami se ha vuelto insostenible. Desde hace ya bastante tiempo vienen soportando las consecuencias de la inseguridad que se respira en la zona, especialmente los que se sitúan en los alrededores del Hospital ... Virgen del Rocío, aunque de unos meses a esta parte se ha convertido en un auténtico calvario. Cada día se dejan ver por los comercios algunos indigentes que piden limosna a los clientes. También los resquicios de esos gorrillas que hasta no hace demasiados meses pululaban en manada por sus calles y que todavía se mantienen a determinadas horas de la jornada. Incluso algunos familiares de internos en el centro hospitalario que dejan cuentas pendientes o ponen excusas para justificar sus impagos. «Cada día que abrimos el bar perdemos unos 100 euros por todas las consumiciones que no pagan», explica uno de los trabajadores afectados.
La realidad es que estos incidentes se producen casi a diario y que los propietarios de los negocios ya han bajado los brazos en la búsqueda de posibles soluciones. Entre otras cosas, porque ninguna de las medidas que se han aplicado hasta el momento han servido para erradicar esta situación. «Nos ocurre a todos los bares de aquí. Vienen los clientes, consumen, y luego no pagan», aclara este trabajador. Para evitarlo, tienen sus propios mecanismos que van desde pedirles que les dejen el DNI o el teléfono móvil mientras van a buscar el dinero que les hace falta, pues «muchas veces nos dicen que se han dejado la cartera en la habitación del hospital». Pero lo cierto es que no siempre regresan y que en los bares las cuentas pendientes alcanzan cifras más que elevadas. «De momento no ha cerrado ningún negocio, aunque ya estamos cansados de tener que actuar como guardas de seguridad», revela a ABC este empleado.
Sin embargo, el escenario se vuelve todavía más complicado cuando las actuaciones incívicas van acompañadas también de violencia. Esta misma semana, dos mujeres jóvenes protagonizaron un incidente de gravedad en uno de los bares de Bami. «Tiraron todos los platos al suelo para romperlos y destrozaron uno de los muebles», explica un testigo de lo ocurrido. Tal fue la gravedad de la situación que se vieron obligados a llamar a la Policía para que se personara en el local en cuestión. «Tardaron mucho en llegar los agentes, pero al final no les quedó otra que pagarnos la cuenta que nos debían», explica. Eso sí, los destrozos que provocaron en el establecimiento los tendrá que asumir el propietario en primera persona. «Llevo 47 años trabajando en esta zona y esto ha ocurrido siempre», aunque el nivel de desesperación ha superado ya todos los límites permitidos.
Lo ocurrido esta semana es la punta del iceberg de lo que se viene produciendo desde hace bastante tiempo. «El otro día una chica le tiró un vaso a la cara a un camarero», cuenta uno de los trabajadores. Sin embargo, reconoce que esta situación era todavía peor antes de que el Ayuntamiento de Sevilla erradicara a los gorrillas de la zona con la implantación de la zona azul en Bami. «Entonces se veían por aquí hasta peleas a navajazos y pasábamos auténtico miedo cuando nos tocaba el turno de apertura de los bares», reconoce. Eso sí, lamentan que estos incidentes han provocado que algunos clientes prefieren irse a otros locales y que se hayan marchado de la zona, evitando así «las molestias» que sufren desde hace tiempo.
Con todo, reclaman a las administraciones competentes –sin personalizar en ninguna– que pongan algo de orden en el barrio, aunque asumen que poco se puede hacer. «Viene la Policía, ponemos la denuncia y luego no se presentan al juicio o se declaran insolventes», explican. Una situación de desamparo que se ha convertido ya en insoportable y que está poniendo en juego la continuidad de los negocios.
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